lunes, 16 de diciembre de 2013

Cantando decimos adiós

En 1959, cuando llegó Castro, Cuba era un país con ribetes de primer mundo. Tan es así que en la embajada cubana de Roma había doce mil solicitudes de visas de inmigrante. El modelo de Fidel incluyó al menos por un tiempo, es cierto, comida y alfabetismo para todos (y todas). Esos modestos logros ya ni se mantienen. Con un par de guisos por mes, sin leche, sin gasolina ni transportes, ¿cómo estar conforme? ¿Cómo no inquietarse o protestar? En esas condiciones, un gobierno democrático no sobreviviría a la primera elección. Un gobierno autoritario al estilo del rumano Ceausescu, por dar un ejemplo, no duraría mucho más. ¿Qué pasa con Fidel Castro? ¿Por qué no cae? Este artículo tiene por objeto resolver el misterio de la supervivencia en el poder de un dictador dinosáurico que representa para su pueblo toda clase de privaciones, padecimientos y persecuciones.
Veamos la historia desde el principio. En la mañana del 8 de enero de 1959, el joven comandante Fidel Castro hacía su ingreso triunfal en La Habana a bordo del jeep que encabezaba su comitiva, blandiendo su fusil y saludando a la alborozada multitud. Desde ese mismo día, desde su primer minuto en el poder, Castro implementó un régimen totalitario, una estructura de poder monolítica e inapelable. Un sistema donde toda la vida individual, familiar, profesional, cultural se halla regulada, orientada y cautelada por un mecanismo casi impersonal y anónimo donde se han ido concentrando todos los poderes.
¿Qué aspecto de la vida queda fuera del alcance de ese mecanismo opresivo? Ninguno. En esas condiciones, no hay alternativas de cambio, no hay posibilidad de reformar el sistema, no hay forma de abrir una hendija por donde comiencen a circular vientos libres.  Cuba es una vasta isla-cárcel en que los súbditos son prisioneros. No hay escape. No hay apelación posible. El poder del estado sobre las conciencias es total.
En agosto de 1989, el gobierno de Hungría decide abrir la frontera con Austria. Inmediatamente, miles de “turistas” empezaron a pasar. Aquel fue el primer eslabón de toda una serie de sucesos el más importante de los cuales, sin duda, fue la caída del muro de Berlín. El comunismo no se sostendría sin el auxilio de la estructura que lo había impuesto: el Ejército Rojo. Los alemanes del Este, los polacos, los húngaros, los lituanos, los búlgaros, nunca fueron comunistas; así lo demostraron apenas la bota soviética dejó de pisar. Esto es lo que, hasta ahora, no ha pasado en Cuba. En la isla-cárcel del caribe no ha habido ese primer eslabón;  la bota de la opresión totalitaria no ha sido levantada un milímetro. Para que un régimen totalitario caiga, debe empezar gradualmente a dejar de serlo. Debe comenzar por retroceder aunque sea un paso. Debe ceder o perder posiciones de poder.  La paradoja es que por “mejorar,” por ser menos totalitario que antes, el totalitarismo cae. El comunismo no terminó en Rusia con el rígido, tiránico e inapelable Stalin sino con el coherente, prudente y mesurado Gorbachov.
Un sistema democrático es coherente consigo mismo: está diseñado para aprovechar y vivir en libertad. Un sistema totalitario también es coherente consigo mismo: su lógica interna es la opresión. No deja ningún resquicio por donde pueda filtrarse su más grande enemiga: la libertad. Toda alternativa es anulada. Toda voz opositora es acallada. Todo rival es encarcelado o muerto. Cuando un régimen hasta ese momento cerrado abre una hendija, firma propia su sentencia de muerte. La libertad es un dominó: tiene que caer la primera ficha. Una vez que esa primera hendija fue abierta, que ese primer eslabón tuvo lugar, que ese primer paso fue dado, todo lo demás seguirá en orden. O como decía George Orwell, la libertad es poder decir libremente que dos más dos son cuatro. Si eso se concede, todo lo demás se dará por añadidura.
Quizás así podamos comprender por qué nuestro barbado amigo sigue en la palestra después de 55 largos años. Porque aunque Raúl Castro sea “presidente del consejo de estado y de ministros de la república de Cuba” (todo eso), el que dirige la batuta es el otro, como siempre. Fidel vive en una gran mansión de La Habana que nada tiene que envidiarle a las mejores residencias de Hollywood mientras que su pueblo sufre hambre y privaciones. Hasta ahora, en Cuba, no se abrió esa primera hendija, no cayó esa primera ficha de dominó, no se dio ese primer paso, esa chispa para que todo explote. Nuestras abuelas decían que por algo se empieza. Ese “algo” se dio con Gorbachov cuando desató los vientos de cambio en la Unión Soviética y entonces fue fácil predecir el fin de los regímenes comunistas. Más atrás en la historia, se dio con Luis XVI el cual, menos enérgico y tiránico que su antecesor Luis XIV, perdió su cabeza y el poder. No se dio con Fidel Castro. Ni bien percibió un disenso  en el alto mando militar, lo purgó sin escrúpulos ni piedad. No sea cosa que suceda en Cuba lo mismo que en Europa del Este: apenas esos regímenes  aflojaron su control, abrieron la Caja de Pandora de la libertad.
Todo lo cual nos remite a la definición de Montesquieu: así como la democracia se consolida cuando es fiel al principio que la inspira –la virtud cívica de los ciudadanos- el despotismo se consolida cuando es fiel a su propio principio: el terror de los ciudadanos convertidos en súbditos. Cuando un dictador decide serlo un poco menos, ya tiene un pie afuera del poder. Por eso, el día que Castro afloje un poco en su tesitura totalitaria, como dice la sevillana, cantando decimos adiós.

martes, 10 de diciembre de 2013

El principio del fin

Es el principio del fin de la era "kerner." Son los últimos dos años del modelo que significó la consagración del experimento populista en la Argentina. Experimento que comenzó en 1945 cuando el lema era "los dólares no se comen" y que fue el causante de la involución y decadencia de la nación en todos los órdenes. El modelo ha obligado al campo a subsidiar a las ciudades, ha repartido todo tipo de subsidios a los votantes. Los precios de muchos bienes y servicios están controlados y un estado intruso interfiere en la economía, en los ahorros y en todas las actividades lícitas de las personas. El gasto público, por ejemplo, que representaba el 35 por ciento del PBI hace cinco años, asciende ahora al 46 por ciento. Es decir que con el fin de financiar el modelo Kirchner, el gobierno tuvo que asumir el control de las pensiones privadas, donde se concentraban los ahorros internos y las reservas del Banco Central. Y también, más impuestos fueron establecidos sobre los agricultores, que contra viento y marea han seguido siendo visionarios, tecnológicamente avanzados y productivos. La mitad del déficit fiscal del año pasado ha sido financiado con el dinero de las pensiones nacionalizadas y las reservas del Banco Central.
El gobierno intenta frenéticamente evitar la fuga de capitales y la pérdida de reservas, para lo cual instrumenta todo tipo de medidas arbitrarias y claramente inconstitucionales. Así y todo, se encuentran con que es imposible frenar ese drenaje. ¿Por qué? Porque no están dadas las condiciones para dar un marco de estabilidad institucional que favorezca la inversión privada. Por el contrario, hay un clima de imprevisibilidad cuya causa principal es el manejo demagógico del gasto público en los últimos diez años. Y el síntoma más importante de estos manejos desastrosos es utilizar el dólar como ancla. Eso hizo acicatear la demanda, y que la moneda norteamericana se dispare en el mercado paralelo, exacerbando aún más el clima de imprevisibilidad e inseguridad jurídica que se vive a diario en el país.
Pero el verdadero problema no es el dólar sino el aumento del gasto público. Este gasto público, que en los últimos años ha alcanzado niveles demenciales, es la primera causa del desequilibrio y no hay funcionario que se atreva a tomar medidas para corregir ese desfasaje. ¿Quién va a congelar los sueldos de los empleados públicos que se han multiplicado en estos últimos años, aunque su productividad sea casi nula? ¿Quién recortará los subsidios a los empresarios amigos del gobierno?
Otro problema es la consecuencia del déficit financiado con emisión monetaria. En ese sentido, el afán el gobierno de retener los dólares en el país sólo tiene parangón con la ansiedad de la gente de desprenderse del peso: todo aquel que le sobra un peso quiere cambiarlo inmediatamente por billetes verdes. La moneda nacional ha sido pulverizada y, de hecho, podemos afirmar que ya no existe. El financiamiento del déficit con inflación es la marca distintiva de este modelo demagogo, populista y complaciente.
En otro orden de cosas, los robos y saqueos que se registraron en estos días dieron cuenta de la ineficacia oficial en el manejo de una crisis. Hubo saqueos que dejaron muertos y heridos en distintos lugares del país. Sólo en Córdoba, donde comenzaron, hubo dos muertos y varios heridos de bala. La falta de autoridades de todos los niveles en esa provincia fue patética. El gobernador De la Sota ni siquiera estaba en el país, y la gestión pública mostró una falta de reflejos y de capacidad de respuesta que es alarmante.
Como es alarmante la desviación que se está produciendo “en un sistema y una cultura jurídica edificada en más de 140 años,” según expresa el comunicado del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, en repudio a las reformas propuestas al Código Civil promovidas por el oficialismo, las cuales, por ejemplo, reducen las leyes a 3.315, sin que los textos hayan publicados ni analizados. Los abogados advierten que los funcionarios tendrán ventajas para eludir su responsabilidad. Afirman que se rompe el principio de igualdad ante la ley y que se coloca al ciudadano en una situación de indefensión ante el estado. La Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, por su parte, expresó su preocupación “por la forma inusitadamente acelerada” con que se trataron los cambios y sostuvo que “el Poder Ejecutivo presionó al Congreso para lograr la media sanción en el Senado antes de la fecha (hoy) de la próxima renovación de bancas.” Indicó que, sin debate, se introdujeron modificaciones que eximen de responsabilidad civil a funcionarios y que cambian el concepto de persona y de familia. El controvertido proyecto de ley fue votado a las 4:30 de la madrugada, luego de un tedioso debate de 12 horas, cuando el kirchnerismo se quedó en soledad luego de que la oposición se retirara del recinto del Senado, con 39 votos a favor y sólo uno en contra. Una prueba de que las decisiones se toman cuando el ciudadano (en este caso representado por la oposición) está ausente.
Esta es la situación del país al cabo de un régimen que hoy comienza a transitar sus últimos dos años. La justicia sometida, la red de obsecuencia mediática, el deterioro institucional, la desatención en las áreas sociales, la fuga de divisas, la arbitrariedad sin límites, la incompetencia en todos los órdenes y el más absoluto delirio fueron sus características. El kirchnerismo nos deja un país desfigurado, una república sin ciudadanos y una democracia desvalida. No hay política energética, la Argentina se cierra en sí misma, hay una gran indigencia y pobreza, los transportes están colapsados y no hay un rollo de gasa en los hospitales. Los acólitos de este gran proceso son Cuba y Venezuela y sus maravillosas revoluciones (maravillosas para darles la espalda, se entiende).
Es el principio del fin del modelo. Como suele ocurrir cuando un líder está en declive, su influencia comienza a resquebrajarse y empieza a quedarse cada vez más solo. Lo vimos con Alfonsín, que se fue del poder seis meses antes de que terminara su mandato en medio de un país en llamas por la hiperinflación y los saqueos como los que se repitieron ahora. Lo vimos con Fernando De la Rúa y su emblemática partida en helicóptero de la Casa Rosada. ¿Lo veremos con Cristina Kirchner? A propósito, los saqueos y los acuartelamientos de las distintas policías en reclamo de mejoras salariales se extendieron como un reguero de pólvora a Entre Ríos, Chaco, Buenos Aires, La Rioja, Catamarca, Río Negro, San Juan, Tucumán, Neuquén y Santa Fe. ¿Son estos hechos de inusitada gravedad un prolegómeno de sucesos aún más graves en un país que suele tropezar con crisis inesperadas en verano? La respuesta la debe dar el nuevo Congreso que hoy asume sus funciones.

