lunes, 10 de febrero de 2014

¿Finalmente es el fin?

Según informa el Banco Central en su página web, el saldo al 6 de febrero era de 28.000 millones de dólares. Esa cantidad, según advierte el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, "equivale a sólo cinco meses de importaciones." Según un allegado del gobernador bonaerense Daniel Scioli, si dichas reservas "perforan el piso de los 25.000 millones, vamos a estar en problemas." ¿Contribuye este panorama a lo que podríamos llamar un clima destituyente? Que soplen vientos nadie lo niega. Más que vientos, voces explícitas. Ricardo Colombi ya avisó que tiene bonos listos para pagar las deudas impagables de Corrientes, como si el recurso bonista no hubiese sido causal de gobiernos que inexorablemente se encaminan al abismo. Otra sentencia filtrada en el entorno de Scioli fue "si cae Cristina, caemos todos." Por su parte, el ex-kirchnerista devenido en opositor Jorge Yoma dice que “esto es un final cantado” y que lo suyo no es golpista porque “los gobiernos que se caen en democracia es por inútiles.” Y el intendente de Merlo, Raúl Othacehé, quien hasta hace unas horas acompañaba el proyecto nacional y popular, anunció su pase a las huestes del traidor Sergio Massa.
Otras declaraciones pertinentes son las del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, uno de los presidenciables de 2015, que dijo que el gobierno “está enfrentando serios problemas de gobernabilidad.” Para el ex gobernador y actual diputado Felipe Solá, “este gobierno puede terminar como el de Alfonsín.” El jefe de gabinete Jorge Capitanich dijo que “se pretende generar una acción psicológica de desestabilización permanente.” Los sindicalistas Luis Barrionuevo y Hugo Moyano declararon respectivamente que “si tienen miedo de irse antes es porque seguro se van antes” y “buscan la forma de provocar algo y justificar su salida.”
¿Clima enrarecido? La política, como la justicia, tiene plazos, pero pueden adelantarse. El vicepresidente Amado Boudou dejó entrever en ámbitos privados que ahora, en pleno proceso legal por el caso Ciccone, analiza la posibilidad de cantar, y no precisamente una ópera. Insinúa que, si en verdad se anima a hacerlo, el expediente más sensible para el gobierno podría alcanzar directamente a Olivos. Estos son los corillos que circulan y sólo el tiempo dirá si son hechos. Boudou está viviendo una verdadera pesadilla judicial, y algunos se preguntan hasta qué punto podrá soportar tanta presión hasta que se quiebre. Agustina Kämpfer, la pareja del vicepresidente, también está siendo investigada por enriquecimiento ilícito en el marco de ese mismo expediente. Todavía no fue citada a declarar, pero puede suceder y la información que dé podría resultar comprometedora. El vice, atrapado sin salida, sabe que los tiempos se aceleran. Varios diputados de la oposición pidieron su juicio político. Tan atribulado está Boudou que en la intimidad dejó entrever como sería su rol en un eventual escenario de salida anticipada de Cristina Kirchner. La versión es que, como primer eslabón en la sucesión presidencial, negociaría su rápida salida a cambio de una limpieza en su legajo judicial. Pero el peronismo también tiene lo suyo: su condición de extracción no peronista puede dejarlo desvalido. Y si hasta el momento creía que su mejor defensa era la propia Cristina, está muy equivocado, ya que el lógico desgaste de un kirchnerismo que se empieza a despedir del poder acelera aún más los tiempos.
Por otra parte, los problemas de salud de la presidenta la colocan en una situación particularmente vulnerable. Dicen los que la rodean que el trance de la recuperación le puede llevar todo el año y, de hecho, ya nunca va a ser la misma de antes. 
Sin liderazgo claro, con falta de dialogo y en un tenso panorama en el que dos piezas juntas no parecen encajar, tanto el oficialismo como la oposición prevén la posibilidad de un final anticipado del mandato presidencial. ¿Deben activarse los mecanismos legales para el relevo del poder? Para inclinar la balanza al otro lado, diremos que la vicejefa del ejecutivo porteño María Vidal calificó como “disparate” plantear una salida anticipada de Cristina, aunque se encargó de recalcar que “el modelo se agotó.”
¿Se resignará la presidenta a su largo adiós? ¿Lograrán congeniar todas las partes involucradas? El gobierno camina en un patio de baldosas flojas y cualquier paso en falso podría resultar fatal. La impresión es que si se cae, no lo ayudarán.    
     

