martes, 2 de diciembre de 2014

Las prioridades para el próximo gobierno

Leandro Alem y Lisandro de la Torre fueron dos figuras emblemáticas de la política argentina que se caracterizaron por combinar una fuerte voz en la denuncia y en la crítica, y mantener una ética inquebrantable. Los dos dejaron un reconocido testimonio, pero ninguno llegó al poder. Tal vez la historia habría sido muy distinta si lo lograban. En el actual contexto, hace falta, como ellos, una voz constante y potente en la política; una voz que, más allá de las imperfecciones que pudiera tener, marque esa constante en el reclamo y el testimonio por un valor en la política: la honestidad.
Una voz que sepa canalizar las inquietudes expresadas por la ciudadanía en las numerosas marchas realizadas, convocadas por esa misma ciudadanía que entiende que la política no es una competencia bárbara por los votos del pueblo ni un campo de batalla para satisfacer los deseos de los poderes dominantes de turno sino un medio para llevar a cabo políticas sanas y responsables en beneficio de un pueblo que pide ser gobernado, no sometido.
Hace falta una voz que supere la falta de identidad política de la oposición que sigue sin presentar propuestas plausibles de ser llevadas a la práctica en acciones de gobierno. Una voz que, como aquellos políticos, sean verdaderos fiscales en un sistema que ha sido bastardeado hasta tal punto que ya no reconoce ningún límite en satisfacer los caprichos del poder de turno.
El odio es cada vez mayor, la política se ha tornado sofocante, el diálogo imposible. No hay término medio. Todo es blanco o negro. No hay matices de gris. El que piensa distinto es un enemigo, no un opositor con el que se pueda intercambiar puntos de vista. Quien está cerrado al diálogo no puede progresar ni evolucionar.
Los actuales presidenciables (Scioli, Massa y Macri) son los que tienen el deber de construir una alternativa política. Ninguno de ellos llegaría al poder con una mayoría contundente sino que el próximo gobierno sería forzosamente de coalición. Esto implica que las diversas fuerzas deberán deponer diferencias y buscar a toda costa consenso en aras del bien común. Hay que rectificar a toda costa un modelo económico que pone barreras, controles y trabas por doquier, pero que no pone trabas ni barreras a la inflación, a la pobreza, a la delincuencia y al narcotráfico. Hay que establecer un estado auténticamente democrático para reducir el hiperpresidencialismo y restablecer un mínimo de seriedad en la función pública derogando, a la vez, leyes emitidas por un congreso sumiso y obediente que sólo buscan otorgar impunidad. Es menester investigar a la presidenta y todo su entorno tanto desde el punto de vista penal como el penal tributario. Que hasta el último de los funcionarios sea capaz de explicar el origen de sus fondos y, en caso de no poder hacerlo, que carguen con todo el peso de la ley.
La prioridad debe ser restaurar la paz social al cabo de más de una década en que un gobierno se empecina en mantener el más asfixiante verticalismo en un clima de crispación y enfrentamiento como nunca antes se ha vivido en el país. Hay un abismo entre la realidad y el relato impulsado por la bien instalada red de obsecuencia mediática oficialista. Mientras los servicios se deterioran, la economía se desangra, se echa gente de los trabajos y las instituciones se vilipendian día a día, el gobierno insiste en llevar a cabo su estúpida guerra santa contra el diario Clarín. Eso responde a la necesidad de construir un enemigo externo como una manera de exculpar la ineptitud y la mediocridad con que han administrado el país. Ya lo sabemos. Hay una visión populista de la historia que deforma y distorsiona la misma. La prioridad del próximo gobierno debe ser también desmantelar progresivamente esa red y restaurar a los próceres, a las grandes personalidades de la historia, la jerarquía que nunca debieron perder.
La disyuntiva es seguir ahondando en la decadencia o volver a las bases, aquellas que establecieron los próceres, aquellos que ni su bronce impidió que se los vilipendiara en el revisionismo del relato.
Sabemos que la tarea no es fácil. Sabemos que no es fácil encontrar las políticas adecuadas para contrarrestar el alto grado de inmoralidad que presenciamos. Pero lo que está en juego es muy importante como para perder el tiempo en discusiones mezquinas. La sociedad le pide especialmente a la oposición que aprenda a ocupar su lugar. Es la deuda de todo el arco opositor que debe superar la inoperancia y la pasividad que lo caracteriza. Sabemos, insistimos, que la tarea no es fácil en un espectro político bastardeado por más de una década de impunidad, mentiras y soberbia. Pero es menester que se erijan figuras siguiendo el ejemplo de aquellos abnegados políticos, figuras que se sientan llamados a ejercer con valentía y decisión esta gran responsabilidad.
Lo que está en juego es demasiado importante como para que todos los políticos opositores pierdan el tiempo en discusiones superficiales. A la altura de estas circunstancias deben estar los presidenciables. Es menester anteponer los intereses de la nación y el bien común a la mezquindad individual. Es menester comprometerse para salvar a tiempo la república.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Recuerdos del G-20

La cumbre del G-20, realizada entre el 15 y 16 de noviembre en Brisbane, Australia, tuvo como eje el crecimiento mundial. Así se desprende del comunicado final del encuentro, el Plan de Acción de Brisbane, que prevé un crecimiento mundial del 2,1% y la creación de “millones de puestos de trabajo de calidad.”
En la reunión se aprobó una mayor inversión en infraestructuras, con la creación de un centro de promoción en Sydney, y una mayor regulación de los mercados financieros, incluida la llamada "banca en la sombra," que elude hasta ahora los controles que se hacen a los bancos. "Pero aún queda mucho trabajo por hacer para crear un sistema financiero más fuerte y resistente," señala la declaración final.
El intercambio automático de información fiscal entre los países no comenzará hasta 2017 o incluso fines de 2018. Las grandes empresas podrán seguir aprovechando hasta entonces las posibilidades del sistema para evitar el pago de impuestos, pese al compromiso que subraya la declaración de que "las ganancias deben pagar impuestos allí donde se realizan las actividades económicas que generan esas ganancias."
Entre los mandatarios presentes se encontraba el presidente norteamericano, Barack Obama, a cuyo pedido se incluyó en el texto la exigencia de que el crecimiento sea equilibrado e inclusivo, con el objetivo de reducir la pobreza. “Las ganancias deben pagar impuestos allí donde realizan las actividades económicas que generan esas ganancias,” subraya la declaración.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, celebró en la cumbre que "los contribuyentes nunca más tengan que pagar el rescate de bancos de sus bolsillos".
La directora de la ONG Oxfam, Winnie Byanyima, saludó los planes de crecimiento del G-20, pero reclamó que “el 40% más pobre de la población se beneficie a partir de ahora más que el 10% más rico.” Criticó también que la meta de expansión se haga "sobre la base de programas que no son nuevos, sino que fueron presentados de una forma nueva para la cumbre."
"Si una mujer africana se pregunta qué beneficios le depara el G-20, tiene pocos motivos para la esperanza," criticó Tim Costello, presidente del C-20, una organización que busca el diálogo entre líderes políticos y organizaciones de la sociedad civil. (ONGs, organizaciones religiosas, sindicatos, centros juveniles y de estudiantes, etc.)
El grupo de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) criticó a Estados Unidos por bloquear la reforma del Fondo Monetario Internacional.
Por último, el comunicado final reclamó también una acción fuerte y eficaz para abordar el cambio climático con el fin de adoptar un protocolo, con carácter legal, en la conferencia climática de la ONU que se realizará en París en 2015.
La nota de color la dio el ministro de economía de Argentina, Axel Kicillof, que saludó con los dedos en V. Sí, la V de victoria. ¿Qué quiso decir con ese gesto triunfal? ¿Se cree que es John Keynes?
¿Será una manera de evaluar su tan brillante gestión? Veamos: hay una altísima inflación, emisión monetaria, pérdida de reservas, creciente desempleo, déficit fiscal, crisis energética, presión impositiva, no se vende un auto o un departamento ni por casualidad, caen las inversiones, faltan insumos importados en todos los sectores, reina la inseguridad jurídica, el país se ha convertido en un paraíso de narcotraficantes y la economía se cae literalmente a pedazos.
¿Habrá recordado sus exitosísimas clases de la UBA en que sus alumnos se quedaban dormidos?
¿A qué se debe tanto triunfalismo?
Pues le agradece a Cristina por haberle alquilado un avión privado por 600.000 dólares. Después de todo, la reina de Holanda viajó recientemente a Buenos Aires en un avión de línea.
¿Y por qué no? Si Fidel Castro tiene más plata que la reina de Inglaterra, Axel Kicillof puede viajar mejor que la reina de Holanda.

martes, 4 de noviembre de 2014

¿A quién le importa Cuba?

La Asamblea General de las Naciones Unidas votó por abrumadora mayoría -188 votos contra 2- el fin de las sanciones económicas contra Cuba. Es obvio que el mundo entero quiere que Cuba sea libre. El único que se opone es el gobierno de Cuba.
¿Cuál es el problema que Cuba ha tenido en los últimos 50 años para comerciar con todos los países del mundo, salvo con Estados Unidos? Ninguno.
A excepción de unos pocos días de noviembre de 1962, cuando Kennedy ordenó a la marina norteamericana impedir el desembarco de misiles atómicos soviéticos en la isla, Cuba nunca ha estado “bloqueada,” tal como reza el clamor arquetípico de la izquierda cuando alza la voz en defensa del régimen castrista. Excepto con Estados Unidos, ha podido comerciar libremente con todos los demás países, cuyos barcos nunca fueron entorpecidos por nadie para llegar a puertos cubanos a descargar mercaderías.
Cuba tiene como principal fuente de ingresos el turismo, en especial el de Estados Unidos. Los hoteles son en su mayor parte de empresas españolas, y tienen casinos flotantes  a 12 millas de la costa porque en la "aislada isla" está prohibido el juego. La segunda fuente de ingresos proviene del dinero que los cubano-estadounidenses  mandan a sus parientes que viven en el "territorio libre de América." Cuba no está bloqueada. Sólo está embargada por Estados Unidos como represalia por los bienes de ese país confiscados por Fidel Castro, que fue lo primero que hizo cuando llegó al poder.
¿A qué se debe, entonces,  la pobreza crónica de Cuba? Al monumental fracaso del modelo económico comunista. La pobreza cubana debe buscarse en un inherente autobloqueo propio de ese desastroso sistema, y no en causas externas. De hecho, las causas externas son las que están ayudando a este país, como el mencionado turismo norteamericano. Y salvo con el país del norte, Cuba puede adquirir los bienes que necesita en el resto del planeta. No lo hace por la simple razón de que no tiene con qué. Después de medio siglo de dictadura Castro-comunista, Cuba es un país quebrado. El “bloqueo” es un mito inventado por una dictadura cavernícola que pretende justificar así su fracaso.
Después de medio siglo de una dictadura que ha hecho manejos desastrosos de la economía, que ha empleado gigantescos recursos en equipar el ejército más poderoso de América después del de Estados Unidos, que ha patrocinado organizaciones subversivas por todo el continente incluyendo la Argentina, que ha sacrificado a sus jóvenes en guerras estúpidas e inútiles como las de Angola y Mozambique en la década del ’70, que mantiene el más asfixiante verticalismo, que persigue sistemáticamente toda forma de libertad individual, que fomenta la delación de unos cubanos contra otros, Cuba ha sido reducida a un fantasma de país. Son estas “políticas de estado” lo que han hecho de Cuba lo que es hoy. Ese es el verdadero bloqueo; un bloqueo que no viene precisamente del norte, como el viento.
Cuba se encuentra bajo una dictadura que en medio siglo no ha hecho otra cosa que mentir, perseguir, censurar, racionar, encarcelar y fusilar a sus súbditos. ¿Qué miedo tiene el régimen castrista de aceptar la libertad y la democracia y permitir que los cubanos elijan libremente lo que quieran para sus vidas?  
¿A quién le importa Cuba? A todos, salvo al gobierno de Cuba. ¿Quién quiere que Cuba salga adelante? Todos, salvo el gobierno de Cuba. Por eso es que todavía están ahí. Por eso es que no llaman a elecciones. Ese es el verdadero bloqueo. Todo lo demás son cuentos chinos.
Como dijo el representante estadounidense en el debate de la Asamblea General, Ronald Godard, que defendió la continuidad de las sanciones: "Esta resolución (votada por la ONU) sólo sirve para distraer de los problemas reales a los que se enfrentan los cubanos."
Lo que Cuba necesita no es que le permitan comerciar con Estados Unidos -¿con qué lo haría?- sino que Estados Unidos la subvencione y la ayude a ponerse de pie. Tiene que haber un nuevo Plan Marshall.
Para todos los que estamos convencidos de que toda dictadura –de izquierda o de derecha - es abominable, el mal absoluto de un pueblo, la mejor manera de demostrar solidaridad y compasión por el pueblo que la padece es ayudarlo, por todos los medios posibles, a acabar cuanto antes con ella. Es la manera de ayudar a los disidentes, a los que se juegan la vida combatiéndola.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Obrar según la virtud