lunes, 2 de diciembre de 2013

El modelo de Sarmiento

Como narra en su libro "Viajes por Europa, África y América 1845-1847 y diario de gastos," Domingo Faustino Sarmiento dedica esos años, enviado por el gobierno de Chile, a estudiar los sistemas educativos más avanzados, a ver los países que él consideraba sus modelos políticos, económicos y sociales. El viajero se encuentra primero con una Europa que lo decepciona, muy lejos del modelo que pregonaría para la Argentina. En el Viejo Continente se encuentra con "millones de campesinos, proletarios y artesanos viles, degradados, indignos de ser contados entre los hombres." Sarmiento vio allí países agobiados por el peso de la nobleza, los ejércitos, la tradición y la iglesia. Éstos seguían cargando su peso histórico sobre las espaldas de las nuevas generaciones.
Todo cambió cuando cruzó el Atlántico y se encontró con unos Estados Unidos rebosantes de espíritu emprendedor, de novedades, de trabajo y de posibilidades de progreso. Aquel era el joven país que trazaba ferrocarriles, que fundaba ciudades, que levantaba industrias. Allí, nuestro Gran Sanjuanino se topó con el capitalismo y la democracia funcionando como lo que son: ruedas de un mismo engranaje, y se fascina con las hilanderías de Lowell, con la represa de Old Croton que llevaba agua por 40 kilómetros hasta las canillas del piso más alto que había en Nueva York: el cuarto. Sarmiento recorre Brooklyn, Washington, Ohio y Montreal, y así adopta ese modelo para el resto de su carrera política, que en 1868 lo llevó a la presidencia de la nación.
En la tradicional Avenida Commonwealth de Boston hay un monumento a Sarmiento. Su ubicación no es casual. Está en el afamado centro histórico y educacional que influyó en la definición del perfil que anhelaba para los países sudamericanos. Sarmiento era admirador de Horace Mann, el gran educador bostoniano a quien entrevistó durante su visita a esa ciudad. Sarmiento había leído textos de Mann mientras estaba en Europa y esas lecturas lo indujeron a visitar Estados Unidos. De esa manera, conoció la exitosa experiencia de Massachusetts en materia de educación. Atribuyó el impresionante desarrollo industrial que encontró en Lowell, “el Birmingham de la industria norteamericana,” a la educación de los trabajadores de ese país, muy superior a la de los trabajadores que había conocido en Inglaterra.
“De todo el mal que de los Estados Unidos han dicho los europeos, de todas las ventajas de que los americanos se jactan y aquellos les disputan o afean con defectos que las contrabalancean, Lowell ha escapado a toda crítica y ha quedado como un modelo y un ejemplo de lo que en la industria puede dar el capital combinado con la elevación moral del obrero. Salarios respectivamente subidos producen allí mejor obra y al mismo precio que las fábricas de Londres, que asesinan a las generaciones,” escribió Sarmiento en “Viajes…” El concepto en este texto es bien claro. Sarmiento sabía la importancia de la educación como factor fundamental para impulsar un crecimiento sostenido a través del tiempo. Adquiere una significación aún mayor si lo vinculamos con otra de sus enunciaciones: “Hay que educar para la necesaria adaptación de los medios de trabajo.”
Sarmiento impulsó un modelo basado en el esfuerzo personal y en un estado educador, moderado y moderador. Lo hizo intelectualmente, desde sus escritos, y en la práctica, a través de su fecunda acción de gobierno. Fue la idea que atrajo al país a esos “campesinos, proletarios y artesanos viles,” nuestros inmigrantes, que llegaban en busca de una vida mejor a cambio de lo único que ellos tenían para ofrecer: esfuerzo y sacrificio. Fue la idea que trajo trabajo, educación, progreso y paz social. Fue la idea gracias a la cual la Argentina llegó a ser, en unas pocas décadas, la séptima economía del mundo y a ocupar un lugar singular y respetable entre las naciones.
En cambio, hoy asistimos a un modelo populista basado en la dádiva política, en el desprecio del esfuerzo, en la propaganda en lugar de la enseñanza, en la inseguridad, y en un sistema judicial delincuencial que nos ha arrojado a uno de los últimos lugares del mundo en índices económicos, culturales y humanos. La sociedad argentina se encuentra hastiada, hacinada y dividida. El estado actual, en lugar de ser educador y controlador penal, es un estado de latrocinio que saquea los bolsillos del que trabaja para entregar unas migajas al ignorante a cambio de su voto. Hoy, deformados culturalmente por la visión populista imperante, los alumnos de las escuelas por él fundadas no le dan a este gran prócer la profunda admiración que todos los argentinos le debemos.
El Padre del Aula dejó una profunda huella en la historia argentina, historia de la que fue un verdadero prócer y visionario. Más que el bronce lo que lo ha inmortalizado, es la pasión que puso para hacer de la educación popular el objetivo de su esforzada lucha. Que su ejemplo sirva para revitalizar nuestro empeño por volver a darle a la educación la importancia que Sarmiento reclamó durante su larga y azarosa vida.

jueves, 14 de noviembre de 2013

China se inclina a las reformas de mercado

Dar un rol “decisivo” al mercado. Esa es la conclusión a la que ha llegado el Partido Comunista Chino durante su reunión de cuatro días que finalizó el martes en Pekín. Esa es la decisión que guiará las acciones del presidente Xi Jinping.
En un comunicado emitido por la agencia oficial Xinhua, al finalizar el XVIII Comité Central del PCC, se anunció, además del giro del mercado a su condición de “decisivo,” que China establecerá un comité de seguridad estatal, mejorando los sistemas y estrategias para garantizar la seguridad nacional. Por otra parte, China perfeccionará la gobernabilidad social y salvaguardará los intereses del pueblo, al igual que su bienestar general.
Para entender bien el proceso chino, hay que remontarse a la gira de 1992 del entonces presidente Deng Xiaoping durante su viaje a Cantón, en el sur del país, en el que destacó la importancia de seguir profundizando la reforma y la apertura con una mentalidad más emancipada para que, meses más tarde, el PCC plantease el concepto de “economía socialista de mercado” que marcó el cambio de la economía de planificación a la de mercado en el gigante asiático. Eso significó el desmonte de una enorme cantidad de empresas estatales.
No quedó claro qué sucederá con la cuestión de la tierra. Antes del plenario se rumoreó que se permitiría a los habitantes del interior que residen en las ciudades habilitarlos para comprar viviendas y automotores. Se apuntaría a dos objetivos: aumentar el consumo, también en el interior y promover el incremento de la mano de obra barata en las ciudades.
Otro punto importante es la apertura de un porcentaje superior de los capitales privados en el fuerte universo de grandes empresas estatales. El primer ministro Li Keqiang ha insistido este año en que inversionistas privados deberían entrar en el “monopolio administrativo” que rige en sectores como telecomunicaciones e incluso de la atención sanitaria.
El péndulo de la historia inicia su retorno a la idea de gobierno limitado donde la iniciativa privada es la piedra angular de la economía. Transportes, comunicaciones, electricidad, agua corriente, petróleo y gas son servicios privados; mientras que el estado debe ocuparse de sus cuestiones administrativas, resolviendo pleitos, proporcionando seguridad, garantizando que cada cual respete los derechos civiles, comerciales, individuales de todos; dando créditos para estudios superiores. Los sectores menos favorecidos deben ser la preocupación central del estado quien no debe dar nada gratis a nadie sino a crédito, ya que los pobres tienen dignidad y sólo necesitan tiempo para retribuir la ayuda que reciben. En otras palabras, hay que enseñar a pescar, no dar un pescado. Por lo menos, así parecen comprenderlo en el país más poblado del mundo, que ya es la máxima economía mundial después de los Estados Unidos, y que parece tener un rol cada vez más preponderante en el siglo XXI.
En los 70 años de su nefasta existencia, el comunismo no fue capaz de producir una docena de huevos en tiempo y forma y por eso es que desapareció de la faz de la Tierra. Hace ya varios años, muchos más de los que realmente importan, Fidel Castro dijo que Cuba se hundiría en el fondo del mar antes que abandonar los principios del marxismo-leninismo. Nos preguntamos, asombrados, cuál es la diferencia.

viernes, 1 de noviembre de 2013

La historia los juzgará, señores jueces

A medida que las elecciones parlamentarias se acercaban, se vislumbraba la paliza que recibiría el oficialismo a lo largo y a lo ancho del país. Y, en efecto, los cinco principales distritos le fueron adversos. Sin embargo, su capacidad para causar desmanes sigue dando de qué hablar.
El fallo de la Corte que legitimó la ley de medios es una muestra de cuán difícil es acabar con un mal hábito. Los señores jueces son indiferentes al hecho de que el 67 por ciento del electorado no acompaña el presente proyecto político. Los números y las urnas no mienten, y el modesto 33 por ciento de los votos, si bien levemente superior al 26 por ciento de las PASO, reflejan un ciclo terminado, una ideología y un modelo a la cual esta corte se obstina en aferrarse sin razón. Como un fumador empedernido, la Corte sigue adicta al veneno político que la encadena: el kirchnerismo.
El gobierno iniciado en 2003 ha demostrado acabadamente su voluntad de avasallar la prensa y acallar críticas. Montó además un enorme aparato de medios adictos financiado con fondos fiscales a través de la publicidad oficial que cumple las funciones de un aparato de propaganda como el de los estados totalitarios. La buena noticia en este aspecto es que no los lee, ni los ve, ni los oye nadie. Son peores que malos: son inocuos.
Y el grupo Clarín, que rompió su alianza con el gobierno, mereció por eso todo tipo de persecuciones. La ley de medios tiene como motivo central el descuartizamiento de ese grupo mediático, como una forma de avanzar sobre toda voz que no responda al relato.  
La persecución a las voces no adictas nunca se aplicará, en cambio, a los empresarios amigos que fueron quedándose con todas las radios, canales de TV y medios gráficos disponibles. Pero ya que nadie los oye, lo único que quedaba era destruir a la prensa desafecta. Esas fueron las condiciones en que se gestó la controvertida ley de medios ¿Cuáles pueden ser sus efectos? Instaurar un monopolio comunicacional. Buscar hegemonía a todo nivel. Lograr omnipresencia. Apuntalar la red de complacencia mediática del gobierno que en todo momento le rinde pleitesía a la vez que distorsiona los informes, las estadísticas y los hechos mismos a su favor. Todo con el aval de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, último bastión de la justicia independiente.
Esta justicia independiente es el último y verdadero recurso que tenemos los ciudadanos para asegurar la estabilidad institucional en el tiempo. Cuando la justicia se compromete con el poder de turno está en juego la continuidad misma de la república, porque la política y el poder pasan a tener más peso que las instituciones republicanas en sí mismas. La república deja de ser tal para convertirse en cualquier cosa. Por eso es lamentable comprobar que nuestra justicia se encuentra sometida al poder central.
Este fallo de la corte nos aleja de la posibilidad de restaurar las instituciones y nos muestra cuán difícil es la tarea que tenemos por delante. Como un malicioso virus que se instala en una computadora y es tan difícil de desinstalar, la Argentina tiene pendiente la misión de desisntalar este régimen nefasto y atroz que la está hundiendo. Si a eso le sumamos la oposición que sigue sin aprender las lecciones de la atomización, la tarea es más dura todavía.
En 1989, cuando los rumanos salieron a la calle y Ceausescu dio la orden de reprimir, el ejército se interpuso entre ellos y la Securitate, la guardia pretoriana del dictador. Y el resto es historia.
En la Argentina, la Corte tenía una oportunidad: interponerse entre la Securitate kirchnerista y nosotros. No lo hicieron. No nos defendieron. Dejaron que el poder nos avasalle.
¿Por qué no se interpusieron entre el poder y el pueblo? ¿Por qué no nos defendieron?
La historia los juzgará, señores jueces.
Tarde o temprano, tendrán que dar explicaciones.

