martes, 2 de diciembre de 2014

Las prioridades para el próximo gobierno

Leandro Alem y Lisandro de la Torre fueron dos figuras emblemáticas de la política argentina que se caracterizaron por combinar una fuerte voz en la denuncia y en la crítica, y mantener una ética inquebrantable. Los dos dejaron un reconocido testimonio, pero ninguno llegó al poder. Tal vez la historia habría sido muy distinta si lo lograban. En el actual contexto, hace falta, como ellos, una voz constante y potente en la política; una voz que, más allá de las imperfecciones que pudiera tener, marque esa constante en el reclamo y el testimonio por un valor en la política: la honestidad.
Una voz que sepa canalizar las inquietudes expresadas por la ciudadanía en las numerosas marchas realizadas, convocadas por esa misma ciudadanía que entiende que la política no es una competencia bárbara por los votos del pueblo ni un campo de batalla para satisfacer los deseos de los poderes dominantes de turno sino un medio para llevar a cabo políticas sanas y responsables en beneficio de un pueblo que pide ser gobernado, no sometido.
Hace falta una voz que supere la falta de identidad política de la oposición que sigue sin presentar propuestas plausibles de ser llevadas a la práctica en acciones de gobierno. Una voz que, como aquellos políticos, sean verdaderos fiscales en un sistema que ha sido bastardeado hasta tal punto que ya no reconoce ningún límite en satisfacer los caprichos del poder de turno.
El odio es cada vez mayor, la política se ha tornado sofocante, el diálogo imposible. No hay término medio. Todo es blanco o negro. No hay matices de gris. El que piensa distinto es un enemigo, no un opositor con el que se pueda intercambiar puntos de vista. Quien está cerrado al diálogo no puede progresar ni evolucionar.
Los actuales presidenciables (Scioli, Massa y Macri) son los que tienen el deber de construir una alternativa política. Ninguno de ellos llegaría al poder con una mayoría contundente sino que el próximo gobierno sería forzosamente de coalición. Esto implica que las diversas fuerzas deberán deponer diferencias y buscar a toda costa consenso en aras del bien común. Hay que rectificar a toda costa un modelo económico que pone barreras, controles y trabas por doquier, pero que no pone trabas ni barreras a la inflación, a la pobreza, a la delincuencia y al narcotráfico. Hay que establecer un estado auténticamente democrático para reducir el hiperpresidencialismo y restablecer un mínimo de seriedad en la función pública derogando, a la vez, leyes emitidas por un congreso sumiso y obediente que sólo buscan otorgar impunidad. Es menester investigar a la presidenta y todo su entorno tanto desde el punto de vista penal como el penal tributario. Que hasta el último de los funcionarios sea capaz de explicar el origen de sus fondos y, en caso de no poder hacerlo, que carguen con todo el peso de la ley.
La prioridad debe ser restaurar la paz social al cabo de más de una década en que un gobierno se empecina en mantener el más asfixiante verticalismo en un clima de crispación y enfrentamiento como nunca antes se ha vivido en el país. Hay un abismo entre la realidad y el relato impulsado por la bien instalada red de obsecuencia mediática oficialista. Mientras los servicios se deterioran, la economía se desangra, se echa gente de los trabajos y las instituciones se vilipendian día a día, el gobierno insiste en llevar a cabo su estúpida guerra santa contra el diario Clarín. Eso responde a la necesidad de construir un enemigo externo como una manera de exculpar la ineptitud y la mediocridad con que han administrado el país. Ya lo sabemos. Hay una visión populista de la historia que deforma y distorsiona la misma. La prioridad del próximo gobierno debe ser también desmantelar progresivamente esa red y restaurar a los próceres, a las grandes personalidades de la historia, la jerarquía que nunca debieron perder.
La disyuntiva es seguir ahondando en la decadencia o volver a las bases, aquellas que establecieron los próceres, aquellos que ni su bronce impidió que se los vilipendiara en el revisionismo del relato.
Sabemos que la tarea no es fácil. Sabemos que no es fácil encontrar las políticas adecuadas para contrarrestar el alto grado de inmoralidad que presenciamos. Pero lo que está en juego es muy importante como para perder el tiempo en discusiones mezquinas. La sociedad le pide especialmente a la oposición que aprenda a ocupar su lugar. Es la deuda de todo el arco opositor que debe superar la inoperancia y la pasividad que lo caracteriza. Sabemos, insistimos, que la tarea no es fácil en un espectro político bastardeado por más de una década de impunidad, mentiras y soberbia. Pero es menester que se erijan figuras siguiendo el ejemplo de aquellos abnegados políticos, figuras que se sientan llamados a ejercer con valentía y decisión esta gran responsabilidad.
Lo que está en juego es demasiado importante como para que todos los políticos opositores pierdan el tiempo en discusiones superficiales. A la altura de estas circunstancias deben estar los presidenciables. Es menester anteponer los intereses de la nación y el bien común a la mezquindad individual. Es menester comprometerse para salvar a tiempo la república.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Recuerdos del G-20