El panorama económico sigue la tendencia de los últimos meses. La falta de dólares, que la presidenta ha lamentado en público no poder imprimir, está asfixiando la economía. Caen sin interrupción la actividad, las exportaciones, las importaciones y el superávit comercial. Suben el gasto público, el déficit fiscal y la inflación. Para este año, se ha pronosticado crecimiento negativo. Las viejas recetas de emisión monetaria  con el pretendido objetivo de impulsar la economía están a la orden del día, a pesar de que peronistas, radicales, y regímenes militares comprobaron hasta el cansancio el caos que eso ocasiona, y es la lección que como grito silencioso intenta llegar a la actual administración, pero el ministro de economía no se da por aludido.
A la presidenta no le va tan mal, de cualquier modo. En el terreno político, hace lo que quiere. Domina el congreso, impone su agenda, somete a los gobernadores  e ignora sin costo a una oposición dividida y sin una clara figura que se erija como líder, cuya única estrategia visible consiste en esperar; esperar que surja ese líder, esperar que alguien proponga una política de gobierno alternativa, que se derogue el cepo cambiario, esperar el año que falta para que Cristina abandone el poder, esperar la próxima marcha, esperar, esperar, esperar.
El abismo entre  dichos y hechos, entre relato y realidad, es cada vez mayor. Mientras la recesión continúa profundizándose, la consabida red de obsecuentes mediáticos sigue impulsando la guerra santa contra el diario Clarín, misión por la cual el pueblo le está inmensamente agradecido. ¿A quién le importa la postración en que ha caído la economía, la política, la vida institucional y cultural del país?
Cada vez hay más ejemplos en lo que a deterioro institucional se refiere. Ante una denuncia periodística sobre la desaparición de un expediente en la investigación del caso de la ex-Ciccone que podría incriminar al vicepresidente  Amado Boudou, el ministro de justicia Julio Alak se justificó diciendo que “en todos los poderes suelen extraviarse expedientes.” Eso va en contra de la forma de pensar de la presidenta, que dijo que no cree en casualidades sino en causalidades. En este caso, es la “casualidad” por la cual se “extravió” un expediente que podría haber aclarado quiénes son los dueños de The Old Fund, el fondo que se apropió de la imprenta hasta que el congreso, bajo la impronta kirchnerista, acudió en auxilio de Boudou estatizándola. Una cosa es segura, la nube de sospechas de corrupción que rodea al licenciado-guitarrista deberá tener muy pronto una definición que no será precisamente por casualidad.
Y la inflación ha provocado tales estragos que el gasto público tiene una cantidad de ceros tan grande que tampoco es por casualidad.
La nula credibilidad del gobierno no será superada por casualidad. El grave deterioro que el país acusa en todos los rubros, tampoco. En esta etapa de transición, el gobierno que asuma el año que viene recibirá una sociedad hastiada y diezmada por estos años de desgobierno basado en el favoritismo, el conformismo y la obsecuencia. Todo gobierno surgido de elecciones es el espejo de la sociedad civil que lo elige. Eso quiere decir que los políticos y los gobiernos hacen lo que las sociedades les dejan hacer… hasta que las mismas sociedades les ponen límites. Tenemos que evitar a toda costa lo que Ayn Rand llamaba “la última etapa;” esto es, “la etapa en la que el gobierno es libre de hacer lo que le plazca, mientras que los ciudadanos pueden actuar sólo por permiso; esa es la etapa de los períodos más negros de la historia humana, la etapa del régimen de la fuerza bruta.”
Si tenemos la oportunidad de votar y vivir en democracia, los argentinos debemos obrar según la virtud. Como decía Benjamin Franklin, “Sólo un pueblo virtuoso puede vivir en libertad; a medida que las sociedades se hacen corruptas y viciosas, aumenta su necesidad de amos.”
La frase del gran científico y político norteamericano se vincula perfectamente con la sentencia de Mariano Moreno. “Si los pueblos no se educan, cambiarán de tirano pero no de tiranía.”  

martes, 21 de octubre de 2014

Vacío de poder en Irak

Hillary Clinton sostiene que Obama facilitó el crecimiento del grupo radical suní Estado Islámico o ISIS por retirar todas las tropas estadounidenses de Irak en 2011 y no suministrar una ayuda mayor para los grupos moderados opuestos al presidente Bachar el Assad en Siria.
Aunque no simpatizo con el partido demócrata norteamericano, no dejo de reconocer que ese punto de vista es muy razonable, ya que los Estados Unidos tendrían que haber mantenido apenas alguna fuerza en Irak a pesar de la oposición, pero los réditos políticos y el dinero de los contribuyentes pesan, los políticos se mueven en consecuencia y Obama no es la excepción.
La brutal agrupación Estado Islámico, culpable de crímenes de lesa humanidad, se formó en Irak luego de la invasión de 2003. Este grupo, basado entre Irak y Siria, se formó con cuadros de la agrupación Al- Qaeda. El actual líder del grupo, Abu Bakr al Baghdadi, llegó a la conducción de al Qaeda en Irak cuando unidades de élite de los Estados Unidos mataron a los dos principales líderes de este grupo en 2011. A pesar de que la agrupación centraba entonces sus esfuerzos en derrocar a Assad en Siria, su base financiera permaneció en Irak y dio origen al ISIS. Si Obama hubiese otorgado mayores cantidades de armas a los grupos más moderados de la oposición en Siria, el ISIS probablemente no sería hoy tan fuerte. Esta ausencia de una estrategia global fue la que produjo un vacío de poder, aprovechado por los grupos más radicalizados. Cuando el ISIS invadió recientemente Irak, desarmó al mejor equipado ejército iraquí y lo puso en retirada como resultado de que nadie le había impedido que se apodere de armas y se entrene. Esas fueron las consecuencias de la inacción de Obama, su falta de estrategia y de ayuda para los grupos moderados de la región.
En realidad, esa inacción obedece a la política del apaciguamiento. Algunos analistas afirman que el intervencionismo original de George W. Bush ha llevado a la radicalización islamita tanto de Irak como de Siria, y que más intervención estadounidense sólo conducirá a más de lo mismo. La consigna, entonces, es complacer a los grupos beligerantes para evitar su furia y, por consiguiente, sus terribles actos de barbarie.
¿Logrará asegurar la paz esta política basada en el apaciguamiento? Difícilmente. De hecho, corre el riesgo de tener un efecto inverso. Porque el enemigo, convencido de que nadie le hará frente, se sentirá envalentonado para efectuar ataques cada vez más decisivos. Ceder ante el enemigo que se expande, como está cediendo Obama, no es asegurar la paz. Al contrario, es acrecentar el peligro de guerra, porque ante la actitud de retroceso y apaciguamiento, hasta los enemigos más moderados se sentirán incentivados para lanzar el golpe final. Y el terrorismo es un enemigo de todo menos moderado. Hacerles creer, pues, que uno es incapaz de reaccionar es incitarlos a atacar. Obama debería seguir el consejo de su correligionaria Hillary y revisar sus estrategias. Lejos del retroceso y del apaciguamiento, la actitud frente al enemigo debe ser enfrentarlo sin concesiones.
Nadie quiere la guerra. Todos queremos la paz. La diferencia es que algunos creen que apaciguando al enemigo se logrará la paz y otros piensan que la única manera de apaciguarlo es ser superiores a él. El tiempo dirá quién tiene razón.
El dramaturgo español Jacinto Benavente decía que el enemigo comienza a ser peligroso cuando comienza a tener razón. Obama causó un vacío de poder en esta región tan candente del planeta con su decisión de retirarse en 2011 sin presentar una política o una estrategia alternativa. Si el Estado Islámico es tan feroz como Al-Qaeda, o más aún, ¿qué sucederá ahora si ese vacío continúa profundizándose?

jueves, 2 de octubre de 2014

El populismo es al pueblo lo que la demagogia es a la democracia

Los problemas de recesión, inflación y destrucción de empleos en el sector privado no solamente no tienen visos de solucionarse sino que se agravan en la medida en que el gobierno no parece estar dispuesto a rectificarse. Por el contrario, el gobierno se aferra a sus más duras tesituras de intervencionismo, de querer controlar todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. Por ejemplo, nos sorprenden los nuevos requisitos que se han de implementar para ejercer el simple derecho ciudadano de salir del país. Hay una increíble lista de 32 ítems que van desde el itinerario competo del viaje hasta la cantidad total de pasajeros del vuelo. (?) NI a George Orwell se le ocurrió eso.
Al gobierno le queda algo más de un año para seguir destruyendo la Argentina y no hará absolutamente nada por cambiar el rumbo. El presupuesto para 2015 prevé la incorporación de 13.000 nuevos empleados públicos que, sumados a los ya existentes, absorberán un tercio del presupuesto proyectado. La actividad privada, fuente genuina de crecimiento y desarrollo, estará completamente diezmada a la espera del próximo gobierno. Es decir que hay que esperar la estocada final de la economía sólo porque se deben respetar los tiempos de una democracia que en los hechos es una dictadura retrógrada. El kirchnerismo nos deja un país virtualmente asilado del mundo, en default, y con un estado gigante y deficitario. Todas las condiciones están dadas para que el próximo gobierno lleve las de perder y empiece a recibir los embates desestabilizadores de la Cámpora. Macri es el verdadero opositor. Pero el único que puede salir de ese encierro es Massa, ya que tiene una estructura de alianzas de base que de la que Macri lamentablemente carece.
Massa, en el caso de convertirse en el nuevo presidente, podría desarticular el poder kirchnerista con su propia estructura de poder. Y tendría que hacerlo en su primer período sin esperar la reelección. Pero si no tiene el coraje y la voluntad política de hacerlo, se convertirá en una continuidad del poder K con todo lo nefasto de este estilo de gobierno durante la era Cristina.
De todos modos, como ningún candidato tiene asegurado el triunfo en primera vuelta, tendría que buscar el respaldo de otras fuerzas para transformar propuestas en políticas, que a su vez requerirán de reglas e instituciones claras para hacerlas perdurables. Esto implica recuperar valores, volver a apostar a la cultura del trabajo, poner fin al gasto discrecional, terminar con la confrontación, premiar la educación, tener leyes articuladas con la seguridad y la lucha contra el narcotráfico y terminar con la cultura del clientelismo.
A todo esto, ¿cuál es la actitud de los acólitos del régimen? La autodenominada agrupación “Carta Abierta” que reúne a intelectuales afines al kirchnerismo, publicó un texto en cual plantea la necesidad de mayor control público en la economía. También afirma que el "camino recorrido" es sólo el tramo inicial de un proyecto que "hoy necesita y quiere afirmar y radicalizar formas de intervención pública para poner límite a los procesos de concentración económica." Son las recetas de carácter populista que nos llevaron al caos que hoy nos rodea, lejos de las mencionadas condiciones de claridad y estabilidad institucional, y que representan ideologías trogloditas ya enterradas.
Y así, la Argentina va en camino de convertirse en una nueva Venezuela. Ese es el “camino recorrido,” con el agravante de que ese país disfruta de un fluido de divisas continuo por la entrada de petrodólares, mientras que el proceso agropecuario es mucho más complicado con un sinfín de variables que pueden tornarse en contra. Venezuela accede a sus riquezas en forma casi inmediata, mientras que en Argentina el precio de la soja va a valer el año que viene un tercio menos de lo que vale ahora. Es que en realidad, el gobierno nunca asume sus errores y sigue firme en su tesitura que tan bien conocemos de atribuir todos los males bajo el sol a conspiraciones internas o externas.
Si la Constitución fuera realmente un texto válido y se llevara a la práctica, habría un poder legislativo y un poder judicial que controlarían al ejecutivo y, por lo tanto, no permitirían una desviación tan grande de los principios republicanos. Pero lamentablemente estamos en una distorsión tan grande de los hechos que el ciudadano está indefenso a merced de los caprichos de la camarilla gobernante; y al cabo de doce años de demagogia populista nos encontramos con una república sin instituciones ni ciudadanos y una democracia desvaída. El populismo es al pueblo lo que la demagogia es a la democracia. El resultado es la negación del ciudadano como tal y la entrega misma de la nación a los intereses del poder de turno. Debemos replantearnos si vivimos en una democracia o es simplemente una mascarada que esconde una verdadera tiranía signada por la corrupción.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Un acto de valor

