“Es el padre de la patria, el San Martín de Vietnam,” aseguró la jefa de
estado mientras realizaba una recorrida por el museo de la guerra contra
Estados Unidos y por los emblemáticos túneles del distrito de Cu Chi.
Tras visitar el Comando Subterráneo del Alto Mando del Viet Cong,
resaltó: “Me sorprendió la imaginación en las trampas, los engaños a los
soldados estadounidenses, todo lo que vi fue lisa y llanamente amor a la patria
sobre todas las cosas y también amor a la paz, porque nadie que ame su patria
ama la guerra y solamente en la paz se puede crecer."
Sus declaraciones cobijan una noticia: Cristina leyó a Adam Smith. Es
decir, asume, como explicaba el eminente economista escocés, pilar fundamental del liberalismo moderno, que el hombre consigue el bienestar común movido por el interés
individual. La imaginación es un atributo individual. Al reivindicarla, Cristina
está apostando a la iniciativa privada por sobre las políticas de
intervencionismo estatal.
Si siguiera su propio consejo, entonces, la presidenta no compararía a
José de San Martín con Ho Chi Minh, el cual tenía ideas comunistas, un régimen omnímodo y sofocante en el que un estado omnipotente anula toda iniciativa privada. Por su parte, nada permite suponer que un hombre como San Martín apoyaría en absoluto al comunismo. A Ho Chi Minh hay que compararlo con Fidel Castro, con Kim Jong-un, con Pol Pot y hasta con Hebe de Bonafini. Aunque, pensándolo bien, comparar a alguien con Hebe ya es ir demasiado lejos, aún para Ho Chi Minh.
Cristina compara a San Martín con Ho Chi Minh. ¿A qué se debe la incoherencia? ¡Y vaya si lo es! ¡Comparar al Libertador de América con alguien que representa un sistema que hundió al hombre en la sumisión más abyecta! ¿Será que a la presidenta le cuesta
razonar? ¿O sus argumentos son meras coartadas para ganar discusiones? Los
políticos suelen tener una relación instrumental con las ideas: las usan, pero
no creen en ellas. Cristina Kirchner votó por la privatización de YPF en 1992.
Cada vez que Carlos Menem visitaba Santa Cruz, el gobernador Néstor Kirchner lo
recibía como un rey. Privatización y estatización, menemismo y antimenemismo
son bienes de uso dialéctico. Como San Martín y Ho Chi Minh.
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