lunes, 3 de febrero de 2014

Las fantasías de Axel

Unos compañeros de la Universidad de Buenos Aires donde estudió Axel Kicillof señalan que era "un tipo inteligente que estaba convencido de que era muy inteligente." Otro comentó que "le costaba y le cuesta asumir que de algún tema no entiende." Mientras que un profesor decía que “hablaba mucho porque le encantaba escucharse.”
Considero que aquí radica esencialmente el problema. Kicillof es un teórico que jamás se ha movido en el plano de la economía real. Ni él ni nadie que lo rodea sabe cómo se crean los empleos ni funciona la economía en el sector privado. Parte de simples postulados teóricos que estudiaba en la universidad para aprobar las materias que cursaba. Y como todos los teóricos, se aferra al convencimiento de que sus conocimientos son correctos y que nada ni nadie podrá sacarlo de esa convicción. Hasta que la realidad toca a la puerta.
Vamos por partes. Hay un sueño del populismo que es controlar la economía en todos sus niveles: precios, salarios, tarifas, tasas de interés, etc. Pero ese sueño se convierte en pesadilla cuando se altera una variable y se lucha infructuosamente por mantener las otras bajo control. Por ejemplo, el gobierno pretendió resolver el problema de la pérdida de reservas y del atraso cambiario y el resultado fue activar otros problemas como la carestía, la puja distributiva y agravar el conflicto social. La presidenta y su ministro pretendieron representar un papel mesiánico y pusieron en marcha un mecanismo que no pudieron controlar.
“No vamos a hacer nada que genere bruscos cambios en la economía,” fue la primera definición de Kicillof el 21 de diciembre cuando asumió como ministro. Dos meses más tarde, el peso sufría su mayor devaluación en 12 años: un 32%. El dólar se fue a 8 pesos, siempre y cuando el ahorrista acredite un sueldo mínimo de 7.200 pesos y consiga autorización de la AFIP. Para todos los demás supuestos, la divisa norteamericana supera holgadamente los 10 pesos, y sigue subiendo. El 14 de abril de 2012,  durante su alocución de defensa de la estatización de YPF en el Senado, Kicillof no escatimó críticas y arremetió contra los “papagayos que repiten la idea de que hay que devaluar la moneda.” Casi dos años después, sin necesidad de hacer comparaciones con un ave tropical, fue el responsable de la devaluación.
El mismo día de su asunción también habló de las reservas: “Tenemos reservas que han sufrido alguna baja, pero que están en niveles consistentes, muy fuertes; el tipo de cambio forma parte de un programa y tenemos que lograr más ofertas de dólares.” Dos meses más tarde, las reservas del BCRA cayeron 12% y pasaron de 31.786 millones a 28.100 millones. Pero el ministro habla porque le gusta escucharse.
Y habla tonterías. En una reciente aparición televisiva dijo que “nadie sabe a cuánto cotiza el dólar 'blue,' porque como es ilegal, nadie sabe.” Señor ministro, todo lo que tiene que hacer es caminar un par de cuadras por la calle Florida para saber la cotización de la moneda en el mercado informal.
A todo esto, ¿cuál es la respuesta oficial? La presidenta habló de una conspiración global de los bancos contra los países emergentes (un plural que es más bien singular, porque sólo afecta a la Argentina) y, por supuesto, cargó por enésima vez contra los medios que nunca dicen lo que ella quiere oír.
Y por enésima vez, el gobierno insiste en su visión histérica y paranoica de que si la realidad y la ideología no coinciden, la realidad es una conspiración en su contra.
De la realidad tomaron nota los sindicalistas que por boca del secretario general de la CGT, Antonio Caló, declararon independientemente de toda teoría conspirativa: "A la gente no le alcanza para comer." Mientras que los municipales bonaerenses empezaban por pedir un aumento del 35%, la UTA tenía a maltraer a Capitanich y se espera una tormentosa negociación de paritarias en casi todos los sindicatos a partir del mes que viene. Otro sindicalista, Jorge Lobais, dijo: "Que a nadie se le ocurra pensar que el ajuste lo van a pagar los trabajadores."
Pero, lamentablemente, el ajuste sí lo van a pagar los trabajadores, porque la corrosiva inflación no da tregua y son los sectores más vulnerables los que más la sufren.
Unos años antes, en agosto de 2008, en una columna de opinión publicada en Página 12, Kicillof también habló del tipo de cambio: “Para un país pequeño (sic) y esencialmente abierto a los flujos del comercio exterior, el tipo de cambio, lejos de ser un precio más, se transforma en una variable de vital importancia en el proceso económico.” ¿A qué se refiere con “un país pequeño?” ¿Holanda? ¿Bélgica? ¿Suiza?
Estas son las increíbles peripecias de un crítico de papagayos que en su vida administró un kiosko en el sector privado, pero que fue subgerente general de Aerolíneas Argentinas la cual se ahoga en tinta roja. Las universidades argentinas están entregando una mediocre calidad de educación. Están entregando al mercado profesionales con una pésima formación. Universidades de mediocre calidad junto a una educación escolar de las mismas características no puede generar una masa crítica de ciudadanos competentes y capaces para poder conducir un gobierno. Son expertos en hacer discursos populistas y complacientes, pero distantes de las necesidades de la mayoría de los ciudadanos. La misma designación de Kicillof como conductor de los destinos económicos de la nación responde a la ansiedad de Cristina Kirchner de dar la imagen de gobierno progresista y revolucionario poblado de jóvenes idealistas. Esa, y no otra, es la razón por la que nuestro patilludo amigo se encuentra al frente del Palacio de Hacienda.
Es obvio, como comentaban sus compañeros, que al ministro Kicillof le cuesta asumir que de algún tema no entiende. Sintetizando, sería lo siguiente: la economía es una ciencia social que llevada a la práctica, parece funcionar sin dirección personalizada y en base a principios y dinámicas que nadie entiende plenamente. Nadie diseñó la economía en el sentido global de la palabra, nadie la conduce y nadie la comprende realmente. No existe el funcionario o el gobierno que mágicamente, por decreto y por discursos establezca la prosperidad y la felicidad para su pueblo, sino que esas condiciones son en realidad un resultado, una consecuencia de la siguiente causa: la estabilidad institucional y el pleno ejercicio de los derechos individuales. Justamente, son las cualidades que están totalmente bastardeadas al cabo de diez años de soberbia, delirio y arbitrariedad. Igual que en “Las fantasías de Lila,” el film del director francés Ziad Douieri que cuenta la historia de una adolescente de 16 años inocente como un ángel y que tiene todo que aprender sobre la vida, Axel tendría que bajarse de sus postulados ideológicos y aprender economía no como teoría de los claustros sino en la vida real.