Es el 1 de diciembre de 1955. En Montgomery, Alabama, una mujer negra de 42 años llamada Rosa Parks se niega a cederle el asiento a un hombre blanco y moverse a la parte de atrás del ómnibus, como era la práctica habitual en esa región del sur de Estados Unidos. Fue detenida por su conducta, acusada de perturbar el orden. Rosa difícilmente lo sabría, pero su acto rebelde se cita como la chispa del movimiento, y se la reconoce como "la primera dama de los derechos civiles." En respuesta, Martin Luther King, un pastor bautista aún desconocido, condujo una protesta al sistema de transporte público de Montgomery, que simplemente convocaba a la población afroamericana a no usar los ómnibus. Debido al boicot, que duró un año entero y tuvo un notable acatamiento, las autoridades terminaron la práctica de segregación racial en los autobuses de la ciudad. El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, que declaró la segregación racial en los transportes públicos como inconstitucional.
Rosa Parks se convirtió en un ícono del movimiento de derechos civiles. Se mudó a Detroit a principios de la década de 1960 donde trabajó para el representante afroamericano John Conyers desde 1965 hasta 1988. Falleció el 24 de octubre de 2005 y sus restos fueron sepultados en la Rotonda del Capitolio, convirtiéndose en la primera mujer y la segunda persona afroamericana en recibir ese honor. Dedicó su vida a luchar contra el racismo recibiendo decenas de medallas y condecoraciones, entre ellas, la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos.
El acto de valor de Rosa Parks dejó una marca indeleble. Algunos historiadores dudan sobre su contribución al movimiento de derechos civiles, han cuestionado incluso la veracidad de algunos de los elementos más míticos y la describen simplemente como una "costurera cansada" que se negó a ceder el asiento, pero como ella misma afirma en su autobiografía, "Si había algo de lo que estaba cansada era de ceder. No tenía miedo. Había decidido de una vez por todas que tenía que saber qué derechos tenía como ser humano y como ciudadana, incluso en Montgomery, Alabama."
La ironía de “incluir” a Montgomery no era en vano. Rosa Parks nació en un lugar y en una época en que la discriminación racial estaba muy arraigada y se aplicaba en forma violenta. En Pine Level, Alabama, donde vivió en su infancia, los niños blancos iban a la escuela en autobús, mientras que los niños negros debían caminar. Rosa recordó: “Ese era un modo de vida. No teníamos otra alternativa más que aceptar lo que era la costumbre. El autobús fue una de las primeras cosas que me hizo ver que había un mundo para negros y otro para blancos”. En una entrevista de radio, luego del incidente de Montgomery, declaró: "Había llegado el momento de actuar después de haber sido maltratada hasta un punto que ya no podía tolerar.”
Esta es la historia de Rosa Parks, una auténtica rebelde. Su acto de valor en aquel lejano 1955 fue una gran inspiración para muchos. Cuando Rosa conoció a Nelson Mandela, luego de que fuera liberado, Mandela le dijo: "Usted me dio ánimo todos estos años en prisión."
De hecho, ella y otras personas de color se habían negado a dar sus asientos en los autobuses. No sabemos sus nombres. Son aquellos héroes anónimos. Muchos luchan. Muchos son rebeldes. Y su valor ha fortalecido el valor del ser humano. Nunca se sabe cuándo llegará ese momento mágico en que cambia el curso de la historia.
Este año, la Oficina de Correos de Estados Unidos emitió una estampilla denominada "Rosa Parks Forever," una muestra de la marca indeleble que dejó su activismo y la valiente decisión que tomó aquel día en Montgomery, Alabama.
Rosa Parks no era ninguna “costurera cansada.” Como decía Bertolt Bretch: "Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles."

lunes, 22 de septiembre de 2014

Sarmiento en Boston

En la tradicional Avenida Commonwealth de Boston hay un monumento a Domingo Faustino Sarmiento. Su ubicación no es casual. Sarmiento era admirador de Horace Mann, el gran educador bostoniano a quien entrevistó durante su visita a esa ciudad. Sarmiento había leído textos de Mann mientras estaba en Europa, y esas lecturas lo indujeron a visitar Estados Unidos. De esa manera, conoció la exitosa experiencia de Massachusetts en materia de educación y se interiorizó del desarrollo industrial que encontró en ese país. Sarmiento visita las hilanderías de Lowell y se sorprende por la educación de los trabajadores norteamericanos, muy superior a la que había conocido en Gran Bretaña.
“De todo el mal que de los Estados Unidos han dicho los europeos, de todas las ventajas de que los americanos se jactan y aquellos les disputan o afean con defectos que las contrabalancean, Lowell ha escapado a toda crítica y ha quedado como un modelo y un ejemplo de lo que en la industria puede dar el capital combinado con la elevación moral del obrero. Salarios respectivamente subidos producen allí mejor obra y al mismo precio que las fábricas de Londres, que asesinan a las generaciones,” escribió el Gran Sanjuanino. El concepto en este texto es bien claro. Sarmiento sabía la importancia de la educación como factor fundamental para impulsar un crecimiento sostenido a través del tiempo. Adquiere una significación aún mayor si lo vinculamos con otra de sus enunciaciones: “Hay que educar para la necesaria adaptación de los medios de trabajo.”
Los ilustrados constituyentes liberales de 1853 proyectaron una moderna república basada en el trabajo, la educación y la calidad institucional. Fue el exitoso modelo que se impulsó luego de vencido el letargo rosista. Fue el exitoso modelo que atrajo al país a los inmigrantes, el "crisol de razas" que definió nuestra nacionalidad, y que llevó, en pocas décadas, a un país despoblado en el que estaba todo por hacerse, a ser la séptima economía del mundo y a ocupar un lugar singular y respetable entre las demás naciones. Fue el exitoso modelo dirigido por gobernantes austeros y educadores de los cuales Sarmiento es, sin duda, su mayor exponente.
El populismo demagogo y estatista fue el verdugo supremo de aquella singularidad. Es la tragedia que comenzó en 1945 cuando el lema era "los dólares no se comen" y que empujó al país a una decadencia fatal e inevitable de la cual los argentinos no parecen encontrar la salida. Hay un pueblo argentino que lo único que pide es trabajar en paz y educar con tranquilidad a sus hijos; pero hay un gobierno que odia, divide y miente. Hay muertes, ineptitud, obsecuencia y corrupción como nunca antes. Hay una sociedad hastiada, hacinada y dividida. Hay una economía diezmada. Hay una educación entregada a la demagogia más complaciente. Se adoctrina en vez de enseñar. Se intenta instalar una visión populista de la historia que deforma y distorsiona la misma. Se menosprecia todo lo que tenga que ver con el mérito y el esfuerzo que nos inculcaron las generaciones que nos precedieron con su ejemplo. Y en definitiva, el país ha sido arrojado a uno de los últimos lugares del mundo en términos culturales y humanos. Hoy que asistimos a este falso modelo basado en la dádiva, en el desprecio del esfuerzo y en un sistema judicial delincuencial y sometido, es hora de volver a buscar dirección en los grandes patrones de la vida nacional, los cuales parecen ser más apreciados en otros países. Volver a refundar la Argentina mirando, por ejemplo, lo que el país del norte aprecia y admira. A propósito, Sarmiento no es el único argentino que tiene monumentos en otros países. En Cuba hay monumentos al Che Guevara cuya sombra se proyecta sobre el fracaso y la miseria de las políticas colectivistas.
El Padre del Aula dejó una profunda huella en la historia argentina y en la historia del mundo, historia de la que fue un verdadero prócer y visionario. Más que el bronce, lo que lo ha inmortalizado es la pasión que puso para hacer de la Argentina un gran país. Ese fue el objetivo de su esforzada lucha. Su ejemplo debería servir para revitalizar nuestro empeño por frenar el ciclo decadente en el que se encuentra la nación.

martes, 2 de septiembre de 2014

Hijos de Pluto

Los terroristas que lanzaron los ataques a las Torres Gemelas y al edificio del Pentágono habrían tenido otro objetivo macabro: atentar contra los emblemáticos parques de diversiones Disney de California y de Florida, y la Sears Tower de Chicago.
La información la dio el diario Miami Herald poco después del ataque, y dijo que los investigadores del gobierno de los Estados Unidos hallaron planos e informes que describen esos lugares como blancos de nuevos ataques.
Al dar la noticia, el diario afirmó que un funcionario de la CIA, citado bajo condición de anonimato, dijo que uno de los objetivos de los terroristas era “inspirar miedo y hacer que la gente cambie su comportamiento.” Además de los parques de Disney y de la Torre Sears, según los investigadores, los atacantes habían estudiado la posibilidad de golpes contra el gigantesco centro comercial Mall of America, en Minneapolis, y hasta en algunos estadios deportivos.
El 11 de setiembre de 2001, terroristas de la organización Al-Qaeda secuestraron cuatro aviones de pasajeros haciendo estrellar tres de ellos contra el Pentágono y las Torres del World Trade Center, enviando imágenes de desolación a todos los rincones del planeta. El cuarto aparato cayó en un campo de Shanksville, Pennsylvania. Un total de 3.000 personas de 62 países diferentes, entre ellos Argentina, fueron muertas por el solo hecho de estar en mal lugar en mal momento. En los próximos días se cumple un nuevo aniversario de este acto salvaje y criminal que cuenta con el repudio de todo hombre decente y de corazón bien puesto, como diría Esteban Echeverría.
Para intentar despejar el miedo provocado por los ataques y los nuevos trascendidos, la portavoz de Disney World, Marilyn Waters, aseguró que, tras los atentados, el parque incorporó nuevos agentes de seguridad, que trabajan tanto de uniforme como de civil, y puestos de revisión que inspeccionan los bolsos de los visitantes.
Waters dijo que las autoridades del parque “toman todas las amenazas muy en serio, porque no hay razón para creer que nosotros no podamos ser un blanco como cualquier otro.”
Sin comentarios.
¡Qué hijos de Pluto!