martes, 22 de octubre de 2013

Elecciones: lo que está en juego

A pocos días de las elecciones legislativas en Argentina, crecen las expectativas sobre si lo que se verá en las urnas será la rectificación de la política de un modelo agotado. El kirchnerismo se juega su continuidad, y sus probabilidades son francamente negativas. La tendencia que venía marcándose desde el 11 de agosto en las PASO se sigue profundizando. Los pronósticos para los cinco principales distritos electorales del país son de derrota y la esperanza oficialista es sólo achicar distancias. El oficialismo no logra remontar el magro resultado de agosto, y la cirugía de cráneo a la que fue sometida Cristina Kirchner, definitivamente no sería un factor que consiga más votos a su favor. Podemos decir que quienes especulaban con el "efecto compasión" estaban equivocados.
Hay un drenaje de votos hacia fuerzas políticas de las más diversas extracciones. En Santa Fe, Hermes Binner ostenta una holgada ventaja de un 45% y lleva 20 puntos de diferencia sobre el segundo, el macrista Miguel del Sel, quien a su vez supera por 3 ó 4 puntos al representante del kirchnerismo Jorge Obeid. Su correligionaria en Córdoba, Carolina Scotto, sólo podría aspirar a un modesto tercer lugar detrás de Héctor Baldassi y Juan Schiaretti. En Mendoza, Julio Cobos llega al 50% y casi duplica al candidato del oficialismo. En Capital Federal, Gabriela Michetti, Miquetti, Migueletti o Peleretti (no sé cómo se pronuncia) llega cómodamente a una banca del senado, mientras que Pino Solanas cuenta con muy serias posibilidades de dejar a Daniel Filmus en el camino. En tercer lugar se perfila Juan Cabandié, quien luego del escándalo de la multa no puede aspirar a mucho. Este es el panorama según todas las encuestas.
Además, la salud de la presidenta da lugar a todo tipo de conjeturas. Una de ellas es que sus problemas se agravan y, sometida a un serio nivel de estrés, decide dimitir. En ese caso, lo más sensato que podemos hacer los argentinos es prenderle una vela a todos los santos, ya que la Casa Rosada queda en manos de un funcionario tan impopular como incompetente y que, además, es un pésimo guitarrista.
Otra posibilidad es que Cristina llega al final de su período presidencial sin mayores variantes de las que hemos visto hasta ahora: la economía sigue en la cuerda floja, la inflación sigue sin dar tregua, el deterioro institucional que hay a todo nivel se sigue agravando y la consabida runfla de alcahuetes mediáticos sigue cantando loas a un régimen que ya transita sus últimos tramos.
En cualquier caso, la paliza que ya se vislumbra para el domingo obligará sin duda al gobierno a revisar los términos con los que se maneja. Quedarán muy en tela de juicio el cepo cambiario y la actitud de persistir en la falta de diálogo político.
La Argentina tiene un sistema hiperpresidencialista y bajo esas condiciones, los factores médicos y psicológicos pesan tanto como los políticos. Eso no es propio de un país serio. Pero el gobierno de los “kerner” se ha empecinado en mantener esas características de gestión que todo lo que han conseguido es darle al país una imagen de republiqueta bananera y, así, aislarnos del mundo. Estamos a dos pasos de ser Venezuela, y a tres de ser Cuba.
La continuidad en el poder supone un desgaste que es imposible de disimular. En el caso del kirchnerismo, asistimos a un modelo agotado luego de una década en los que los actuales operadores dan sobradas muestras de ese desgaste. El discurso oficialista debe tomar nota de eso y ceder su espacio a nuevas y renovadoras propuestas que circulen como vientos de cambio en el bastardeado espectro político nacional. Desde mi lugar como ciudadano, propongo buscar políticas más orientadas a la libertad de los mercados.

lunes, 7 de octubre de 2013

La salud de Cristina

Basta leer los titulares de los diarios para comprender la sensación que se percibe por el estado de salud de la presidente. Las palabras más empleadas son "ocultamiento, misterio, duda, incertidumbre, suspicacia." Una de las marcas distintivas del kirchnerismo es que las decisiones se toman a espaldas del ciudadano y esta no es la excepción. Hay una nube de sospechas que rodean a Cristina Kirchner en las presentes instancias. Recién el sábado a la noche los médicos de Olivos dieron a conocer que la presidenta sufrió un golpe en el cráneo el 12 de agosto como resultado de una caída, pero desde entonces hasta ahora, ella se ha mostrado sumamente activa realizando varios actos, entrevistas, videoconferencias y viajes. En el día de la fecha se informó que debe ser intervenida quirúrgicamente. Según el comunicado médico oficial, la presidenta será sometida a la operación mañana martes para la evacuación del hematoma cerebral que padece.
En este contexto, asume temporalmente la presidencia de la nación Amado Boudou, uno de los funcionarios más cuestionados del régimen. Boudou afronta varias causas judiciales que lo vinculan con hechos de malversación de fondos públicos y enriquecimiento ilícito. El inexplicable aumento de su patrimonio y las causas asociadas a su posible gestión en la quiebra de Ciccone son solamente algunos de los factores que lo descalifican como funcionario probo en un momento en que la imagen del oficialismo se encuentra muy dañada por el grave deterioro institucional, la economía que va en caída libre y la destrucción de la moneda nacional gracias a la implacable inflación. Boudou se hace cargo del poder ejecutivo en un contexto de gran incertidumbre y en medio de un fuerte hermetismo oficial.
Y en este contexto de dudas e incertidumbre, las preguntas son, ¿por qué Cristina sufre esas caídas? ¿Por qué recién estos días se informa de algo que sucedió el 12 de agosto? ¿Cómo se vincula el hematoma que le detectaron con el malestar circulatorio que la llevó a la Fundación Favaloro? ¿Cuál es la situación emocional de una persona sometida a tanto estrés? ¿Está esa persona en condiciones de seguir sosteniendo la primera magistratura del país? ¿No es hora que renuncie?
La salud del presidente es un asunto de estado. Ocultar la fragilidad del que manda es una estrategia para no perder el poder. Se retacea información. Se especula con lograr la empatía del electorado. El impacto electoral para el 27 es una cuestión que a los opositores les interesa resolver. En octubre de 2010, Néstor Kirchner muere y Cristina entra de lleno en el poder. Hoy la situación es totalmente distinta: ella se retira y el poder queda honestamente vacío, porque nadie confía que el licenciado-guitarrista que ahora ocupa el sillón de Rivadavia pueda llevar la nave a buen puerto. Al gobierno le interesa demostrar que los problemas de salud de la presidenta no son una metáfora de su estrepitoso declive que comenzó con las PASO, pero que en realidad se venía percibiendo desde las históricas marchas del año pasado y del actual, aunque eso, naturalmente, lo dirá el 27 de octubre.

martes, 1 de octubre de 2013

Las expectativas para el 27 de octubre

A medida que se acerca la fecha de los comicios para renovar el congreso nacional, las expectativas crecen. ¿Qué posibilidades hay para el día 27? ¿Se consolidará la tendencia marcada por las PASO? ¿Hacia dónde se dirige el país en ese contexto? Pese a que el oficialismo insiste en que ha sido la fuerza más votada en términos absolutos, lo que ha resultado en la práctica es que su modesto 26% marca el desencuentro de la población con el régimen.
La fragmentación del electorado es espectacular. Así, podemos constatar una segmentación del mismo en tres grandes fracciones. La primera corresponde al oficialismo, que obtuvo un buen resultado en algunas provincias del norte del país y en la provincia de Buenos Aires, pese a haber sido derrotado por el Frente Renovador, nuevo emergente de la política argentina con Sergio Massa a la cabeza, una figura que promete dar que hablar de acá a 2015. La segunda porción la integra un mosaico de agrupaciones que van del centro a la izquierda, con dos columnas principales: el radicalismo y el socialismo. Con buenas actuaciones en Mendoza y Santa Fe, el socialismo representado por Hermes Binner se atribuye ser la segunda fuerza a nivel nacional. En tercer lugar, podemos ubicar al peronismo federal y disidente, a poca distancia del segundo. Finalmente, el PRO, con una cosecha a nivel nacional que parece impedirle, por ahora, proyectarse como actor relevante en la escena grande.
No hay un ganador claro a nivel nacional. ¿Es posible pensar en una articulación de gobierno que supere las meras instancias electorales? Chile y Uruguay pueden ser un ejemplo. La Concertación y el Frente Amplio son alianzas que, con defectos y virtudes, han podido dotar de eficacia a la administración de sus respectivos países. En la Argentina, esa incógnita no tiene todavía una respuesta, pero el problema es que cada vez hay menos margen y urge encontrar dicha respuesta. La corrupción, la economía en caída libre y el manejo arbitrario de la cosa pública siguen cobrando cuentas y cada día importa.
La peor herencia del kirchnerismo es haber instalado la violencia en la sociedad. Violencia que se vive a diario tanto en las palabras como en los hechos. Cristina no deja pasar un día sin atacar al periodismo. Las recientes tomas de colegios secundarios en la Capital Federal aprobadas por “asambleas” de padres que no superaban el centenar de integrantes, y los graves destrozos cometidos contra la parroquia de San Ignacio de Loyola dan cuenta de una sociedad hacinada, hastiada y dividida.
Por lo tanto, es importante que se dejen de lado intereses individuales para ponerlo todo al servicio del conjunto. Lo que está en juego es demasiado importante como para que los políticos pierdan tiempo en discusiones mezquinas y superficiales. Se trata, nada menos, que de salvar la república. Alguien tiene que ceder. Uno de los más profundos debates de estos diez años de kirchnerismo radicó en la manera en que debía ejercerse el poder. Esa querella generó un enorme nivel de confrontación que traspasó toda la gestión del oficialismo. Fuimos testigos de un modelo populista basado en la concentración de poder que generó lógicas resistencias. En ese contexto, el resultado de agosto, de ratificarse el próximo domingo 27, parece haber evitado aquello que le faltaba a ese esquema para perdurar: la reforma constitucional y la reelección presidencial. Obturado ese camino, se abre la transición hacia un cambio de personas en el gobierno siguiendo los principios republicanos de perioricidad de mandatos. Descreemos del modelo verticalista y autoritario que se nos proponía desde la cultura política kirchnerista. Queremos volver, en letra y en espíritu, al modelo de vida cívica y republicana que nos indica la constitución nacional.
La política siempre es más fácil para quien está en el poder. La increíble ventaja que confiere manejar los recursos del estado representa una situación terriblemente despareja para cualquier candidato opositor por fuerte que sea. Por eso, resulta imperativo que fuerzas organizadas se erijan como la alternativa opositora que tanto anhela una ciudadanía argentina ávida de propuestas plausibles para ser llevadas a la práctica en acciones de gobierno.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Venezuela se hunde en el caos