La cumbre del G-20, realizada entre el 15 y 16 de noviembre en Brisbane, Australia, tuvo como eje el crecimiento mundial. Así se desprende del comunicado final del encuentro, el Plan de Acción de Brisbane, que prevé un crecimiento mundial del 2,1% y la creación de “millones de puestos de trabajo de calidad.”
En la reunión se aprobó una mayor inversión en infraestructuras, con la creación de un centro de promoción en Sydney, y una mayor regulación de los mercados financieros, incluida la llamada "banca en la sombra," que elude hasta ahora los controles que se hacen a los bancos. "Pero aún queda mucho trabajo por hacer para crear un sistema financiero más fuerte y resistente," señala la declaración final.
El intercambio automático de información fiscal entre los países no comenzará hasta 2017 o incluso fines de 2018. Las grandes empresas podrán seguir aprovechando hasta entonces las posibilidades del sistema para evitar el pago de impuestos, pese al compromiso que subraya la declaración de que "las ganancias deben pagar impuestos allí donde se realizan las actividades económicas que generan esas ganancias."
Entre los mandatarios presentes se encontraba el presidente norteamericano, Barack Obama, a cuyo pedido se incluyó en el texto la exigencia de que el crecimiento sea equilibrado e inclusivo, con el objetivo de reducir la pobreza. “Las ganancias deben pagar impuestos allí donde realizan las actividades económicas que generan esas ganancias,” subraya la declaración.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, celebró en la cumbre que "los contribuyentes nunca más tengan que pagar el rescate de bancos de sus bolsillos".
La directora de la ONG Oxfam, Winnie Byanyima, saludó los planes de crecimiento del G-20, pero reclamó que “el 40% más pobre de la población se beneficie a partir de ahora más que el 10% más rico.” Criticó también que la meta de expansión se haga "sobre la base de programas que no son nuevos, sino que fueron presentados de una forma nueva para la cumbre."
"Si una mujer africana se pregunta qué beneficios le depara el G-20, tiene pocos motivos para la esperanza," criticó Tim Costello, presidente del C-20, una organización que busca el diálogo entre líderes políticos y organizaciones de la sociedad civil. (ONGs, organizaciones religiosas, sindicatos, centros juveniles y de estudiantes, etc.)
El grupo de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) criticó a Estados Unidos por bloquear la reforma del Fondo Monetario Internacional.
Por último, el comunicado final reclamó también una acción fuerte y eficaz para abordar el cambio climático con el fin de adoptar un protocolo, con carácter legal, en la conferencia climática de la ONU que se realizará en París en 2015.
La nota de color la dio el ministro de economía de Argentina, Axel Kicillof, que saludó con los dedos en V. Sí, la V de victoria. ¿Qué quiso decir con ese gesto triunfal? ¿Se cree que es John Keynes?
¿Será una manera de evaluar su tan brillante gestión? Veamos: hay una altísima inflación, emisión monetaria, pérdida de reservas, creciente desempleo, déficit fiscal, crisis energética, presión impositiva, no se vende un auto o un departamento ni por casualidad, caen las inversiones, faltan insumos importados en todos los sectores, reina la inseguridad jurídica, el país se ha convertido en un paraíso de narcotraficantes y la economía se cae literalmente a pedazos.
¿Habrá recordado sus exitosísimas clases de la UBA en que sus alumnos se quedaban dormidos?
¿A qué se debe tanto triunfalismo?
Pues le agradece a Cristina por haberle alquilado un avión privado por 600.000 dólares. Después de todo, la reina de Holanda viajó recientemente a Buenos Aires en un avión de línea.
¿Y por qué no? Si Fidel Castro tiene más plata que la reina de Inglaterra, Axel Kicillof puede viajar mejor que la reina de Holanda.