lunes, 1 de septiembre de 2014

Una movida absurda

No hay ninguna seriedad en el proyecto anunciado por la presidenta durante su visita a Santiago del Estero de trasladar la Capital Federal a esa ciudad. Sólo se trata de un intento más de esmerilar las noticias sobre la pésima situación por la que atraviesa el país. Afortunadamente, entre el descrédito que sufre el gobierno y la contundencia de la gravedad actual, cualquier maniobra, por elaborada que sea, chocará con el rechazo de la sociedad. En sus más de once años en el poder, nunca el kirchnerismo se preocupó por el tema del traslado de la Capital sino que sus prioridades fueron otras; por ejemplo, la guerra santa contra el diario Clarín. Pero eso era antes. Ahora cambiaron de opinión. Ahora lo que importa es esta maniobra ambulatoria, y las hasta ayer tan temibles conspiraciones corporativas pasan a un segundo plano.
Hoy, cuando el gobierno no puede garantizar la provisión de energía eléctrica, relanza una y otra vez obras de infraestructura que nunca llegan a materializarse, libra batallas épicas con los interlocutores que él mismo eligió para negociar sus deudas, se empeña en avanzar en la regulación de precios y niveles de comercialización, y cuando se embarca en absurdas denuncias públicas de terrorismo mientras no puede garantizar ni la libre circulación de los ciudadanos ni su seguridad, el traslado de la Capital se transforma en otro mero distractor social, igual que el tren bala, igual que las promesas de autoabastecimiento energético, igual que el plan de construir nuevas autopistas entre otros temas de falsedad que han sacado de la realidad a los argentinos.
El argumento del oficialismo es más endeble ahora que nunca. El titular de la Cámara de Diputados y precandidato presidencial por el FPV Julián Domínguez asegura que el traslado cumpliría con el sueño de San Martín, que quería una capital lejos del puerto, atenuar el poder porteño, pues eso es un viejo mal de la política nacional que siempre tendió a centralizar el poder en manos del gobierno de turno sea donde fuere que éste funcione. Ahora bien, intentar fundamentar esa posición en la situación actual, cuando este gobierno está ejerciendo el unitarismo más feroz y arbitrario de los últimos 30 años de democracia, es una contradicción que no resiste el menor análisis. Muchas veces, la presidenta se jacta de gobernar desde El Calafate, y Santiago del Estero es un feudo que está a merced de los poderosos de turno: primero los Juárez y ahora los Zamora. Por eso, proponer el traslado de la capital allí no es un debate serio sino más bien una estrategia para favorecer negocios de amigos.
En 1986, Raúl Alfonsín propuso trasladar la capital a Viedma, “hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío,” pero la idea no prosperó. Nada permite suponer que haya más posibilidades de hacerlo hoy. El país acumula acuciantes problemas (inseguridad, inflación, situación económica, etc.), ya se encuentra claramente en recesión, y lo que hay que resolver de manera urgente no es el traslado de la Capital sino estos problemas que el gobierno niega sistemáticamente. Simplemente, el país no está en condiciones de trasladar ni una estatua, como la decisión totalmente inútil de remover el monumento a Colón, por ejemplo. Junto con la Capital se trasladará el conformismo, la obsecuencia, la mediocridad, la arbitrariedad y el clientelismo que caracterizan a este gobierno. Eso será el logro de esta movida absurda.
Y en definitiva, no importa donde esté radicada la Capital. Eso no es lo responsable del deterioro institucional, sino que todo fue avalado por el voto del pueblo que convalidó a cada uno de los gobiernos, labrando su propia suerte. Porque no son las instituciones las que modelan la política, sino a la inversa, como quedó a la vista en los últimos treinta años de democracia.

sábado, 23 de agosto de 2014

Es necesario superar la anomia

La fascinación de la presidenta por su ministro de economía alcanza ribetes de epopeya. De otro modo, ¿cómo se explica que un funcionario que llegó al cargo con un 25% anual de inflación y que no logra frenar su escalada por encima del 35% siga en su lugar? ¿Y por qué sigue también en su puesto Mariano Recalde, director ejecutivo de Aerolíneas Argentinas, que pierde más de un millón de dólares por día?
Se explica así: el gobierno actúa según sus prejuicios ideológicos mientras empuja a la Argentina a la ruina. Las acciones del gobierno demuestran claramente el estado de desorden e ingobernabilidad al que ha sido llevado el país. El gobierno no tiene soluciones, sólo explicaciones. El culpable es siempre un enemigo externo como lo demuestra la cruzada “patria o buitres.” Una estrategia que le confiere inmunidad y legitima su mediocridad.
El constante atropello institucional, la corrupción e ineptitud de los funcionarios, la criminalidad con que se manejan, sumados a los incesantes hechos de inseguridad dan cuenta del lamentable estado de anomia en el que la sociedad vive inmersa. Hay un país hastiado y dividido, una república sin instituciones ni ciudadanos y un rostro social desfigurado. El cinismo y la arbitrariedad mandan.
Para los que creemos en la república, hay una flagrante violación del contrato social por parte de los funcionarios contra el pueblo que los votara. Quienes permiten este desastre social y económico que nos azota, tarde o temprano, deberán rendir cuentas de su accionar, de su increíble irresponsabilidad en la conducción de la cosa pública. Sin mencionar, obviamente, el inexplicable aumento de sus patrimonios personales. ¿Cuál es el motivo para que los funcionarios pertinentes no tomen cartas en el asunto? ¿Y cuando lo hacen, por qué parecen actuar con tanta lentitud? ¿Será que, justamente, esta ingobernabilidad le permitiría a Cristina Fernández de Kirchner justificar una salida anticipada del poder y hasta del país? Sólo alguien que sabe que fracasó, como Cristina, puede darle el poder que le da, por ejemplo, a Axel Kicillof, protagonista estelar del gobierno que ya tiene un peso político mayor que la propia presidenta, porque ya todo da igual en un gobierno que perdió el rumbo.
Los ciudadanos tenemos una obligación moral: debemos vigilar a todo el gobierno hasta el último día, y deberán ser sometidos a juicio. La sociedad tiene que decir "basta." Es necesario superar la anomia y lograr la inmediata regeneración del cuerpo social. La impunidad y la inoperancia de los jueces nos llevará a todos a un caos social. Los únicos responsables de que eso ocurra serán los fiscales y los jueces de la nación. Deben ser vigilados en todos y cada uno de sus procesos.
Ellos serán los protagonistas del surgir de un nuevo país o los máximos responsables del caos social. Mientras tanto, nosotros, el pueblo, tenemos que decir “acá estamos.”

sábado, 2 de agosto de 2014

Resulta indispensable interpelar a Axel Kicillof

Luego de las fallidas negociaciones entre los holdouts y el gobierno, entendemos que es pertinente que el ministro de economía diga la verdad ante el Congreso de la Nación. El ciudadano tiene que saber cómo ha sido todo, cómo nos ha llevado a la incertidumbre sin precedentes que vive el país la errática conducción del titular del Palacio de Hacienda. El gobierno de Cristina Kirchner ha manejado el problema con mucha impericia y ha generado una gran zozobra. Es necesario que se sepa la verdad.
El ministro Kicillof, que tiene la costumbre de levantar el dedo para enfatizar sus dichos, como muestra la foto, aseguró hace relativamente poco tiempo, concretamente el 17 de junio, que "esto se está estudiando en profundidad." Y acompañó su concienzuda sentencia con un bucólico "quédense todos tranquilos." Sin embargo, los hechos no le dieron la razón.
El gobierno, en primer término, no cumplió con su obligación que es dar información confiable sobre sus intenciones, y eventualmente, hay una cesación de pagos que se intenta disimular como controlada o parcial.
El 25 de julio, el ministro dijo que "el 30 de julio no vamos a tener ningún problema." Pero el ISDA determinó que ese mismo día la Argentina incurrió en una falta de pago de la deuda. Para ese importante organismo regulador, el país ya está en default. Mientras que Kicillof repetía una y otra vez su consabida retórica contra el juez Griesa y los acreedores, se agitó una burda campaña falsamente nacionalista basada en la pegatina de afiches que no podría evitar, por ejemplo, una demanda de los poseedores de bonos para cobrar inmediatamente toda la deuda. La Argentina se encuentra en una situación vulnerable debido a la falta de seriedad que el gobierno ha tenido en el manejo de la cosa pública. El verdadero problema no es la mala praxis, ni la inexperiencia ni los errores de cálculo sino la falta de conducción política. El país está a la deriva por falta de objetivos claros. Y esta situación hasta genera dudas sobre la manera en que la presidenta llegará al final de su mandato.
El país se encuentra en una situación muy riesgosa debido a la mala praxis de Kicillof. Pero fue responsabilidad de la presidenta habilitar esa ineptitud. También lo serán las decisiones que tome.
¿Cuáles serán ellas? Se avecina la tormenta y en el puente de mando figura su secretario de finanzas, el ilustre desconocido Pablo López. ¿Se querrá ir como Lorenzino?
Es necesario destacar que Kicillof ha sido un fracaso total. Desde que inventó el “cepo cambiario” hasta ahora, todos los índices macroeconómicos empeoraron: nivel de actividad, déficit fiscal, desempleo, inflación, etc. No había, por lo tanto, ninguna razón para suponer que resolvería el problema "holdouts." Lo inexplicable es que la presidenta no reaccione cuando ve que todos los problemas se aceleran, cuando ve que es evidente que ya no hay cómo ocultar los problemas de conducción. En política ocurre otro tanto. El vicepresidente Amado Boudou enfrenta cada vez más problemas judiciales, pero la presidenta insiste en encumbrarlo. Hay una enorme hipocresía y contradicción en todo.
Es imprescindible la interpelación de Axel Kicillof. Es de esperar que esta idea prospere. El ministro debe dar explicaciones por su lamentable desempeño en la conducción de los destinos económicos del país.

viernes, 1 de agosto de 2014

Guerra de carteles

"Ayer Braden o Perón, hoy Griesa o Cristina," rezan los carteles que el autodenominado Grupo San Martín, que responde al diputado Julián Domínguez, empastó en la Capital Federal. Esta campaña compara así la actual disputa que la presidenta tiene con los holdouts con la pelea entre Perón y el embajador de Estados Unidos en la Argentina en 1945, Spruille Braden.
"Es la misma encrucijada histórica desde Rivadavia hasta acá. El gran estrangulamiento del desarrollo nacional siempre fue el endeudamiento escandaloso, soluciones inmediatas que condenan a futuras generaciones," dijo Domínguez en radio La Red al ser consultado sobre los afiches.
La actitud de polarizar este conflicto es símbolo de un gobierno en retroceso y sin respuestas. Emplazar a la ciudadanía en una elección fatal habla de la incapacidad de respuesta del régimen. La opción es inapelable. Blanco o negro. Ellos o nosotros. Si la intención es proclamar una cruzada nacionalista, el oficialismo tiene que saber que el resultado es un simple patrioterismo, que es sólo una actitud prepotente que se queda a mitad camino de toda propuesta, que la única y verdadera estrategia para lograr la reinserción del país en el mundo y conseguir una imagen respetable es mantener, a través del tiempo, la estabilidad institucional y la disciplina en las cuentas fiscales. Por el contrario, esta muestra de patrioterismo barato nos aleja de toda posibilidad de credibilidad ante las demás naciones, ya que le da al país la imagen de republiqueta bananera. El gobierno se basa en obsecuentes, aduladores, intelectuales de café, mentirosos, payasos mediáticos, aplaudidores a sueldo y ex-bolcheviques devenidos en propietarios de departamentos de Puerto Madero. Para montar la propaganda oficial de la mentira se siguen empleando enormes recursos económicos mientras las áreas sociales sufren una enorme desatención y abandono.
En el caso de los afiches, el paralelismo que se plantea no es válido. Se trata, simplemente, de una utilización falaz de la historia. Además, no corresponde usar las insignias patrias de dos estados soberanos como una estrategia para obtener réditos políticos para el poder de turno.
Así, esta guerra de carteles nos da cuenta de un gobierno que necesita construir un enemigo externo como una manera de justificar la incapacidad y la mediocridad con que han venido administrando el país en los últimos once años. En todo caso, fue entonces cuando los argentinos renunciamos a tener una república y aceptamos cambiarla por un falso modelo que ha envilecido la nación. Las políticas realizadas no tienen más continuidad que el clientelismo y la demagogia, y por supuesto, la soberbia y la prepotencia que las caracteriza. Lo que venimos observando es la lucha absurda y delirante por el poder por parte de los profetas de la división y el odio. Pero la solución para esto tiene una fecha: las elecciones presidenciales del 18 de octubre de 2015, cuando la sociedad argentina en su conjunto sea testigo del fin de este delirio; la arbitrariedad y la impunidad con que se nos bastardea todos los días.
Es de esperar, entonces, que el pueblo argentino comience a encontrar reunión luego de tanta infamia. Los años del kirchnerismo serán recordados como “los años del odio.”