A poco más de seis meses de la muerte de Hugo Chávez, Venezuela es "un verdadero desastre, un verdadero caos," según declara el escritor y Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
"Es un país donde en vez de avanzar se retrocede; tiene la inflación más alta de América Latina," afirma, y agrega que en este país abunda "la demagogia, la corrupción y la violencia."
Vargas Llosa está satisfecho con la situación actual del Perú y dice que desde que cayó el gobierno de Fujimori en 2000, su país "ha estado en muy buen pie," aunque "problemas siempre existen."
El Perú "ha crecido económicamente, ha habido elecciones libres, las instituciones democráticas han funcionado" y hay una política económica que "cuenta con unos consensos que no había en el pasado y que ha traído mucho desarrollo económico."
Esta situación se repite "en muchos países de América Latina, que están mucho mejor que en el pasado, sin ninguna duda," asevera el autor de "El héroe discreto," su última novela.
Hay "excepciones negativas" y una de ellas es Venezuela, opina. "El caso de Venezuela es más bien trágico."
Lo que lleva al escritor a pensar así es su temor a que el actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, continúe con "esa idea mesiánica" que tuvo su antecesor, Chávez, de que Venezuela se convierta "nuevamente en el faro, en el ejemplo" para otros países.
"Creo que Venezuela es más bien la excepción a la regla. Hoy en día hay muchos más países en América Latina en los que la democracia se va enraizando con unas políticas económicas modernas que están trayendo desarrollo, progreso", señala.
¿Cuál es la situación económica de Venezuela? Veamos.
"Todos los días aumentan los precios,” afirma, apenado, José González, gerente de una ferretería en Puerto La Cruz, en el estado de Anzoátegui donde, además, no hay productos esenciales como hierros para la construcción o cemento. Esos productos están regulados y escasean desde que el gobierno expropió las empresas que los fabricaban, entre ellas, la argentina Techint. González dice que a veces se consigue lo que falta, pero clandestinamente y a precios exorbitantes. El "exprópiese" de Chávez llevado hasta las últimas consecuencias.
Igual situación viven los supermercados y farmacias. Las medicinas y los productos de la canasta alimentaria están regulados y escasean porque el gobierno debe importarlos, como ocurre con el papel higiénico. Los que no están regulados, como verduras y frutas, se consiguen en el mercado, pero a precios que desbordan incluso la enorme tasa de inflación del país.
En los últimos doce meses, la inflación llegó a 45,4%. En agosto trepó a 3%, el mayor índice de toda la era bolivariana, equivalente a lo que la mayoría de sus vecinos acumulan en un año. Es el país con más inflación después de Siria. Y el primero en la región seguido por Argentina. La ventaja es que Nelson Merentes, el ministro de economía vernáculo, no se quiere ir.
“Podemos afirmar que el país está en el umbral de la hiperinflación,” dice el prestigioso economista Alexander Guerrero, un duro crítico del gobierno de Nicolás Maduro. Si se discrimina la canasta completa de precios, los alimentos muestran una suba espectacular de 62,5% en los últimos 12 meses, con una carencia aguda de productos de primera necesidad. El problema adicional es el mercado negro: hay 400% de sobreprecio en algunos productos que se venden en la calle. Para intentar aliviar la presión, el gobierno anunció un acuerdo comercial con Colombia para la compra de alimentos por 600 millones de dólares. El mismo esquema que siguió Hugo Chávez para reducir el impacto del costo de vida y garantizarse la victoria en las elecciones de octubre pasado. El problema es que ese plan generó un rojo fiscal de dos cifras y aumentó la deuda nacional.
En esa espiral, el dólar paralelo, ilegal tanto aquí como en Argentina, cotiza a 42 bolívares por unidad contra 6,3 bolívares de la paridad oficial. Los economistas afirman que la inflación se debe a un conjunto de causas: falta de inversión, los gastos electorales, la escalada del dólar, expropiaciones y la dependencia de importaciones que agotan las divisas oficiales.
“La hiperinflación en Venezuela es de hecho un peligro real,” lo advertía en junio el economista y profesor de la Universidad de Yale, Ed Dolan. “Podemos ver los primeros signos de todas las vías de retroalimentación que provocan la hiperinflación,” añade en un artículo distribuido por Roubini Global Economics. Para el economista Orlando Ochoa, la crisis es aún más grave.
“La realidad es que estamos ante una crisis cambiaria más compleja, originada por excesos fiscales que comprometieron a la petrolera PDVSA, creando crisis en esta empresa y restringiendo el suministro de divisas al Banco Central; luego, sin escrúpulos, se recurrió al financiamiento monetario del déficit fiscal y de PDVSA, violando los artículos (318 y 320) de la Constitución."
“El impacto de la devaluación del bolívar de febrero sobre los precios, cuando la moneda venezolana se ajustó poco más de 30% a su valor actual, la falta de divisas y la rápida depreciación del bolívar en los mercados no oficiales, elevó agudamente la expectativa sobre el costo de reposición de mercancías importadas. Los precios se han disparado de tal manera, en bienes importados o nacionales con componentes importados, que el poder de compra del venezolano cae rápidamente," explica.
La escasez y el desabastecimiento son moneda corriente. La gente se mata -literalmente- por un rollo de papel higiénico o una botella de aceite. El mes pasado, en una tienda estatal Bicentenario del estado de Falcón, un hombre de 52 años murió asfixiado.
Se armó un tumulto de gente que luchaba por conseguir una botella de aceite de cocina, un bien preciado como una joya. Nadie vio a este hombre en medio del tumulto, y murió.
Una vida humana por una botella de aceite. Así es el modelo nacional y popular. Tome nota, señora Cristina.

sábado, 14 de septiembre de 2013

El dilema de Siria

¿Es correcto que Estados Unidos asuma el papel de gendarme del mundo? Ese es el tema de debate que la crisis de Siria ha vuelto a poner sobre el tapete. En cualquiera de sus numerosas intervenciones foráneas, la cuestión era si la nación tomada como objetivo era estratégica para los intereses vitales norteamericanos. En el caso de Siria, la propuesta del presidente ruso Vladimir Putin de examinar el arsenal de Al -Assad, pone por lo menos una presión sobre el régimen sirio y a la vez pone limitaciones objetivas a Estados Unidos para que se involucre nuevamente en una guerra, luego del desgaste bélico que supuso la intervención de Afganistán e Irak. En su carta publicada en The New York Times, Putin señala que es “alarmante que la intervención militar en conflictos extranjeros se haya convertido en un lugar común para los Estados Unidos.” De hecho, una hipotética intervención en Siria no está bien vista por el pueblo norteamericano según indican todas las encuestas: la última publicada por el Washington Post y la cadena CBS señala que el 59% de los ciudadanos está en contra de un ataque y que sólo el 29% lo apoyaría. Más aún: tanto como el 75% de los militares se oponen. Putin agrega que “el uso de la fuerza sólo está permitido actualmente bajo la ley internacional en defensa propia o por una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU.”
Más allá de sus buenas intenciones, el mandatario ruso no parece presentar una alternativa plausible. Siria está padeciendo una guerra civil que ya lleva dos años y medio que ha causado al menos 110.000 muertos, dos millones de refugiados y cuatro millones y medio de desplazados internos. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon asegura que el régimen de Assad ha cometido “muchos crímenes contra la humanidad” y que espera que las investigaciones de los inspectores confirmen un ataque con armas químicas. “Creo que el informe será un informe abrumador de que se usaron armas químicas,” expresó. Por su parte, la organización Human Rights Watch presentó documentación sobre la matanza de 248 civiles perpetrada por el ejército sirio en los pueblos de Bayda y Banias en mayo pasado. En Bayda, "los soldados entraron en las casas, separaron a los hombres de las mujeres, reunieron a los hombres de cada barrio en un solo lugar y los ejecutaron disparando a quemarropa ." La mencionada  organización afirma tener "información documentada sobre la ejecución de al menos 23 mujeres y 14 niños, algunos de ellos bebés," y que hay testigos que vieron a las fuerzas favorables al régimen quemar decenas de cadáveres y luego saquear e incendiar casas. “En Banias fueron ejecutados 26 miembros de una misma familia, nueve hombres, tres mujeres y 14 niños,” dicen los reportes.
Estos hechos aberrantes dan cuenta de la grave situación que se vive en Siria y plantean el dilema: ¿Qué hacer? ¿Cruzarse de brazos y seguir mirando con la parsimonia de espectadores de un circo romano cómo este país se sigue desangrando? Cuando el mundo asiste a la tragedia de flagrantes violaciones a la dignidad humana, hay un interés que se impone sobre toda otra consideración y nos urge encontrar una solución. Y ponerla en práctica.
Ya una vez Occidente miró para otro lado cuando los tanques rusos aplastaron Hungría y Checoslovaquia sin el menor pudor. En ese caso la actitud fue apaciguar a los invasores rusos, ya que la idea era evitar todo motivo que pudiera provocar a éstos a seguir cometiendo más ataques. Pero esta actitud de apaciguamiento y retroceso siempre tiene un efecto inverso al deseado. Al ver que nadie reacciona, el enemigo se convencerá de que nadie le hará frente; y así, creyéndose dueño del campo, se sentirá incentivado a seguir golpeando. Apaciguar al enemigo que se expande es incitarlo a seguir atacando. Si la inacción y pasividad del mundo le hacen ver a Assad que nadie le hace frente, se sentirá inmune para seguir cometiendo toda clase de desmanes.
“No me gusta la idea de un ataque armado, no sé dónde está Siria ni por qué quieren lanzar bombas, pero en la guerra todo el mundo pierde, no hay guerras humanitarias”, dice una mujer frente a las cámaras de televisión. Más allá de sus pobres conocimientos de geografía, injustificables desde todo punto de vista, estamos de acuerdo con que no queremos un ataque armado. No queremos que nadie ataque a nadie. Nadie quiere la guerra. Todos queremos la paz. Pero la diferencia es que a veces hay que elegir. Siria no es una democracia de sólidas instituciones republicanas. Es un lugar de gran violencia donde se está jugando el futuro del mundo. Es necesario, entonces, que el mundo sepa qué hacer ante los asesinatos de Al-Assad. La actitud de apaciguamiento no es la respuesta. Por el contrario, Occidente debe ponerse a la altura de sus atemporales principios y valores y tomar la determinación de poner límites a esta locura. Franklin Roosevelt dijo una vez: “Nuestra determinación como nación de mantenernos fuera de las guerras y de los enredos en el extranjero no nos puede impedir sentir una profunda preocupación cuando se desafían los ideales y los principios que valoramos.”
Estos ideales están en juego en Siria. Si Estados Unidos debe erigirse como el gendarme del mundo es una cuestión que todavía debe resolverse, pero con una actitud firme y decidida se puede evitar que más hombres inocentes, mujeres y niños mueran envenenados con gases tóxicos a manos de un régimen despótico y demencial.

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Qué culpa tiene el Sargento García?

Henry Calvin era el actor que representaba al "Sargento García" en la inolvidable serie televisiva El Zorro. En julio de 1973, en ocasión de una visita a la Argentina junto con su ex-compañero Guy Williams, fue ovacionado por la multitud de niños y adultos, familias enteras, que lo aguardaban en el aeropuerto de Ezeiza, ya que este personaje siempre fue muy querido en nuestro país.
Por ese motivo, resulta particularmente irritante que una agrupación de adictos al gobierno kirchnerista (de cuyo nombre no quiero acordarme) utilice su imagen para desprestigiar a un periodista que está llevando a cabo investigaciones de corrupción que salpican a la actual administración. El panfleto circula por Internet y contiene un fotometraje que lo representa como el sargento de la serie, y acompaña recientes declaraciones de dicha agrupación en las que se afirma que este periodista desea "que le vaya mal al país" y que es "amigo y vocero de los fondos buitres."
Una vez más, vemos a un gobierno empecinado en aferrarse a su visión histérica y paranoica de que el periodismo independiente es una conspiración en su contra. El gobierno de la década ganada insiste en atribuir todos los males bajo el sol a inicuas conspiraciones corporativas, siempre certeras e infalibles, por medio de las cuales se exacerba la división con su ingrato pueblo. El pueblo, lejos de agradecer el crecimiento de los últimos diez años, se forma opiniones negativas. Lejos de agradecer el crecimiento de la inflación, de la inseguridad, de la marginalidad, de la malversación de fondos, del cepo cambiario y del deterioro institucional, el pueblo sólo exige soluciones a estos factores, y miran televisión y se informan, y hasta tienen la desfachatez de ir al kiosko a comprar el diario Clarín.
El periodismo no crea los hechos. Los investiga, analiza, informa y critica. Si esa investigación, análisis, información o crítica es desfavorable al gobierno, el ciudadano se forma una opinión. Si esa opinión, al convertirse en el voto que se deposita en las urnas resulta políticamente letal para el régimen de turno, es porque el periodismo, al margen de los errores que pudo cometer, ha sabido transmitir la realidad. El reportero, como su nombre lo indica, reporta lo que sucede, y eso significa que estaba haciendo bien su trabajo.
El país vive una realidad que ya es imposible de ocultar, tergiversar o distorsionar. A las irregularidades mencionadas debemos agregar la persecución a opositores empleando recursos del estado, el avasallamiento de la justicia, el empeño por encubrir a altos funcionarios sospechados de actos corruptos y criminales, las inundaciones y tragedias ferroviarias causadas por desvíos de fondos destinados a obras de infraestructura, la desatención a jubilados, y sigue un largo etcétera.
Por eso, es necesario reflejar y difundir fielmente la realidad. Es necesario que los profesionales del periodismo se muevan cómodamente para hacerlo. Pero para eso es imprescindible nuestra opción de elegir en libertad. Somos nosotros quienes hemos de decidir en qué medio o periodista vamos a confiar para ejercer nuestro derecho a estar bien informados. Luego, pretender que un gobierno haga esa elección por nosotros es una ofensa a nuestra inteligencia.
Tal vez el gobierno haría mejor en tratar de resolver nuestros problemas. Tal vez el gobierno debería abandonar la guerra santa contra las corporaciones y el diario Clarín. Tal vez lo mejor sería que en estos dos años que le queda al kirchnerismo en el poder, no le vuelva el rostro a los hechos que la prensa refleja y difunde. El relato de los medios oficialistas, que más que relato es puro cuento, no tiene la menor vinculación con la realidad. Ese es otro factor que el ciudadano percibe, y ante el cual también se irrita.
Tal vez, entonces, el gobierno haría bien en asumir su responsabilidad por sus errores de gestión, por los graves hechos que aquejan al país. El periodismo no fragua la realidad: sólo la refleja.
Por el contrario, es la nube de complacencia periodística del oficialismo la que burdamente pretende instalar su cuento.          

lunes, 2 de septiembre de 2013

El golpe del knock-out

En el box, cuando el adversario vacila, no hay que darle oportunidad a que se recupere. Hay que terminar de darle con todo para cumplir el objetivo: acabar la pelea de manera victoriosa. Es setiembre, y más que nunca el kirchnerismo está contra las cuerdas, y de hecho, podemos afirmar que ya perdió la pelea por puntos. La imagen del oficialismo se encuentra muy deteriorada y va a ser muy difícil, hasta imposible, que se recupere. Los avatares de todo tipo que viene sufriendo a diario le están haciendo la vida imposible y ya todo habla del fin.
Tomemos, por ejemplo, las recientes modificaciones en el impuesto a las ganancias a los trabajadores asalariados. Fue una decisión que nos tomó a todos por sorpresa ya que dio cuenta de una notable rectificación del rumbo oficial, más aún cuando fue luego de las PASO, como si se hubieran tomado el tiempo de asimilar la derrota sufrida ese día en las urnas. Muchos se preguntan si se hubiera tomado esa medida de haber sido otro el resultado de las elecciones. El gesto de levantar el mínimo no imponible exhibe a un grupo gobernante agobiado por las circunstancias, que finalmente parece comprender que no debe albergar ninguna esperanza de continuar en el poder. Se acelera el proceso de un kirchnerismo en fuga. La tan mentada "Cristina eterna" queda archivada en el armario de los sueños y una reforma constitucional es tan factible como que resuciten los dinosaurios.
Más aún, la reforma tributaria añade peso a los rivales. Las encuestas que se han conocido tras las PASO revelan un acrecentamiento de la popularidad de Sergio Massa y es una tendencia que se profundiza todavía más ahora. El gobierno admite de manera implícita que estaba equivocado y que, por lo tanto, es hora de que el país mire hacia otro lado. Por lo menos, hay un 74% del electorado que ya pide otra cosa. Este proceso no hará más que profundizarse hasta el 27 de octubre. Y si le sumamos la economía que se sigue resquebrajando, el deterioro institucional a todo nivel que se sigue agudizando y las denuncias de corrupción que siguen estando a la orden del día, el resultado es que los argentinos estamos muy cerca de dar la vuelta de página del actual régimen. ¿Qué cuenta el gobierno para sí en estos momentos tan cruciales? Nada, excepto la runfla de alcahuetes mediáticos que le sigue rindiendo pleitesía mantenidos con el dinero de los sufridos contribuyentes. Pero ya ni siquiera eso les representa un punto a favor. El resultado es el mismo: nadie les cree nada.
Los argentinos tenemos una oportunidad única: asestar el golpe del knock-out. El 27 de octubre debe ser el día en que la ciudadanía en su conjunto diga "se terminó." ¿Será posible? ¡Apuesto a que sí!  


jueves, 15 de agosto de 2013

El mensaje de las urnas

Un régimen autoritario necesita de enemigos. Es propio del dogma y liturgia del autoritarismo. Es la actitud que demostró la presidente en su discurso del miércoles 14 en Tecnópolis al declarar que sus rivales políticos representan meros intereses. Sólo el oficialismo representa la voluntad popular. Aun cuando el pueblo le haya dado la espalda en las urnas. Luego del discurso, como ya es su costumbre, se volcó a la red social twitter donde volvió a cuestionar a los medios, y en duros términos.
Así, al clima de crispación y enfrentamiento que ha venido caracterizando al país en los últimos años se sigue profundizando. El cuadro que se plantea es el de simple fatalismo fundamentalista: o se está con el gobierno o se es un esclavo de las corporaciones. No importa que un 74% del electorado piense lo contrario. O por lo menos, que asuma que en la vida no todo es blanco y negro sino que también hay matices de gris.
La presidente tendría que saber que en una democracia no hay “suplentes” y que todos somos “los dueños de la pelota.” Es lo que distingue al ciudadano como tal. Las sociedades modernas se basan en lo que Rousseau denominara el “contrato social.” Es decir, los ciudadanos consienten, mediante elecciones libres y periódicas, en delegar el poder en funcionarios probos que ejerzan la voluntad popular traducida en acciones de gobierno. Y si, como puntualizaba Thomas Jefferson, una forma de gobierno de vuelve destructora de este principio, el pueblo tiene derecho a reformarla en bien de su seguridad y felicidad. El desencuentro de un importante segmento de la población con el gobierno krchnerista se debe a que notamos desde hace ya tiempo que están conduciendo el país en un rumbo que no coincide con el de un país serio y moderno basado en instituciones republicanas sólidas y transparentes. Las denuncias y sospechas de corrupción, la galopante inflación, la inseguridad en las calles a lo largo y a lo ancho del país, el deterioro de la educación, el colapso de los transportes públicos, muy especialmente el sistema ferroviario, la justicia sometida al poder central, la falta de obras de infraestructura, sólo por nombrar los factores más relevantes, son los mismos que marcan el deterioro institucional. Es el mensaje que el pueblo dio de manera clara y contundente en las marchas multitudinarias que tuvieron lugar en el país en los meses anteriores y, el domingo, en las urnas. Somos ciudadanos. Pedimos ser escuchados. Pedimos que se nos tome en cuenta. Pedimos abrir una puerta de negociación por la que se vislumbre una posibilidad de cambio del rumbo y de las políticas del gobierno.
En un régimen autoritario, el poder está concentrado en una estructura monolítica e inapelable. En la democracia, el poder no está concentrado en una sola estructura sino disperso en varias que compiten entre sí y recíprocamente se neutralizan evitando que cualquiera de ellas adquiera una importancia desmedida. Ese es el denominador común de los países más avanzados del planeta.
Lejos de ello, Cristina conduce a un grupo de adherentes incondicionales, su ejército de focas aplaudidoras, que nunca le cuestiona nada: sólo la obedece. En esas condiciones, no hay ninguna posibilidad de enmendar nada. La palabra es “verticalismo” y la prioridad oficial es seguir adelante con la guerra santa contra las corporaciones. ¿A quién le importan conceptos tan oligárquicos y reaccionarios como “división de poderes” o “periodicidad de mandatos?”
Hay dos opciones, la jefa de las focas aplaudidoras puede empecinarse en “profundizar el modelo” o bien, asumir que la inflación es real, que la inseguridad existe, que Argentina está aislada del mundo y, así, sentarse a dialogar con quienes le ganaron el domingo y reconocer implícitamente que tenían razón. El voto opositor fue totalmente disperso; eso es muy cierto, pero no por eso deja de ser opositor. Eso es suficiente como señal. La sociedad dice “basta.”
Hasta ahora, la presidenta ha demostrado que no entiende otro lenguaje que no sea la soberbia, la prepotencia y la arrogancia. Lo demuestra con sus twits que a nadie le importan, con sus palabras en inglés, idioma que no habla ni domina, con sus discursos con voz chillona en los que dice cualquier cosa, con sus funcionarios incompetentes y tan arrogantes como ella que nadie se explica para qué los quiere; pero sobre todo con su falta de diálogo, algo que lleva adelante con una tozudez monolítica. 
¿Será la presidenta capaz de escuchar el mensaje de las urnas? ¿Será capaz, por ejemplo, de remover de su cargo al ineficaz y prepotente Guillermo Moreno? ¿Tendrá el valor de solicitar al vicepresidente, atrapado entre sus denuncias y acusaciones de corrupción, que se tome una licencia por lo menos hasta que se aclare su situación en la justicia? ¿Instruiría a su ministro de economía, a la presidenta del BCRA y al jefe de la AFIP para ir levantando, de manera paulatina, el cepo cambiario? ¿Llamará finalmente a un diálogo político? Si la respuesta a estas preguntas, y a muchas otras, por supuesto, es negativa, estamos ante una presidenta que vive encapsulada en el mundo del autoengaño avalada por el séquito de seguidores que la rodean y en todo momento la apoyan en ese aislamiento de la realidad. Por nuestra parte, habremos confirmado el hecho muy percibido por todos nosotros en las marchas que el kirchnerismo se encuentra en su fase final, en su etapa de desaparición definitiva de la vida política argentina. 
Y es que, de hecho, la caída del gobierno comenzó el 13 de setiembre del año pasado cuando los que salimos a la calle nos encontramos con miles y miles de compatriotas que copaban la avenida 9 de julio y Diagonal Norte hasta Plaza de Mayo. Esa marcha fue increíble porque nos sorprendió a todos y superó todas las expectativas. Aún recuerdo que, viendo semejante multitud, pensé: Ya está, ahora es sólo cuestión de tiempo. ¡La gente despertó! 
Desde entonces, el encapsulamiento de la presidenta lo confirma.