viernes, 18 de julio de 2014

A 20 años del atentado a la AMIA

"A 20 años de la tragedia de la AMIA quiero hacer llegar mi cercanía a la comunidad israelita argentina y a todos aquellos que son familiares de las víctimas, sean judíos o sean cristianos.
20 años de la tragedia, de una locura. El terrorismo es una locura. El terrorismo solamente sabe matar, no sabe construir, destruye.
Por eso mi cercanía a todos aquellos que han visto vidas sesgadas, esperanzas truncadas, ruinas.
Algunas veces dije que Buenos Aires es una ciudad que necesitaba llorar, que todavía no había llorado lo suficiente. A riesgo de caer en un lugar común, lo repito: nos hace falta llorar. Somos muy proclives a archivar cosas, a no hacernos cargo de historias, de sufrimientos, de cosas que podrían haber sido bellas y no fueron.
Y por eso nos cuesta tanto encontrar caminos de justicia, para encarar la deuda que esta tragedia ha contraído con la sociedad.
Junto a mi cercanía, junto a mi oración por todas las víctimas, también hoy va mi deseo de justicia. Que se haga justicia.
Que Dios bendiga a todos. A las instituciones, a las familias. Y que Dios dé paz a los que murieron en este acto de locura".
Con estas palabras tan sabias como emotivas, el Papa Francisco se refirió al atentado que el 18 de julio de 1994 sufriera la sede de la AMIA en Buenos Aires. En el acto central realizado en la calle Pasteur bajo el lema "Ni un día de olvido" se renovaron los reclamos de justicia. Cristina Kirchner no participó del acto porque, según explicó el jefe de gabinete Jorge Capitanich, esperaba para esta tarde la visita oficial del presidente chino, Xi Jinping. De hecho, la última vez que la presidenta estuvo presente en el acto de conmemoración fue en 2011.
Del acto de hoy sí participó el ministro de educación, Alberto Sileoni, junto a alumnos de colegios. Se escucharon fuertes abucheos contra el canciller Héctor Timerman, cuando fue criticado por el periodista Alfredo Leuco, otro de los oradores. En nombre de los familiares habló Luis Czyzewski, padre de Paola, fallecida en el atentado. También hizo un fuerte llamado contra el memorándum de entendimiento con Irán.
El vicepresidente de la mutual judía, Ralph Thomas Saieg, también renovó el reclamo de justicia. "No ha surgido de la investigación ni un sólo imputado nuevo ni una pista que permita esclarecer el hecho. Carlos Telleldín sabe, y mucho, de la conexión local. Solicitamos un nuevo juicio a la mayor brevedad posible." El ataque aún no fue esclarecido por la justicia y en la actualidad no hay ningún detenido, aunque existen varias causas abiertas. En tribunales se investiga, por vías separadas, al mecánico Carlos Telledín, como responsable directo del ataque, al ex presidente Carlos Menem y al ex juez federal Juan José Galeano, entre otros, por encubrimiento. Se espera que estos expedientes lleguen pronto a un juicio oral. A su vez, el memorándum de entendimiento está a estudio de la Sala II de la Cámara de Casación Penal tras ser denunciado como "inconstitucional" por la AMIA y la DAIA.
Como todos los años, el acto empezó a las 9.53 con la emblemática sirena que sonó en el barrio de Once a la misma hora en que fue el ataque. Posteriormente, el conductor Mario Pergolini, quien ofició de maestro de ceremonias, pidió un minuto de silencio, que continuó con el encendido de velas y la mención de las 85 víctimas. Como todos los años, los reclamos fueron los mismos: verdad y justicia.
Y así, con la contundencia de dos décadas pasadas, podemos afirmar que el caso se encuentra, en lo que a impunidad se refiere, prácticamente como aquella fatídica mañana en que el tiempo se detuvo en la ciudad. Como bien dijo el Papa, el terrorismo sólo sabe matar. El terrorismo no tiene códigos ni límites. Lo demuestran en cada uno de sus actos salvajes y criminales, minuciosa y diabólicamente planificados, y ejecutados luego con frialdad y precisión milimétrica. Dos décadas no alcanzaron para poder castigar a los culpables del peor acto terrorista sufrido por la Argentina, que provocó la muerte de 85 personas y heridas a centenares.
Como cada aniversario, el de hoy es motivo de dolor e indignación. Dolor e indignación porque el paso del tiempo ha ido consolidando una impunidad hasta ahora infranqueable. Dolor e indignación por quienes perdieron la vida, por quienes resultaron heridos, por los familiares. Dolor e indignación porque el estado argentino es doblemente responsable: en primer lugar, porque dos años después del atentado a la embajada de Israel, no fue capaz de prever ni de prevenir este segundo acto terrorista y, no habiéndolo impedido, tampoco fue capaz de esclarecer plenamente el hecho, lograr la captura de los responsables, juzgarlos y condenarlos. Una incapacidad que sólo tiene parangón con el desinterés de las autoridades nacionales en resolver el caso. Se han sucedido los gobiernos y los funcionarios judiciales, pero la deuda sigue en pie. El desinterés y la ineptitud sólo significan seguir demorando la verdad.

viernes, 11 de julio de 2014

El proceso

El licenciado-guitarrista Amado Boudou cuenta con el privilegio de tener entre sus filas al enemigo declarado de la oligarquía Luis D’Elia, quien usó un argumento de lo más insólito para defenderlo. Comparó a Boudou con Martínez de Hoz y Cavallo y dijo que el caso Ciccone era de 50 millones de dólares contra 200.000 millones “de los otros.” Lo excusó, tácitamente, por ser un ladrón de poca monta.
De todos modos, Boudou no está dispuesto a exponerse. En Panamá, mientras la prensa intentaba a toda costa alcanzarlo, el vicepresidente se recluyó en su habitación de hotel al mejor estilo de "Pink," el desquiciado personaje de The Wall. Luego, sólo estuvo dos horas en Tucumán donde habló en un teatro con capacidad para 1.500 personas y donde también evitó el contacto con el periodismo. Su discurso, que sólo duró 11 minutos, consistió en una serie de elogios a Perón, y a Néstor y a Cristina Kirchner, y aseguró que “no es tiempo de las corporaciones, sino del pueblo.” Además, criticó a Gran Bretaña por su “enclave colonial” en las islas Malvinas y prometió continuar con el reclamo de soberanía.
"Amado, querido, el pueblo está contigo," le gritaron por unos pocos segundos los miembros de la Cámpora presentes, pero el pueblo no demostró estar más cerca de él que la fuerte custodia que lo rodeaba. Boudou se mostraba sonriente como siempre, aunque se lo notaba tenso y rígido. No habló una sola palabra de la causa judicial, y se lo vio, por orden de Cristina Kirchner, acompañado por un gabinete casi en pleno, pero visiblemente incómodo con la situación. Boudou estuvo, a fin de cuentas, sólo dos horas en esa provincia, no habló con la prensa, dio un discurso de Perogrullo y el gobernador José Alperovich tampoco le prodigó elogios ni muestras de apoyo excesivas.
Boudou juega a la defensiva. No está para que lo muestren ni para que lo comparen. Pero lo concreto es que el vicepresidente de la nación debería cumplir con su obligación de dar explicaciones, no esconderse. La actitud oficialista de atribuir todos los males habidos y por haber a inicuas conspiraciones mediáticas parece haber llegado a su punto álgido. Esgrimir ese argumento es una estrategia que ya no arroja ningún resultado. Si, como el propio Boudou dice, todo se reduce a una operación mediática, lo ideal hubiera sido que se diera una discusión abierta, un debate para que pudiera defenderse.
Pero un debate es una justa en la que se ve la capacidad intelectual de los participantes; implica confrontar ideas, esgrimir argumentos. Ese no es el terreno de Boudou. El terreno de Boudou es rodearse de aplaudidores como focas de circo. Ese es el exclusivo campo intelectual en el que nuestros funcionarios se mueven como pez en el agua.
Además, los apologistas del relato incurren en un sofisma: Mauricio Macri está procesado y, sin embargo, los medios no lo hostilizan. Esa defensa es endeble por tres razones. Primero, que Macri sea supuestamente impune no justifica la impunidad de Boudou. Segundo, los casos son distintos y el trámite judicial también. Macri fue procesado por el juez Oyarbide, pero posteriormente el juez Casanello sostuvo que no hay pruebas en su contra. Tercero, Macri se sometió a una comisión investigadora legislativa. Esa comisión, con el PRO en minoría, desestimó la acusación de espionaje -no de corrupción- en su contra.
Con esa comparación y seguramente sin quererlo, los kirchneristas están empujando a Boudou a comparecer ante los diputados opositores, algo que no parece el mejor plan. Con el trámite del juicio político en su contra, se multiplicaría la exposición mediática de lo que ya constituye un escándalo sin precedentes. Ya parece haber llegado la hora, entonces, de que en la Casa Rosada diseñen una estrategia para la emergencia. El proceso sigue su marcha, pero a deferencia de la obra de Kafka, a los defensores del imputado no les resultará alegar que “alguien debió haber calumniado a Amado B.” Una justificación más consistente será necesaria para impedir que la infamia se prolongue de manera indefinida.

martes, 1 de julio de 2014

Retroceder nunca, rendirse jamás

Si algo debemos reconocerle a la presidenta Cristina Kirchner es la constante en las decisiones que toma: todas ellas están equivocadas. El traslado del monumento a Colón es una maniobra estimada en un costo de no menos de 85.000 dólares para el bolsillo del sufrido contribuyente, monto mucho mayor que el necesario para mandar un telegrama de despido a Axel Kicillof, por nombrar una decisión, por ejemplo, que sería realmente acertada.
En el caso del "Ciccone-gate" y su protagonista estelar, el ex-DJ y guitarrista devenido en vicepresidente Amado Boudou, el sentido común indica que éste debería dar un paso al costado (léase renunciar). El juez Lijo lo ha procesado, pero la actitud de la presidenta consiste en defender al imputado de manera acérrima. Cristina ha evitado pronunciarse públicamente sobre el caso, y esta actitud hasta se puede interpretar como una estrategia en línea con ese fin. ¿Cómo se explica esto? El hecho de apartarse de Boudou sería interpretado como una falta de cohesión del poder oficialista, lo cual añadiría peso a la oposición política. Cristina no retrocede, mucho menos se rinde. Por el contrario, insiste en defender al vice a toda costa. Tal es su tesitura.
Ahora bien, la actitud presidencial de empecinarse hasta lo último en defender a su delfín supone un desgaste que en cualquier momento puede llegar a su punto límite. Algo va a ceder a tanta presión, máxime cuando el gobierno se encuentra en su momento más débil al cabo del desgaste que implica once años en el poder. La presidenta libra una guerra en dos frentes. Por un lado, la sentencia del juez Thomas Griesa; por el otro, la carga que significa un vicepresidente procesado. La prensa internacional, que venía registrando a un país al borde de la cesación de pagos, añade un segundo foco hacia un caso de corrupción que llega hasta la cima misma del poder. Además, como en el ajedrez, Cistina se bloquea con sus propias jugadas: sus intentos de destituir al fiscal Campagnoli no le dieron resultado. Cercada por problemas judiciales, realizando movimientos no exitosos, la presidenta atraviesa el final de su mandato en las condiciones más desfavorables que haya conocido jamás.
Boudou anunció que apelará el procesamiento. Eso no significa gran cosa. Las pruebas reunidas por Lijo pesan más en el platillo de la balanza en su contra. Al caso Ciccone, le seguirá el del auto con documentación adulterada. Después, la investigación por el inexplicable aumento del patrimonio del licenciado-guitarrista. La sombra de Boudou se proyectará sobre Cristina hasta su último día en el poder y, más aún, sobre los candidatos del Frente Para la Victoria durante toda su campaña. Será interesante ver qué argumentos esgrimen para sostener la consigna “Yo amo a Boudou.”
El gobierno está acorralado, el “kernerismo” se está disgregando y las grietas ya se empiezan a ver. En todo caso, hace una década se sepultó una república y comenzó una de las etapas más nefastas para la convivencia en democracia. Es positivo, por lo tanto, el curso que está tomando la investigación judicial al vicepresidente como una forma de empezar a reparar la terrible situación que hoy padecemos luego de estos años de despropósitos. Es bueno que comience la real evaluación de esta década, que se inicie por medio de la justicia independiente, la poca que ha sobrevivido, pero no olvidemos el resto: este gobierno deja a la Argentina con la deuda externa que aumenta y aumenta, una deuda interna a futuro, inflación, recesión, comercio destruido, política energética nula, transportes públicos colapsados, agricultura que sólo consiste en la soja, ganadería destruida, e industria automotriz y de la construcción en retroceso. Solamente queda en pie la única creación exitosa del régimen: la red de alcahuetes mediáticos que se ocupa de difundir el relato e impulsar la guerra santa contra el diario Clarín, adjudicarse méritos, y ahora formar el “correcto” pensamiento argentino. No debemos olvidarnos de este legado, pero seguramente no lo haremos pues el sufrimiento y el esfuerzo que demandará a la sociedad argentina remontarlo, será titánico.
Por último, es menester reclamar que la oposición política se erija inmediatamente como una alternativa plausible al proyecto de poder como requisito fundamental para recuperar la república.