viernes, 2 de agosto de 2013

Sobre las elecciones parlamentarias de octubre y una alternativa opositora

Dentro de pocos días se celebrarán en el país las primarias abiertas simultáneas obligatorias (PASO) que definirán el rumbo a seguir en las elecciones parlamentarias de octubre. El panorama que se presenta es paradójico. Por un lado, un oficialismo diezmado en su influencia política debido a la tambaleante situación económica y las denuncias y sospechas de corrupción. Por otro lado, una oposición que sigue tan dispersa como siempre, sin propuestas claras ni definidas, sin lograr postular un líder que se alce como alternativa creíble al proyecto de poder. Hasta ahora, como alternativa valedera, sólo podemos mencionar el reciente debate televisivo de UNEN, una agrupación que intenta captar el voto del electorado opositor, y para lo cual no han demostrado tener mejor estrategia que presentar figuras de las cuales lo menos que se puede decir es "remanidas" como Elisa Carrió, cuyo poder de convocatoria es el mismo de toda su vida: poco y nada. Y también, Martín Lousteau que fue parte de la administración actual y ahora pretende ser "la contracara del kirchnerismo" una vez que pasó el punto de no retorno. ¿Qué le habrá hecho cambiar de opinión? El joven licenciado Lousteau es el responsable de la sanción de la Resolución 125 de retenciones al campo, "un desprecio al Congreso" según Ricardo Gil Lavedra, otro de los participantes del debate, quien tampoco se ahorró críticas a Carrió acusándola de "ineficaz y dogmática." Así, durante el debate televisivo, los postulantes apuntaron sus dardos entre sí con todo tipo de cruces y recriminaciones. Ni una mano, ni un amigo, ni una flor, como dice el tango. ¿Impresión causada en la audiencia? Son capaces de ofrecer un entretenido contrapunto (después de todo, la televisión es una industria del entretenimiento de masas) pero están lejos de tener lo que la política nacional desesperadamente necesita: objetivos claros, propuestas viables.
Mauricio Macri, por su parte, tampoco consigue hacer pie en un piso firme. Tiene tantos problemas que, igual que Joaquín Sabina y sus dislates amorosos, parece como si le quisiera gastar el destino una broma macabra. Por lo pronto, no es capaz de meterse en cintura a unos cuantos "metrodelegados" que en estos días están protagonizando un conflicto por el cual las formaciones de la línea B de subte no llegan a las recientemente inauguradas estaciones de Echeverría y Juan Manuel de Rosas, con lo cual se satura aún más el ya colapsado tránsito porteño, se pierden preciosas horas de trabajo, millones de pesos de los fondos de los contribuyentes, y si lo sumamos al paro salvaje de subte de diez días que tuvo lugar en agosto del año pasado, nos pone en ridículo ante el mundo… y cada vez más lejos de cualquier remota posibilidad de modernización. La ecuación es muy simple: un país que no da garantías para viajar en transporte público no da garantías para invertir. Los metrodelegados aducen “condiciones de seguridad” en estaciones construidas según los más altos estándares internacionales. Argumentos más que poco convincentes. Y es que, en realidad, los tales “metrodelegados” son peones (léase idiotas útiles) de Cristina Kirchner que tienen el objetivo de socavar a toda costa la credibilidad de la población en Mauricio Macri, una figura que ella teme le podría hacer frente en las urnas; un objetivo que, como vemos, lo están cumpliendo muy bien.
En los casi seis años que lleva en el poder, la presidenta ha demostrado día tras día que no sabe negociar, que no quiere dialogar y que la única manera en que cambie el rumbo, a mi juicio, absolutamente errado en que está yendo el país, es recibir un mensaje contundente de votos en contra para que entienda que no tiene apoyo popular.
Por eso, es importante frenar al kirchnerismo; no tienen límites y no los van a tener nunca. El país se pierde en la maraña de regulaciones estatales de todo tipo que intentan controlar la economía, los ahorros y todas las actividades lícitas y los ciudadanos nos levantamos de la cama cada día y nos preguntamos: “¿qué van a inventar hoy?”
Es menester infligirles una derrota legislativa muy importante en octubre. Aún si pierden la mayoría absoluta en el congreso, continuarán extendiendo sus desmanes.
La Argentina, definitivamente, está perdiendo futuro con los Kirchner. Es menester contar con una alternativa opositora que frene a Cristina, que termine con Moreno, con D’Elía, con la Cámpora y con todas estas personas y políticas que han sido tan malas para el país en los últimos tiempos.

jueves, 18 de julio de 2013

Diecinueve años de impunidad

El 18 de julio de 1994, un coche-bomba fue estrellado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires causando la destrucción total del edificio, arrojando un saldo de 85 muertos y unos 300 heridos. 19 años después, en el acto de conmemoración frente a la sede de la mutual judía no estuvieron presentes ni la presidenta ni el vicepresidente ni el canciller de la nación. ¿Por qué? Porque, en definitiva, ya no tenemos nación. Con su ausencia, ellos se encargaron de ratificarlo.
Y digo que ya no tenemos nación porque un país que ha tergiversado su orden de prioridades deja de existir como tal para convertirse en otra cosa. Lejos de buscar el esclarecimiento del caso y el juicio y castigo a los culpables, el gobierno de la "década ganada" le vuelve el rostro a la herida y dice "acá no ha pasado nada." Una manera de legitimar el dicho "el que calla otorga" por intereses políticos. El tan mentado Memorándum de Entendimiento con Irán es un pacto de silencio para que el gobierno se saque de encima el lastre de investigar este caso hasta las últimas consecuencias como corresponde y así, libre del fardo, poder moverse con más comodidad en los terrenos que tan bien conoce y tanto le conviene; a saber, mantener a su séquito de seguidores y obsecuentes de las más diversas jerarquías por medio del otorgamiento de subsidios y dádivas, sostener su nube de complacencia mediática, y avasallar a la justicia y a la prensa independiente con su "ley de medios" y todo tipo de leyes y disposiciones delirantes funcionales a los intereses del poder de turno. En 2007, Interpol había ratificado las acusaciones de la justicia argentina efectuadas el año anterior acusando al gobierno iraní de planificar el atentado y a la organización extremista Hezbollah de ejecutarlo. Según la investigación de la fiscalía, Argentina fue elegida como blanco del ataque tras la decisión del gobierno argentino de suspender un acuerdo de transferencia de tecnología nuclear a Irán. Interpol ha requerido a Irán la extradición de sus ciudadanos acusados por el ataque para ser juzgados en Argentina o bien en un tercer país, pero el gobierno iraní jamás accedió. El canciller Timerman dice que el memorándum "es todo lo que se pudo conseguir." Y ni siquiera se toma el trabajo de aclarar qué se consiguió. Yo se los voy a decir: absolutamente nada. Eso resume su moral. Eso nos dice en manos de quiénes estamos los argentinos.
Hace dos mil años, el corrupto gobernador de una remota provincia romana se lavó las manos y selló el destino de un inocente carpintero. Hoy la historia se repite y 85 muertos no encuentran paz gracias a la inacción de un gobierno inepto que como nunca da cabales muestras de su ineptitud. Pero la presidenta Cristina Kirchner autorizó una partida adicional de cinco millones de pesos para Tecnópolis e inauguró una fábrica de bicicletas que nunca serán montadas por los 85 muertos que esperan paz en su tumba. Y ni siquiera los mencionó.
El atentado a la AMIA fue una afrenta contra la comunidad judía, fue una afrenta contra el pueblo argentino, fue una afrenta contra la raza humana. Diecinueve años más tarde, la impunidad es la herida que sigue abierta y atraviesa a todos.

lunes, 8 de julio de 2013

¿Por qué se llevan a Colón?

Cristina Kirchner asegura que el reemplazo del monumento a Colón por el de Juana Azurduy "no es una decisión caprichosa." Está bien que lo aclare. Para caprichos están sus carteras Louis Vuitton y los cien mil dólares que gastó en zapatos de lujo en París. Las cosas en su lugar.
Entonces, ¿qué le lleva a hacer esto? ¿Qué motivos llevan a remover esta magnífica obra realizada en mármol de Carrara por el célebre artista florentino Arnaldo Zocchi? Balanceándose en el arnés, Colón gira en el aire y en esos segundos en que se queda mirando a la Casa Rosada parece estar diciendo: ¿Qué hice yo para merecer esto?
Ya recostado sobre el andamio de madera, quizás con la paz mental que necesitan las estatuas, agrega: Debo ser el espejo en el que el gobierno no quiere mirarse.
Cristóbal Colón zarpó del Puerto de Palos con la intención de encontrar un camino alternativo a la India. El hecho de que en su periplo se haya topado con un continente es harina de otro costal, tanto es así que murió sin saber que lo había descubierto. La India, en aquellos tiempos, era un gran productor de especias que a los europeos les interesaba comercializar para obtener beneficios económicos. Vale decir, estaban realizando lo que el ser humano está realizando desde, podríamos decir, fines del período neolítico: buscar un beneficio, progresar, lo cual implica, obviamente, perseguir beneficios económicos. El mundo se mueve en función de obtener beneficios. El sistema mundial mismo reposa sobre esa premisa. Todos se especializan en ganar. Nadie se especializa en perder. El ser humano progresa cuando puede ejercer libremente sus facultades creativas en beneficio de sí mismo y de quienes lo rodean. Adam Smith decía que el hombre consigue el bienestar general persiguiendo el interés individual. 
Partiendo de estos conceptos tan claros, entonces, podemos inferir que el intervencionismo estatal en cualquiera de sus formas, con su sinfín de controles, regulaciones, subsidios y prebendas es una falacia que lejos de lograr el despegue de la sociedad, la retiene, la toma como prisionera y altera e interfiere su funcionamiento retrasando su desarrollo y crecimiento. Ese es el espejo en el que el gobierno no quiere mirarse y que quiere destruir a toda costa. La Argentina está asistiendo como nunca a una corriente política de estatismo demagogo que lo único que busca es aumentar el clientelismo político como una forma de acrecentar el caudal de votos para su redil, estrategia que ven como el modo más viable de perpetuarse en el poder. La idea de que el país ofrezca garantías para invertir queda relegada a un segundo plano ¿A quién le importa que la Argentina sea un país serio y confiable si el modelo se basa pura y exclusivamente en capturar votos por medio del otorgamiento de dádivas? ¿A quién le importa que esas dádivas sean pagadas a base de vilipendiar la moneda nacional por emisión monetaria y la consiguiente inflación?
Ningún país ha salido adelante por persistir en la falacia del estado benefactor dispensador de favores sino por poner en primer término un fuerte sentido de iniciativa y responsabilidad individual, la confianza en el espíritu humano, la determinación de superarse y progresar y el anhelo universal de la libertad. Precisamente, se trata de las cualidades que tuvo Cristóbal Colón al llevar adelante su empresa de internarse en el desconocido océano. Su osada labor puede ser un ejemplo. El discurso indigenista niega la hispanidad resultante de los últimos cinco siglos que no fueron ningún regalo sino que se dieron por el esfuerzo y el sacrificio de todas las generaciones que nos precedieron.  
A luz de las cualidades de marras, el estatismo queda expuesto tal como es: extemporáneo, banal, falaz, superfluo, prescindible. Lo que el gobierno está intentando a toda costa es impedir que este mensaje llegue por la simple razón de que no le conviene políticamente. Y para eso, no encuentra nada mejor que destruir cualquier imagen que ayude a difundirlo; en este caso, una hermosa estatua que nos recuerda a un navegante y explorador que creyó en llevar adelante una empresa.
El gobierno no quiere que la gente progrese, trabaje, se desarrolle. En suma, no quiere que la gente se haga cargo de sus vidas. Por el contrario, buscan obtener una masa amorfa y anodina dependiente de los planes sociales para acrecentar su redil de electores y asegurarse que sean dependientes en ese redil. Los amos saben muy bien que las ovejas nunca atrancan el corral en que comen y sobreviven. Toda persona que se torna dependiente del estado es una persona menos que podría contrarrestar el régimen existente.
Por las mismas razones, tampoco quieren que la gente haga lo que hizo Colón: descubrir algo. Descubrir es un mal ejemplo para un gobierno que todo lo que hace está equivocado y todo lo que dice es mentira.

lunes, 1 de julio de 2013

La Estatua de la Libertad en Buenos Aires

La Estatua de la Libertad es una imagen de fuerza épica. Su antorcha en alto, su tabula ansata romana sujeta en su mano izquierda constituyen un símbolo universal de libertad política y democracia. Su verdadero nombre es "La libertad iluminando al mundo" pero el mundo la conoce por su nombre "familiar." Esta obra colosal, que fue un regalo de Francia a Estados Unidos al cumplirse el centenario de su independencia, fue diseñada por el arquitecto y escultor Frederick Auguste Bartholdi, a cuya voluntad, talento y decisión se debe su realización. Sobre la tabula ansata está escrito en números romanos la fecha de la independencia de Estados Unidos, el 4 de julio de 1776, y hay inscripto sobre la base del pedestal un extracto de "El nuevo coloso, " el famoso poema de Emma Lazarus, que reza: "Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, los cansados, Vuestras masas anhelando respirar en libertad, El desamparado desecho de vuestras rebosantes playas. Enviad éstos, los desamparados, azotados por la tempestad a mí. ¡Levanto mi antorcha junto a la puerta dorada!" Desde entonces, este monumento es un emblema de la ciudad de Nueva York y símbolo de todo Estados Unidos que acoge inmigrantes del mundo entero.
Bartholdi quiso que su trabajo sea un símbolo inmenso e impresionante de la libertad humana para los millones de inmigrantes que vinieron a América en el siglo XIX buscando la libertad y el cumplimiento de sus sueños, y para todos los hombres del mundo que anhelan libertad. En la cabeza, lleva una corona de siete puntas que simboliza los siete mares y los siete continentes. La corona apunta hacia el exterior, hacia el mundo entero. Esa es la esencia: que la antorcha de la libertad brille no sólo para Estados Unidos sino para toda la humanidad. Hacemos hincapié nuevamente en “El nuevo coloso.” El poema diferencia específicamente la Estatua de la Libertad de la del Coloso de Rodas: “No como el broncíneo gigante de helénica fama, con sus conquistadores miembros a horcajadas de tierra a tierra.” Mientras el Coloso fue hecho para celebrar el dominio imperial de la ciudad de Rodas, la Estatua de la Libertad se erigió para dejar bien en claro que la libertad es patrimonio de toda la humanidad.
Pero lo que pocos saben es que esta obra colosal tiene su correlato en Buenos Aires, Argentina. En efecto, en el tradicional paseo de Barrancas de Belgrano hay una réplica a escala reducida sobre la barranca que da a la esquina de La Pampa y Arribeños, realizada por el mismo Bartholdi, y lo curioso es que fue inaugurada veinticinco días antes que su hermana mayor de Nueva York, el 3 de octubre de 1886, probablemente porque el presidente Julio Argentino Roca debía entregar la banda presidencial a su sucesor Miguel Juárez Celman nueve días más tarde. Al pie de la obra de metal se puede verificar la firma de su autor, A. Bartholdi, y la leyenda Fondu por Le Val D'osne 68, 8 rue Voltaire, Paris.
El hombre es un ser de símbolos. Esto es porque el hombre es un ser social por definición y por eso es que siempre arde en nosotros ese anhelo de pertenecer, de sentirse parte de algo que compartimos con el semejante. La impresionante obra que se yergue como símbolo triunfal en la bahía de Nueva York es un ícono que representa las cosas que más anhelamos: la libertad de pensamiento, la libertad de oportunidad, la libertad de creer en Dios. Los símbolos son muy importantes para el hombre.
La llama eterna de la libertad está dignamente representada por la dama de la antorcha en alto. Su luz jamás se apagará. Cobijados por este poderoso símbolo, desde su sitio de honor en la bahía de Nueva York y su pedestal en las porteñas Barrancas de Belgrano, están estos altos anhelos del hombre. Aquí y allá, la libertad sigue iluminando al mundo.

sábado, 22 de junio de 2013

Nuevas expectativas para Irán

La victoria del clérigo moderado Hasan Rohani en las elecciones celebradas en Irán el pasado viernes 14 abre interesantes expectativas para poner fin a 8 años de tensión entre ese país y buena parte de la comunidad internacional. El mandatario saliente, Mahmud Ahmadinejad puso en práctica un programa nuclear que Estados Unidos e Israel no aceptaron nunca. Rohani aún no se ha pronunciado sobre ese tema. Este domingo se pronunciaba sobre temas económicos, culturales, sociales y políticos, pero no se definía sobre las relaciones internacionales de este país de 80 millones de habitantes y una de las reservas de petróleo más grande del planeta.
En Washington, el triunfo de Rohani se veía como una "señal potencialmente esperanzadora" de que el país hará los cambios necesarios para trabajar con la comunidad internacional, según dijo el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough.
"Si él está interesado, como ha dicho en sus actos de campaña, en arreglar las relaciones de Irán con el resto del mundo, hay una oportunidad de hacerlo," afirmó McDonough a la cadena CBS.
Estas elecciones se realizaron en un momento muy especial en la historia de este país islámico al cabo de 8 años del gobierno de Ahmadinejad, que deja el poder con un desempleo de casi un 15 por ciento, una inflación del 30 por ciento anual y una moneda devaluada en un 80 por ciento en el término de dos años. Es que, en realidad, las sanciones internacionales se hicieron sentir y Rohani es de los que creen que con un mínimo de negociación y diplomacia esta situación puede revertirse. Ahmadinejad es un polémico líder que cuestiona la existencia del holocausto y se manifestó abiertamente por la destrucción del Estado de Israel. Según fuentes diplomáticas, sus declaraciones han endurecido la actitud de Occidente con el programa nuclear iraní.
"La clave será determinar si Rohani tiene voluntad de responsabilizarse por el programa nuclear ilícito de Irán, "agregó McDonough. "Si lo hace, encontrará un aliado en nosotros," aseguró el asesor en jefe del presidente estadounidense Barack Obama.
De hecho, el primer mandatario norteamericano trató a comienzos de su segundo mandato de impulsar un diálogo directo con Teherán sobre la cuestión nuclear, pero esa posibilidad fue descartada en febrero por Ahmadinejad por considerarlo una "imposición."
McDonough subrayó que las elecciones presidenciales del viernes en Irán se produjeron en un entorno de "falta de libertad de prensa, falta de transparencia y acoso en muchos casos."
"Deberíamos estar orgullosos de la forma en que los iraníes decidieron participar y expresar sus opiniones y aspiraciones democráticas. Creo que teniendo en cuenta esas circunstancias muy difíciles, todos deberíamos estar bastante orgullosos de la forma en que los iraníes decidieron participar y expresar sus opiniones y aspiraciones democráticas," señaló. Una cosa es segura: el derrotado en toda la línea fue Ahmadinejad. Su fracaso fue tan absoluto que ni siquiera logró imponer su candidato.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reconoció este sábado la victoria de Rohani, que consiguió la presidencia en primera vuelta al obtener el 50,68% de los votos emitidos en las elecciones celebradas el domingo en el país. Hassan Rohani es un líder religioso shiita que cuenta con un doctorado en Derecho Constitucional de la Universidad de Glasgow, Escocia. Su experiencia le permite tener un enfoque “occidental” que será un aire renovador para Irán.
Carney aseguró que Estados Unidos "sigue preparado para relacionarse con el Gobierno iraní de forma directa para alcanzar una solución diplomática que responda de forma completa a las preocupaciones de la comunidad internacional sobre el programa nuclear de Irán".
Quienes miran con recelo este proceso son los líderes de Israel, muy en particular el primer ministro Benjamín Netanyahu, para quien lo sucedido apenas alcanza a la categoría de maquillaje de un poder que en lo esencial sigue siendo el mismo en las mismas manos: el ayatollah. No piensa en los mismos términos Simón Peres; pero más allá de los matices y los enfoques, lo seguro es que en Irán algo ha ocurrido, algo está empezando a cambiar, hay una vuelta de bisagra de la historia, y en todo caso será el futuro quien determine los alcances o límites de este cambio.

martes, 11 de junio de 2013

Estados Unidos y el destino manifiesto

Tocqueville comparaba a los Estados Unidos con Francia y se preguntaba por las razones que llevaban a todo un pueblo a experimentar, a innovar antes que reiterar su pasado como hacían sus compatriotas. Estados Unidos era el país que conquistaba el Oeste, el que trazaba caminos y ferrocarriles, el que fundaba pueblos y ciudades. Una explicación a simple vista sería que los norteamericanos, al no tener pasado, sólo tendrían una dirección hacia dónde mirar: adelante. Pero esta visión está lejos de ser indiscutible porque este país tiene en realidad, detrás de sí, una historia. Los norteamericanos tienen una memoria presente y viva que no deja de rendir culto a sus monumentos y héroes, pero están convencidos de que son los amos de esa historia y no sus víctimas. Creen en la Providencia más que en la fatalidad. Creen en la libertad individual más que en el peso de las presiones históricas o naturales. Y tienen ese sentido de llamado a la misión, un profundo sentimiento de que tienen la misión especial de esparcir su estilo de vida alrededor del globo terráqueo. Es precisamente un carácter que el resto del mundo se resiste a aceptar.
Los norteamericanos creen en un “destino manifiesto.” Una llamada puritana a llevar su estilo de vida primero dentro de sus propias fronteras y, por fin, al resto del orbe. Fue ese destino manifiesto el que llevó a este país a enfrentar la barbarie nazi en la segunda guerra mundial y a ayudar a Europa a levantarse de nuevo con el Plan Marshall. Años más tarde, ese mismo destino manifiesto empujaba al totalitarismo comunista y lo ponía de rodillas.
En la obra de John Gast llamada “American Progress,” una mujer de aspecto angelical identificada como Columbia (una personificación de Estados Unidos del siglo XIX) lleva la luz de la civilización hacia el Oeste junto con los colonizadores, tendiendo líneas de telégrafo y de ferrocarril, participando de la creación de una nueva Tierra Prometida.
En el reverso del billete de dólar figura la leyenda "Novus Ordo Seclorum." En 1776, es un nuevo mundo el que inician los Padres Fundadores, porque ese "nuevo orden mundial" no se detiene en las fronteras del país que lo origina sino que se extiende al mundo entero. Estados Unidos es, desde hace dos siglos, el laboratorio de todas las experiencias políticas, económicas y sociales que tarde o temprano se volcarán al resto del planeta. De allá vienen las imágenes, las modas, las consagraciones.
En ese mismo billete hay una pirámide trunca. Incumbe a cada norteamericano trabajar para finalizar su construcción, la realización de la sociedad americana. Pero le incumbe hacerlo libremente. Como dice la quinta enmienda de la constitución, “a nadie se le privará de la vida, la libertad o la propiedad.”
La descripción de Abraham Lincoln de los Estados Unidos como “la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra” es una expresión muy conocida de la doctrina del destino manifiesto. Lincoln era un puritano y profundo conocedor de los temas bíblicos. Por su parte, el historiador William Weeks resume las tres principales características de esta doctrina: la virtud de las instituciones de los Estados Unidos, la misión para extender estas instituciones al resto del mundo y la decisión de Dios de encomendar a Estados Unidos el cumplimiento de esa misión. La piedra angular es la libertad y la creencia en un Dios Todopoderoso. George Washington decía: "Ningún pueblo puede estar más seguro de agradecer y adorar la Mano Invisible que conduce los asuntos de los hombres que el pueblo de los Estados Unidos."
En 1789, cuando el grito en Francia era “libertad, igualdad, fraternidad” el célebre historiador Claude Manceron ha dicho “el viento vino de América.” Era el viento de la libertad.
Dos siglos después, el viento sigue soplando.