miércoles, 11 de junio de 2014

Las venas cerradas de América latina

Durante los últimos cuarenta años, "Las venas abiertas de América Latina," de Eduardo Galeano, ha sido el texto canónico anticapitalista y antiyanki en la región. Hugo Chávez puso incluso una copia del libro, que llamó “un monumento de nuestra historia latinoamericana,” en las manos de Barack Obama la primera vez que se encontraron. A sus 73 años, sin embargo, el escritor uruguayo, se ha arrepentido de su propio libro, diciendo que no estaba calificado para tratar el asunto y que estaba mal escrito. Como era de esperar, sus declaraciones han despertado un vigoroso debate, con la izquierda empecinada en una obstinada defensa de las ideas que su propio referente ahora refuta.
“Las venas abiertas intentaba ser un libro de economía política, pero yo no contaba con suficiente entrenamiento o preparación,” dijo Galeano en abril pasado al responder algunas preguntas en la bienal del libro en Brasil, donde se celebraba el 43º aniversario de la publicación de su libro. Y agregó: “no sería capaz de leerme el libro de nuevo; me desmayaría. Para mí que esa prosa de la izquierda tradicional es extremadamente pesada y mi mente no la tolera.”
En su libro, Galeano promueve la “Teoría de la Dependencia,” la idea de que las naciones y los pueblos ricos y poderosos del mundo asignan y aplican un rol económico secundario subordinado a las naciones y los pueblos del mundo en desarrollo. Es la clásica teoría victimista de izquierda, basamento de todos los movimientos populistas y tercermundistas, una visión conspirativa de la historia en la cual unos fuertes Estados Unidos mandan sobre una débil América Latina.
Pero Galeano no se había detenido a pensar por qué otras sociedades pobres como Corea del Sur, Taiwan, Singapur y Hong Kong progresaron sin que nadie se lo impidiera. Malasia transformó completamente su economía en los últimos treinta años. Es decir que no les importó lo que decía el libro para construir, por ejemplo, los modernos y fabulosos edificios de Kuala Lumpur; así como los automóviles, artículos electrónicos, telas y alimentos que hoy constituyen los dos tercios de sus exportaciones. En Indonesia, el sector manufacturero se halla en continua expansión y diversificación, ayudado también por el sector turismo, que ha crecido en forma exponencial en lo que va del siglo. E incluso, en América Latina, Chile y la sexta economía del mundo: Brasil. Estos hechos muestran lo que el propio Galeano confirma ahora: que de economía sabía muy poco y lo poco que creía saber estaba totalmente errado.
Como escritor político, Galeano precisó de un verdadero coraje y gallardía para corregirse públicamente. No es fácil admitir cuando uno se equivoca. Y tengo que admitir que me ha sorprendido. Nobleza obliga.
En sus declaraciones en Brasil, Galeano aseguró que "la izquierda a veces comete graves errores cuando llega al poder," lo que se ha interpretado como crítica a Cuba bajo los hermanos Castro y a la errática administración de Venezuela bajo Chávez y su sucesor Maduro. Pero Galeano se describe todavía como "muy de izquierda," y en otras ocasiones ha celebrado los experimentos en democracia social que se han dado durante la última década en su propio país, y también en Brasil y Chile.
“La realidad ha cambiado mucho, y yo también,” dijo en la bienal. Y agregó: “La realidad es mucho más compleja precisamente porque la condición humana es diversa. Algunos sectores políticos para mí cercanos pensaban que dicha diversidad era una herejía. Incluso hoy, hay algunos sobrevivientes de ese tipo que piensan que toda diversidad es una amenaza. Por fortuna, no lo es.”
La verdad es que el progreso económico y la prosperidad son electivos. Una sociedad puede optar por hacer las cosas bien o mal, y esas decisiones tienen consecuencias. Hacen lo correcto durante un par de generaciones y la economía despegará; hacen lo contrario y la economía se hundirá.
Ya no se puede seguir insistiendo en un rencoroso discurso setentista según el cual los ricos le imponen la pobreza a los pobres. Este escritor demuestra haberlo comprendido. La tan mentada “dependencia” no parece hacer mella allí donde el ser humano elige la independencia. Hay un concepto para eso: libre albedrío.
Es muy simple: hay países que en un punto de su historia -Japón, por ejemplo, a partir de 1945- empiezan a hacer las cosas de un cierto modo que conduce al crecimiento y al desarrollo sostenido, mientras que otros países se quedan atrapados en sus propios discursos caducos. Lo que debe cambiar es la visión, y llevar ese cambio a la práctica. Mientras la visión no cambie, las consecuencias seguirán siendo las mismas.

sábado, 7 de junio de 2014

Otro día, otro recital

El licenciado-guitarrista Amado Boudou cuenta con un raro privilegio respecto a otros casos de corrupción que salpicaron al gobierno: la presidenta lo respalda. A diferencia, por ejemplo, del resonado caso Skanska o las increíbles peripecias de Felisa Miceli y Antonini Wilson, en que el poder no dudó en empujar fuera de sus cargos a los funcionarios sospechados. Boudou, en cambio, no renuncia; ni siquiera pide licencia. En realidad, la primera mandataria no podía abandonar a su suerte al vicepresidente porque detrás del negocio con la ex -Ciccone habría toda una red de complicidades, y porque habría sido Néstor Kirchner quien le encargó a Boudou que desarticulara la posibilidad de que el grupo Boldt, al que se asocia con Eduardo Duhalde, pudiera quedarse con la imprenta que fabricaba billetes para la Casa de Moneda. Por lo tanto, soltarle el brazo a Boudou expondría al gobierno a que el vicepresidente confiese muchas cosas.
Una hipotética caída del vice se interpretaría como un signo de falta de cohesión de cara al fin de ciclo gubernamental, ocasionando que el poder oficialista se termine diluyendo más rápidamente todavía. El hecho de que Boudou esté vinculado a una empresa rodeada de una nube de sospechas de corrupción ha sido un factor constante de erosión al poder real de Cristina y si, además, sus problemas con la justicia se agravan, quedará demostrada la disminución de ese poder cuando el gobierno está atravesando, justamente, su peor momento. Estos avatares que viene sufriendo, su falta de credibilidad en todas las áreas y la difícil situación económica en que se encuentra el país lo ponen en un delicado terreno en el que cualquier movimiento en falso puede resultar fatal.
Frente a este escenario, entonces, la presidenta decidió renovar su defensa del vicepresidente. Lo hizo en forma indirecta el pasado miércoles, durante un acto en la Casa Rosada en el que anunció una nueva moratoria para incorporar a 473.000 nuevos jubilados. Fue cuando reivindicó la decisión de estatizar los fondos previsionales que administraban las AFJP, entre cuyos autores intelectuales se encuentra Boudou.
Al mismo tiempo, la Casa Rosada ayudó a diseñar la estrategia judicial de Boudou, tendiente a entorpecer el accionar de la justicia para postergar una definición de la misma. De acuerdo con ese plan, se pidió la nulidad del llamado a indagatoria y el vicepresidente renovó sus provocaciones al juez Ariel Lijo, tal vez con la esperanza de encontrar un camino que conduzca a la recusación del magistrado, al tiempo que, como le gusta a Cristina, recurrió a los fantasmas de Clarín y La Nación, los culpables de todas sus angustias y todos sus quebrantos como dice el bolero, para explicar su triste situación.
Además, el hecho de que Cristina lo abandone sería admitir lo que debe ser evidente hasta para ella: elegirlo como compañero de fórmula fue un error garrafal.
Lo concreto es que Boudou debe presentarse a declarar ante el juez Lijo, quien cuenta con diez días para decidir su situación procesal. Si las respuestas del vicepresidente convencen al magistrado, lo absolverá y podrá dar por finalizado el caso y seguramente otro día dará otro recital como ya nos tiene acostumbrados. Si no lo convencen, quedará procesado y tendrá problemas más graves que tocar las aburridas canciones de la Mancha de Rolando, una banda mediocre.

viernes, 6 de junio de 2014

El Día-D más 70 años

El 6 de junio de 1944 fue el día más largo, la vuelta de bisagra de la historia expresada de manera dramática por Winston Churchill y su inmortal sentencia: "Jamás nos rendiremos." Palabras que esa madrugada cobraron un sentido que perdurará para siempre.
La Operación Overlord, la hazaña del Día-D, ejecutada por sorpresa y en la que se empeñó un enorme esfuerzo bélico, marcó el principio del fin del dominio nazi en Europa.
Entonces se había reunido, en el más absoluto secreto, un ejército de cientos de miles de hombres en Inglaterra. Los ingleses y los norteamericanos que habían cruzado el océano Atlántico se reunieron para invadir el continente que estaba bajo el dominio de Hitler. Todas las capitales –París, Viena, Varsovia, Bruselas, La Haya, Budapest, Belgrado, Praga, Bucarest, Oslo, Copenhague- tenían la cruz svástica.
De pronto, en Normandía, el mar se cubre de barcos y desembarcan las tropas aliadas. El cielo se pone negro de aviones. Llueven paracaidistas. La invasión se derrama arrolladora, y ningún contraataque alemán pudo ya parar el avance de aquellos soldados. Los ojos del mundo estaban puestos en ellos por medio de las tecnologías disponibles: los diarios, el cine y la radio. La invasión se implementó sobre las cinco playas conocidas como Utah, Gold, Sword, Omaha y Juno. En las tres primeras, los aliados no encontraron mayor resistencia, pero en Juno y en "la sangrienta Omaha" tuvieron lugar encarnizadas batallas. Eisenhower, comandante supremo de las Fuerzas Aliadas, dirigía a casi 3 millones de soldados. Más de la mitad de ellos eran estadounidenses; las tropas británicas y canadienses sumaban alrededor de un millón de efectivos, y también había combatientes franceses, polacos, checos, belgas, noruegos y holandeses. Al caer la noche del 6 de junio había 150.000 soldados de las Fuerzas Aliadas en las costas del continente europeo y miles más en camino. Quienes lucharon en las playas ese día cambiaron el curso de la historia.
Y así, imparables, los aliados avanzan sobre Hitler hasta que, en 1945, queda acorralado en el edificio de la Cancillería de Berlín. Para entonces, también se había producido el avance de Rusia y Hitler queda atrapado entre los americanos que embestían por el Oeste y los rusos por el Este. Acosado simultáneamente por ambos frentes, el Fürher finalmente ve derrumbarse el edificio de la Cancillería y muere aplastado como una rata dentro de su propia ratonera.
Fue así como las fuerzas de la libertad le devolvieron la libertad a Europa. Ese fue el sentido de Normandía.
En la casa del mariscal Rommel, en Herrlingen, Alemania, sonaba el teléfono. Llamaba el jefe de su Estado Mayor para hacerle un resumen de la invasión.
Rommel lo escuchó horrorizado, y aunque estaba claro que aún quedaban por delante meses de lucha, sabía que el juego había terminado. Todavía no eran las 12 del mediodía y el día más largo de la historia ya era historia. La suerte estaba echada. Las cartas ahora jugaban para los aliados. Por un capricho del destino, el poderoso mariscal alemán no estuvo en la línea de fuego durante la batalla decisiva. El 6 de junio era el cumpleaños de su esposa y quiso estar en su casa con ella. Lo único que atinó a decir fue “¡Estúpido de mí! ¡Estúpido de mí!”
Para unos 2.500 soldados estadounidenses, británicos y canadienses, aquel día de gloria fue el último. La batalla de Normandía terminó al final del verano de 1944. En la actualidad, los restos de más de 100.000 soldados que murieron a lo largo de ese verano yacen en 27 cementerios.
Seis semanas después del Día D, un grupo de conspiradores intentó matar a Hitler, pero fracasaron. Rommel, acusado falsamente de estar involucrado en la conjura, se suicidó envenenándose para evitar el juicio y salvar a su familia de las represalias.
Entre los sobrevivientes del Día D se encontraban Bill Millin, el gaitero británico que acompaño el desembarco en la playa Sword. Después de la guerra se convirtió en enfermero y se radicó en Devon, Inglaterra. Millin falleció en 2010.
El comandante alemán Werner Pluskat, quien sobrevivió al combate de la playa Omaha, recibió órdenes de regresar a Alemania, donde más tarde sería tomado prisionero por los norteamericanos. Fue liberado al finalizar la guerra y dirigió una empresa de cemento alemana. Murió en 2002.
El teniente coronel Terence Otaway recibió la Orden del Servicio Distinguido por la toma de la batería antiaérea de Merville, en la playa Sword, y llegó a ser un empresario exitoso en Surrey, Inglaterra. Otaway decía que el Día D “no sólo fue la clave para la liberación de Europa, sino también el día en que las dispersas fuerzas aliadas se convirtieron en una máquina cohesionada. La OTAN y todas las alianzas occidentales actuales le deben su existencia.” Falleció en 2006.
Lo que siguió a Normandía fue la apoteósica liberación de París y la llegada triunfal de los aliados a Berlín. La guerra terminaba. Después de seis largos y peligrosos años, Europa volvía a conocer la paz.
La reconstrucción de Europa fue hecha por los mismos europeos, pero también por los americanos. Fueron manos americanas las que reconstruyeron Monte Casino en Italia, la Catedral de Reims en Francia, o una plaza de Varsovia o un teatro de Berlín. Y la historia da una vuelta completa. Comienza un nuevo tomo de una gran enciclopedia: la historia de Europa.
Finalmente, el Plan Marshall es la mano de América que se tiende a Europa para que se levante de nuevo y camine.
Se cumplen 70 años de ese acontecimiento crucial: el desembarco de los aliados en Europa, el primer paso para liberar el continente de la ocupación nazi.
Hoy quise recordarlo no sólo como la batalla trágica pero a la vez heroica que fue, un relato desgarrador del enfrentamiento entre hombres, sino también como la vuelta de bisagra al significar el principio del fin de un capítulo negro de la historia y salvar al mundo para la civilización.

jueves, 8 de mayo de 2014

Amor, odio, amor

Hugo Chávez le dedicó un Padre Nuestro a Fidel Castro porque pensaba que Estados Unidos era Satanás.
La relación de Chávez con Estados Unidos era como la del resto de la humanidad: inevitable. Hay envidia, admiración y recelo en esa característica historia de amor y de odio por los norteamericanos, especialmente cuando nadie deposita un centavo en el Banco de Cuba. ¿Podemos comprender esta hipótesis de conflicto?
Envidia porque desde que Estados Unidos se independizó, en 1776, el resto de América siguió su ejemplo. Este país fue el primero en romper el yugo con el país más poderoso del mundo, Inglaterra, con lo cual demostró que "el hombre está dotado de ciertos derechos inalienables otorgados por su Creador, entre los que se encuentran la vida, la libertad y el propósito de la felicidad.” La inmortal sentencia de Thomas Jefferson sentó un precedente que cambió el curso de la historia.
Así, los Padres Fundadores levantaron esta nueva nación con ideas simples y nuevas casi sacadas de la naturaleza virgen que los rodeaba, libres de las complicaciones intelectuales de los países europeos que seguían cargando con el peso histórico de la nobleza, los ejércitos y la iglesia. En muchos países se adoptaron instituciones calcadas de los Estados Unidos que, a su vez, imitaba a la antigua Roma. Los capitolios de La Habana, Caracas, Buenos Aires y Bogotá son réplicas del Capitolio de Washington, inaugurado en 1800.
Recelo porque Estados Unidos ha desatado guerras, ha conquistado territorios y ha pasado de ser un país no muy grande de 13 estados hasta expandirse imparable hacia el Oeste y llegar a ser ese coloso continental “de costa a costa” de 50 estados.
Admiración porque dos siglos y medio después de su independencia, Estados Unidos es la primera potencia planetaria. Han creado un sistema económico, político y social tan perfecto que sirvió de inspiración y guía a todos los demás sistemas del mundo y las migraciones son, justamente, hacia ese país. Todos los latinoamericanos (los pobres a recoger la fruta, los ricos a estudiar a Harvard) quieren ir al paraíso norteamericano cueste lo que cueste.
Estados Unidos es el gran laboratorio desde donde se perfila el futuro. De allí vienen las modas, las músicas, las imágenes, las técnicas, las consagraciones que tarde o temprano se esparcirán por todo el mundo.
Para los ingleses, Estados Unidos es la colonia que humilló al rey Jorge. Para  los franceses, la nación que les arrebató la primacía de Occidente. Para los españoles, la potencia que vino a despojarlos de sus últimos bastiones americanos: Cuba y Puerto Rico. Además, toda Europa tiene que agradecer que los yankis le sacaran de encima a Hitler. Y en la Argentina, la historia indica que Kissinger se mostraba complacido con Videla, pero el movimiento de los derechos humanos fue impulsado por Jimmy Carter y su diligente secretaria Patricia Derian, enemigos jurados de la dictadura militar.
Muchos miran con odio a los Estados Unidos por implementar guerras e invasiones en otras partes del mundo. Culpar y odiar es fácil, pero desde este otro punto de vista se adquiere otra visión de las cosas. Durante mucho tiempo, mientras países como Inglaterra, Francia, Holanda, Portugal o España fueron grandes imperios marítimos, Estados Unidos fue un país pobre. Pobre era el inmigrante que llegaba al puerto de la bahía de Nueva York. Pobre era el pionero que colonizaba el Oeste.
Y uno de los estados del Oeste, California, es hoy tan rico que si fuera un país independiente sería la quinta economía mundial.
Todo ese odio y envidia, entonces, al ver una sociedad próspera y ordenada, una sociedad que se proyecta en el tiempo formada por decenas de culturas diferentes donde el respeto hacia el otro es fundamental, donde no existe el caos, donde las reglas de juego son claras, donde todo aquel que lleve una vida ordenada puede acceder a un crédito para la vivienda, puede progresar a largo plazo. Una sociedad norteamericana que es el espejo del mundo. Y la imagen que se refleja es que en el corazón de cada hombre anida el deseo de ser libre.
Muchos de nosotros sabemos de sobra todo esto, pero resulta sorprendente ver cuántos políticos latinoamericanos siguen engañando a sus pueblos con cuentos sobre “la inexorable decadencia” de Estados Unidos. En muchos casos, son sus propios países los que están en caída libre.

jueves, 1 de mayo de 2014

Hay que pasar el invierno

La plaga de la inflación no se agota en sus efectos inmediatos, como el menor poder adquisitivo, la mayor pobreza y el aumento de la conflictividad social. Es un virus tan pernicioso que exige tomar medidas radicales y, por lo tanto, impopulares. Esa es la carga que le espera al próximo gobierno. Pero aún le quedan casi veinte meses al gobierno actual y, como es su costumbre, se limitará a combatir las secuelas de los males, no sus causas. Su retórica populista y complaciente seguirá versando sobre la guerra santa contra las corporaciones y el diario Clarín. El verdadero tratamiento quedará para quien asuma la presidencia el 10 de diciembre de 2015. Una vez que el proyecto “Cristina eterna” recibió su lápida y el relato que emana todos los días de la Casa Rosada transita sus últimos tramos, queda abierta la puerta para la próxima fase de la historia.
El nuevo gobierno empezará así de la peor manera. Desde el inicio, deberá pagar el enorme costo político de hacer un ajuste impopular, que sólo producirá resultados con el paso del tiempo. La fórmula inversa del manual kirchnerista de supervivencia política, en cambio, consiste en no pagar jamás un costo y postergar hasta el infinito la solución verdadera de los problemas.
La verdadera receta consiste en la reducción del gasto público desbordado para así limitar la emisión monetaria que es la causa de la inflación. Por lo tanto, tendrán que desaparecer subsidios, dádivas y programas del estilo de "Fútbol Para Tapar Todo." Acaso, reducir la cantidad de empleados en todos los niveles de la administración pública. Eso no le gustará a la Cámpora, ya que sus miembros, sus amigos, los amigos de sus amigos, y los amigos de los amigos de sus amigos son los que ocupan los cargos. ¿Habrá, tal vez, que reprivatizar empresas estatizadas en los últimos once años? Esas empresas no se mantienen por arte de magia sino que son una carga para el contribuyente. Los números no mienten. Si no se paga hasta el último centavo del déficit, éste no cerrará. Pero los próximos gobernantes serán blanco de la demagogia y la crítica fácil. Se los tachará de reaccionarios, traidores a la patria y agentes del imperialismo yanki.
La década ganada es el corolario de las siete décadas perdidas que comenzaron en 1945 cuando el lema era “los dólares no se comen” y que significaron el retroceso de la entonces séptima economía mundial hasta caer en el pantano del facilismo demagogo en el que hoy se encuentra con las consecuencias que todos conocemos y que sería redundante enumerar aquí. En la actual situación, sería bueno intentar otras políticas.
Esas otras políticas serían el ajuste fiscal, el desarrollo de planes energéticos, la restauración de la independencia judicial y el desmantelamiento de la red de obsecuencia mediática oficialista, sólo por nombrar algunos factores que serían muy positivos para la recuperación de la calidad institucional. Son medidas, como dije, que tienden a ser impopulares y que sólo arrojarán un resultado con el paso del tiempo, pero como decía Álvaro Alsogaray, “hay que pasar el invierno.”
Hace ya muchos años, la reina María Antonieta inmortalizó la frase “si no tienen pan, que coman torta,” y perdió la cabeza. Dos siglos más tarde, Néstor Kirchner dijo, “¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?” Y él también se fue de este valle de lágrimas. Es como para pensar que las sentencias formuladas desde el poder tienen consecuencias fatales.
Si al próximo presidente argentino se le ocurre poner en práctica la consigna de Alsogaray, espero sinceramente que no haya nada que lamentar.