sábado, 1 de junio de 2013

Intelectuales

El ex-jugador y estrella de basquetbol Dennis Rodman, de dilatada trayectoria en la NBA y miembro del Hall of Fame, visitó recientemente Corea del Norte, donde se entrevistó con el dictador Kim Jong-un. El hecho fue categóricamente descalificado por los medios de comunicación, que lo nombraron como "raro, extraño, estrafalario y antipatriota." Tan es así que luego de una nota con el presentador televisivo George Stephanopoulos que fue calificada como “desastrosa,” decidió cancelar varias entrevistas.
La reacción de los medios no es para menos. Kim Jong-un es un dictador que comete graves violaciones a los derechos humanos, mantiene campos de prisioneros, somete a su pueblo al hambre y a necesidades de todo tipo y también, sin duda, ha matado personas inocentes.
¿Se puede establecer un vínculo entre este personaje y otros igualmente nefastos como Manuel Noriega, Saddam Hussein y Omar Kadafi, sólo por nombrar algunos? Sí. En todos los casos, estos personajes cuentan con diversos intelectuales que le hacen el juego, como Dennis Rodman en este caso, el cual quiere aparecer como el gran progresista que se opone a los intereses imperialistas de Estados Unidos.
¿Y qué es un intelectual? El renombrado autor británico Paul Johnson, quien suele tener una visión crítica sobre ellos, afirma que son “tan irrazonables, ilógicos y supersticiosos como cualquier otra persona.” Rodman es el payaso de la generación del Dream Team del basquetbol americano, el que se teñía la cresta del cabello de color zanahoria, luego de amarillo y luego de rosa. Y como para que no queden dudas de que la definición de Johnson le cuadra perfectamente, hasta grabó un disco de rap. Esos son sus antecedentes académicos. Y ahora va a Corea del Norte a hablar con el dictador.
Estos intelectuales de ocasión, en su afán por mantener su imagen de progresistas revolucionarios imbuidos de sensibilidad social, se dedican alegremente a apuntalar regímenes dictatoriales de indescriptible crueldad y violencia. En Buenos Aires, durante la guerra del Golfo Pérsico, los intelectuales de los corillos de café de la calle Corrientes se reunían frente al Congreso Nacional para gritar "¡Viva Saddam!” Un episodio que borraron convenientemente de su memoria.
A los intelectuales les agrada personalizar estos conflictos a favor de países que no son capitalistas. ¿Por qué? Porque es su oportunidad de demonizar el capitalismo. Al hacerlo, quedan garantizados como héroes progresistas. Pueblo contra oligarquía, patria contra corporaciones, es la pantalla que les interesa mostrar.
Hace unos días se conoció un comunicado de Carta Abierta en que dicha organización rechaza indignada las denuncias de corrupción y enriquecimiento ilícito, atribuyéndolas a una maniobra de la derecha reaccionaria para deslegitimar a un gobierno nacional y popular.
¿Cómo explicar, entonces, el enriquecimiento de Lázaro Báez, quien acumuló una fortuna sideral desde 2003? Cuestionado al respecto, el profesor Ricardo Foster se enojó y reclamó que no le preguntaran más sobre Báez y su insólita fortuna y que lo hicieran, en cambio, respecto de la obra “progresista” del kirchnerismo. Una manera de decir: el fin justifica los medios. Lo importante es el acatamiento visceral, la ciega sumisión al líder, al “gran conductor,” al “duce” y negar lo evidente o supeditarlo a lo que consideran el justo orden social. ¿Qué importa si hay fortunas que no tienen explicación, si la inflación sigue devastando el bolsillo de los trabajadores, si hay góndolas vacías en los supermercados, o si en el caso de Corea del Norte, hay 200.000 presos políticos en los campos de concentración?
Para los intelectuales, las ideas son más importantes que los individuos. Justifican cosas terribles que pasan porque intentan adaptar a la gente a las limitaciones de su pensamiento. Creen que sólo ellos saben cuál es el bien de los demás.
“A Kim le encanta el basquetbol, como a Obama,” comenta Rodman. Ya está: a Kim le gusta el basquetbol y no es capitalista. Desde la óptica de un intelectual, eso le justifica todo y lo hace un líder nacional y popular.

viernes, 17 de mayo de 2013

Hoy como ayer

Murió Videla. Muchos festejarán, entre ellos nuestros actuales gobernantes y políticos de la oposición, ora por convicción, ora por conveniencia. ¿Termina esta muerte con las dictaduras en el país? No. Sólo se ha muerto una consecuencia, no la causa. Lo real es que ningún político se hará cargo de las causas.
Videla fue uno más de los dictadores argentinos, quizás el más cruel, pero no el único dictador y, lo que es mucho más importante, no el único responsable de la tragedia. El golpe del 24 de marzo de 1976 no sucedió porque ese día o el día anterior Videla se levantó de la cama y dijo "hoy voy a dar un golpe de estado.” Existió el fundamento y eso fue lo que posibilitó la oportunidad, no la razón.
Las organizaciones subversivas de la década del ’70 intentaron, enarbolando una bandera que no era la argentina, implantar una dictadura cubano-comunista en el país. No lo lograron gracias al accionar de las fuerzas armadas, hoy vilipendiadas por el lavado de cerebro que, con ayuda de los políticos se le hace a la población, en especial a los jóvenes. La historia se enseña de manera parcial y calamitosa. Se omiten factores que son imprescindibles para una apropiada comprensión de los hechos. Y lo que más importa señalar en este punto es que omitir una parte de la verdad es algo que puede servir para construir la peor de las mentiras.
Las fuerzas armadas realizaban el llamado Operativo Independencia, impulsado por el gobierno de María Estela Martínez de Perón, el cual tenía por objetivo “aniquilar la subversión.” Este operativo se llevó a cabo por el sacrificio en muchos casos de jóvenes soldados conscriptos. Sería redundante hablar de los innumerables secuestros, asesinatos y atentados con bombas realizados por las diversas organizaciones guerrilleras a lo largo y a lo ancho del país. Pero un caso emblemático, sin duda, es el de Hermindo Luna, el soldado salvajemente asesinado por guerrilleros montoneros en el ataque al Regimiento de Infantería de Monte de Formosa, el 5 de octubre de 1975. Y no era otro que Juan Domingo Perón el que brillantemente advertía a la población sobre la grave situación por la que atravesaba la Argentina en virtud de esta actividad subversiva. El 22 de enero de 1974, con motivo del ataque guerrillero del ERP a la Guarnición Militar de Azul, declaraba por cadena nacional de radio y televisión lo siguiente:
Ya no se trata sólo de grupos de delincuentes, sino de una organización que, actuando con objetivos y dirección foráneos, ataca al estado y a sus instituciones como medio de quebrantar la unidad del pueblo argentino y provocar un caos que impida la reconstrucción y la liberación en que estamos empeñados. Es la delincuencia asociada a un grupo de mercenarios que actúan mediante la simulación de móviles políticos tan inconfesables como inexplicables.
En consecuencia, ni el gobierno, que ha recibido un mandato popular claro y plebiscitario, ni el pueblo argentino, que ha demostrado con creces su deseo de pacificación y liberación, pueden permanecer inermes ante estos ataques abiertos a su decisión soberana, ni tolerar el abierto desafío a la autoridad, que pone en peligro la seguridad de la ciudadanía, cada día expuesta a la acción criminal de esta banda de asaltantes.”
El caso es que cada vez que un gobierno militar empezaba a dar muestras de resquebrajamiento, los políticos bramaron por la vuelta a la democracia, y cuando la obtuvieron volvieron a hacer inmediatamente lo que había provocado el golpe, negando las causas que llevaron al quiebre institucional y atribuyendo en última instancia todos los males del país a inicuas conspiraciones foráneas. La culpa era siempre del imperialismo yanki, del FMI, del Banco Mundial, de General Motors o de Telefónica de España, pero nunca de quienes manejaron el país a su antojo robando los dineros públicos sin ningún pudor. En eso consiste la verdadera tragedia nacional, en no querer reconocer nunca el ciclo decadente en que se encuentra la nación.    
Los políticos, pasados y actuales, no van a reconocer que fueron ellos los que sembraron la semilla de las distintas dictaduras. Su incapacidad para gobernar, su corrupción, sus actos criminales, sus  violaciones a las leyes vigentes, el dictado de leyes perversas y las peleas por el poder que hoy repiten dieron lugar a los diversos golpes de estado. Las consecuencias fueron siempre la represión, la censura, la persecución, la destrucción del aparato productivo, el aumento de la deuda externa y, en definitiva, la gran tragedia del enfrentamiento entre hermanos. Videla fue tremendamente responsable, sin duda, pero sólo uno de los tantos. 
En esa bajeza de los políticos hay que buscar las verdaderas causas de la tragedia. Lejos de justificar a los militares, estas duras lecciones deben permitirnos repensar nuestra forma de actuar y aprender de nuestros errores. El odio no es la solución. La venganza no nos lleva a la justicia.
Ayer hubo una dictadura militar. Hoy hay un gobierno corrupto y mentiroso que no es otra cosa que la continuidad de esta tragedia de la cual Videla –repito por tercera vez- es sólo uno de los responsables. Hoy como ayer, se incita al odio entre argentinos. Hoy como ayer, se avasallan derechos constitucionales. Hoy como ayer, se vulneran los ahorros, la propiedad privada, las jubilaciones, el comercio y todo tipo de actividades legítimas con medidas torpes e inoperantes propias de una republiqueta bananera más que de un país serio y predecible. Hoy como ayer, hay un clima crispado, de tensión y de violencia que no es ninguna casualidad sino que está provocado, justamente, por la deleznable clase política que nos está azotando. Hoy como ayer, entonces, urge lograr el encuentro entre argentinos para cortar definitivamente con este ciclo decadente que vive la nación y encaminarla a un destino de grandeza.     


domingo, 5 de mayo de 2013

Barack Obama se expide sobre la situación política de Venezuela

Es ciertamente digna de elogio la inquietud del presidente Barack Obama sobre la situación en Venezuela. El mandatario, que acaba de finalizar una gira por México y Costa Rica, declaró en el primer país que "hay informes que prueban que Venezuela no observa los principios básicos de derechos humanos, democracia, libertad de prensa y libertad de reunión." Su declaración, en un momento en que está en tela de juicio el triunfo obtenido por Nicolás Maduro en los comicios del 14 de abril, refleja sin duda el interés no sólo de los venezolanos sino del mundo entero de llegar a las instancias de verificar fehacientemente los resultados de esta elección, algo que el líder de la oposición Henrique Capriles insistentemente ha pedido, y a lo que Maduro sistemáticamente se ha negado a acceder. Maduro ganó los comicios con una ventaja de tan sólo 1.8% en un momento en que su rival Capriles se estaba consolidando como una verdadera figura política alternativa.
"Nuestra visión es que el pueblo venezolano debe elegir a sus líderes en elecciones legítimas," agregó Obama. Y precisamente, la legitimidad de la victoria de Maduro se encuentra sobre planos cada vez más tambaleantes por su tozudez al no querer someterse a verificar los votos. No se está moviendo con la serena dignidad de quien no tiene nada que ocultar. Si piensa que su triunfo es indiscutible, ¿qué problema tiene con que la oposición lo cuestione?
Capriles impugnó ante la justicia electoral la elección del 14 de abril argumentando que hubo al menos 3.000 irregularidades y que la diferencia de votos (260.000) era tan exigua que correspondía un recuento total de los mismos. El gobierno admitió efectuar una auditoría, pero bajo condiciones que no reunían todos los requisitos exigidos por la oposición. Pocos días después de la elección, Maduro prohibió una marcha llamando “fascistas” a los opositores.
Obama, que hasta ahora evitó reconocer la victoria de Maduro, destaca también que al elegir legítimamente su destino, los venezolanos lo hagan “lejos de las prácticas de las que todo el hemisferio se ha distanciado de manera general.” Así habla el mandatario de un país cuya tradición democrática se remonta a muchos años de historia. 
La democracia es compatible con la diversidad de pensamientos, ya que encuentra en esa diversidad un rico semillero de propuestas útiles y necesarias para el bien común. Por el contrario, proyectos basados en el autoritarismo, la obediencia ciega, el fanatismo y el culto a la personalidad infalible del líder buscan desesperadamente acallar toda muestra de pluralismo, ya que ven en ese pluralismo un riesgo a su continuidad. El proyecto encarnado por Hugo Chávez en Venezuela representa un modelo que basa su hegemonía en la propaganda, en la construcción de relatos y en el uso del aparato del estado de manera total, absoluta, inapelable, con lo cual todo el sistema sigue una lógica autoritaria. Dentro de esa lógica, entonces, es bien claro que su continuador, Maduro, intente por todos los medios evitar abrir una hendija por donde pueda entrar el enemigo que más teme: el cuestionamiento a su hegemonía. Todo se origina en la vocación de ese autoritarismo y en el desprecio de las instituciones republicanas y la alternancia de sus mandatos fundamental para la supervivencia de dichas instituciones a través del tiempo.