lunes, 7 de abril de 2014

El panorma de la sucesión presidencial

Un nuevo sondeo de la consultora M&F confirma la tendencia que se viene percibiendo desde la primera marcha masiva opositora al gobierno realizada el 13 de septiembre de 2012: la imagen presidencial va en caída libre. El 65% de las personas consultadas desaprueba la gestión. Otro dato curioso que dejó la encuesta fue la pregunta relacionado con el partido político con el que se identifica la gente. El 43,5% de los entrevistados dijo que “con ninguno,” el 26,1% afirmó que con el peronismo, el 13,6% con el radicalismo y el 3,6% con el socialismo. Un 7,1% no quiso o no supo responder. Por otra parte, el nombre que se baraja como el posible próximo presidente es Sergio Massa.
En la Casa Rosada saben esto, así como que el 18 de octubre 2015 es la fecha de vencimiento del "relato" y del "modelo." No solamente eso, sino también la posible apertura de un proceso revisionista de consecuencias imprevisibles para quienes manejaron durante más de una década los recursos del estado sin ningún control efectivo; es decir, con un poder absoluto.
Con este panorama en cierne y sin ninguna posibilidad de re-reelección, la presidenta se encuentra ante dos alternativas. Una, el kirchnerismo consigue hacer pie en ese núcleo duro que lo sustenta (léase el 22% que catapultó a Néstor al poder) y logra postular un candidato propio para rivalizar con Massa; o dos, el "modelo" se diluye sin pena ni gloria y estos años se recordarán con nostalgia como la encarnación efímera de un proyecto de poder que tal vez estuvo a punto de existir.
En el primer caso, el análisis es muy arduo ya que Axel Kicillof y Amado Boudou, por nombrar los máximos puntales del kirchnerismo, son precisamente quienes registran los peores niveles de aprobación según el sondeo de la mencionada consultora, y por lo menos hasta el día de hoy no parece surgir figura alguna que pudiera captar votos. Daniel Scioli, abrumado por sus desgastantes problemas, sería el único capaz de enfrentar a Massa, pero en las actuales condiciones no cuenta con mayores posibilidades de ganar la pulseada.
Por lo tanto, la segunda opción parece la más plausible. La razón es que el poder de los Kirchner en su apogeo era indiscutible y nadie estaba en condiciones de disputárselo. Los caciques territoriales y los jefes del conurbano eran virtualmente sus empleados. Pero ahora el poder de los Kirchner está muy lejos de su apogeo. El “pragmatismo” demostrado por la presidenta al devaluar la moneda después de años de haber predicado exactamente lo contrario demuestra que la realidad, tarde o temprano, se impone a la ideología, y que si ambas no coinciden, el dilema es adaptarse o desaparecer. Por otra parte, el nombramiento del ex-radical Gerardo Zamora como presidente provisional del Senado, el tercero en la sucesión presidencial después de Boudou, puede interpretarse como una señal de lo debilitada que estaría la presidenta en estos momentos. El jefe del bloque radical, Gerardo Morales, declaró que la designación de Zamora responde a que “Cristina no quiere a un peronista porque tiene a Boudou complicado y teme que los propios kirchneristas la empujen fuera del gobierno.”
Las circunstancias del poder han cambiado de manera dramática y seguirán cambiando a medida que este poder se extinga. A la presidenta ya no le basta con su ejército de aduladores mediáticos ni con su habitual troupe de focas aplaudidoras a los que nos tenía acostumbrados. Los tiempos se aceleran y la ciudadanía está ávida de nuevas propuestas, de buenas y nuevas propuestas.
Estas son las condiciones en las que se desarrollará la transición. Con una presidenta atenta a las variables macroeconómicas y dispuesta a hacer los ajustes necesarios, pero limitada por falta de oferentes en lo que a sucesión se refiere. Con un partido que la acompañará hasta el final, pero disperso a la hora de elegir un sucesor.

miércoles, 2 de abril de 2014

Maduro escribe en The New York Times

Nicolás Maduro utilizó uno de los símbolos del “imperio” que tanto odia y decidió publicar una nota en el diario The New York Times para lanzar un “llamado a la paz” y pedir al “pueblo estadounidense” que aliente a las autoridades a no sancionar a Venezuela. En un artículo titulado “Un llamado a la paz desde Venezuela,” invitó a los venezolanos a leer su columna porque allí, aseguró, se dice “una cantidad de verdades contrastables con el pueblo de Venezuela porque se miente mucho en Estados Unidos.”
El mandatario acusó además a quienes llevan adelante las protestas en su contra y dijo que lo hacen con “el sólo objetivo de un derrocamiento inconstitucional del gobierno elegido democráticamente.”
“Las recientes protestas en Venezuela –dice el presidente- han llamado la atención de la comunidad internacional. Gran parte de la cobertura en los medios internacionales ha distorsionado la realidad de mi país y los hechos de actualidad,” y agrega que hay una “narración” presentada por el gobierno estadounidense en la cual “los manifestantes están ampliamente descriptos como pacíficos, mientras dicen que el gobierno es violento y represivo.”
“En realidad, el gobierno de Estados Unidos está en el lado del 1% que quiere arrastrar a nuestro país de nuevo a una época en que el 99% era excluido de la vida política y sólo la élite, incluyendo las empresas de Estados Unidos, se beneficiaban del petróleo de Venezuela,” señaló. “Espero que los estadounidenses, conociendo la verdad, expresen que Venezuela y su pueblo no merecen tal castigo y llamen a sus líderes políticos para que se abstengan de sanciones.”
En un cambio de tono, a la vez, Maduro dice que ha llegado la “hora del diálogo y la diplomacia.” También señala que su gobierno le ha hecho llegar al gobierno de Barack Obama su “deseo de volver a intercambiar embajadores,” aunque no aclaró cuándo ni cómo fue efectivizada esa propuesta.
Hace unos días, escribió en esas mismas páginas Leopoldo López, el líder opositor venezolano que fuera encarcelado por las protestas.
Creo que es bueno que el periódico New York Times publique un artículo del presidente de Venezuela. Al igual que este importante órgano de prensa y todos los medios de prensa escrita, radial y televisiva de Estados Unidos publiquen y emitan imágenes y declaraciones, transmitan entrevistas, conceptos y puntos de vista de todo ser humano que pisa este planeta.
Creo que es bueno que suceda este hecho no solamente por lo publicado, por los conceptos vertidos con los que podemos estar de acuerdo o no, sino por entenderse que la democracia, la libertad de expresión y el respeto al ser humano es eso que, en el gran imperio que tanto se odia, se practica y ejerce a diario mientras que en muchos otros países brilla por su ausencia.

viernes, 28 de marzo de 2014

El drama de las aulas vacías

Ya no se trata de condiciones edilicias deplorables, instalaciones sanitarias deficientes o falta de material didáctico. Ahora sólo importa levantar la hipoteca con que se ha prendado el futuro. Se está vaciando el futuro de contenidos; y como la naturaleza aborrece el vacío, lo llenará de indigencia, pobreza, marginalidad y dependencia de los planes sociales. ¿Cómo podría ser de otra manera en un pueblo que no se educa? Hay clases en el Congo, en Uganda y en Camerún, pero no en la patria de Domingo Faustino Sarmiento. Las escuelas siguen cerradas y 3,5 millones de niños y adolescentes están perdiendo lo último que pueden perder que es el tiempo.
La huelga de maestros es la prueba cabal de un estado ausente y de una sociedad que se encuentra al punto mismo de su disgregación. La puja entre gobierno y gremialistas deja en claro que a ninguno de los dos le importa la educación: solamente les interesa ganar más o pagar menos. La responsabilidad del estado es innegable. Por error u omisión, el estado no garantiza el derecho constitucional de la educación, no proporciona a los docentes la capacitación adecuada, no lleva a la población la calma necesaria en el trance de un momento tan difícil. Eso sería ejemplo de omisión. Pero la prioridad oficial siguen siendo los 4 millones de pesos por día que el gobierno gasta en el "fútbol para tapar todo." Eso sería ejemplo de error.
Desde 2003, el gasto real en educación se multiplicó por más de tres. Sin embargo, ese factor no alcanza a capear el deterioro que muestran los indicadores de calidad, cantidad y equidad educativa. Salvo en el nivel inicial (3 a 5 años) el porcentaje de la población por tramo etario que asiste a la escuela prácticamente no aumentó en una década; creció la cantidad de jóvenes que no trabajan ni estudian; la mitad de los estudiantes secundarios no están cursando el año que les corresponde por edad: son repetidores o abandonaron; el país cayó varios puestos en el ranking de pruebas internacionales PISA, que también revelan que los alumnos argentinos poseen la mayor desigualdad interna; y la escuela pública pierde terreno a manos de la privada. Además, bajo el régimen actual, el mayor aumento del presupuesto va a las empresas que ganan las licitaciones para edificios y refacciones. Estamos asistiendo a las consecuencias de la corrupción, de la incapacidad y del desgobierno. Nunca antes la sociedad había soportado los actuales dislates. Somos el triste resultado de una sociedad disgregada y que sigue los peores ejemplos. Nuestra sociedad tocó fondo. Somos la aceptación de la decadencia moral, la corrupción y la mentira. Todo en nombre del facilismo demagogo en el que se sustentan los sucesivos gobiernos y sus falsos modelos.
Los políticos argentinos no asumieron que en las aulas se forman ciudadanos íntegros, responsables y sacrificados. Se eliminaron las sanciones y los controles estrictos que tanto jóvenes como niños necesitan imperiosamente, tal como los árboles pequeños necesitan de fuertes tutores para crecer rectos y fuertes. Por el contrario, las drogas, las armas, la indisciplina y el culto al libertinaje llegaron tristemente a las aulas para no irse con facilidad. De hecho, hay una inmensa cantidad de niños argentinos que no saben lo que es tener un padre que trabaja.
No hay moral ni ejemplos. Sólo hay mediocridad crónica. Es una mediocridad endémica que se manifiesta a todo nivel: intelectual, profesional, en la conducta diaria. Y las escuelas siguen sin abrir sus puertas. Y las sentencias judiciales no tienen ningún efecto porque hemos perdido hasta las instituciones. Y la droga sigue haciendo mella en la juventud. Y el país se sigue vaciando de contenidos. Y esta inmensa tragedia nos demuestra cuánta razón tenía Mariano Moreno cuando decía, “si los pueblos no se educan, cambiarán de tirano pero no de tiranía.”
Una caída libre en un espiral oscuro. Ojalá haya posibilidad de reacción antes del punto de no retorno.

martes, 18 de marzo de 2014

Una verdadera lección de fascismo

Los vecinos del tradicional barrio porteño de la Recoleta amanecieron con una sorpresa: una bandera de la agrupación oficialista "La Cámpora" fue izada en la plaza Monseñor de Andrea, en Anchorena y Córdoba, en el lugar donde antes había, como debe ser, una bandera argentina.
"No sabemos si ellos sacaron la bandera nacional, pero es una falta de respeto que, en donde debería estar el emblema patrio, ellos suban su bandera partidaria," declaró el presidente de la Junta Comunal de Recoleta, Facundo Carrillo.
Carrillo recibió la denuncia el domingo. Según contó, el fin de semana un grupo de estudiantes de Ciencias Exactas que pertenece a La Cámpora realizó un acto en la mencionada plaza. En esa ocasión, habrían izado la nueva bandera.
"Es común que se roben la bandera argentina de esa plaza; por eso no sabemos si ellos la sacaron o simplemente aprovecharon el lugar vacío para poner su emblema," indicó Carrillo quien, además, informó que analizan "qué figura penal le corresponde a esta acción."
¿Y cuál es la bandera de La Cámpora? Defender a Milani, Boudou, Zanini, la represión estudiantil en Venezuela, el negocio de Recalde en Aerolíneas Argentinas, y a Pablo Echarri, Andrea del Boca y sus  patéticos folletines pagados por los sufridos contribuyentes, entre otras causas muy caras al pueblo y muy útiles para la construcción de la ciudadanía.
Evidentemente el fin es provocar, enfrentar a los ciudadanos. Dicho de otra manera, estos son los manotones de ahogado de un régimen corrupto y demencial que ya va por su recta final. En todo caso, hace una década se sepultó una república y comenzó una de las etapas más retrógradas para la convivencia social y el bastardeo de las instituciones. Esta actitud nos deja bien en claro que el autoritarismo se caracteriza por reemplazar la bandera nacional por un trapo de acuerdo a la ideología imperante. Un hecho lamentable. Una verdadera lección de fascismo que nos pone en ridículo ante el mundo. ¿País serio? ¿Qué es eso?