Los exabruptos vocales del dictador Kim Jong-un, que no deja pasar oportunidad
para amenazar a cualquiera, según consta en sus furibundos discursos, causan
conmoción en el mundo entero. Corea del Norte se autoproclama "en estado
de guerra" con Corea del Sur y afirma que "todos los temas que se
planteen entre Norte y Sur se manejarán en consecuencia." De hecho, el régimen
de Pyongyang está amenazando a Corea del Sur y a las bases militares
estadounidenses de la península casi a diario desde comienzos de marzo,
cuando los ejércitos surcoreano y norteamericano realizaban ejercicios de
rutina, y ha ordenado a sus poderosas fuerzas armadas permanecer en estado de
alerta. Kim Jong-un elevó aún más el tono dela confrontación al ordenar tener
preparados sus misiles para atacar "en cualquier momento" intereses
de Estados Unidos y Corea del Sur.
"Ha llegado el momento de ajustar cuentas con Estados Unidos,"
dijo el sábado pasado el gobierno norcoreano a través de su agencia KCNA.
Washington ha dicho que se toma “en serio” las amenazas norcoreanas. Por su
parte, países como Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia y China repudiaron las
declaraciones de Kim y expresaron su preocupación por la delicada situación. El
Foreign Office inglés afirmó que con sus “advertencias amenazadoras,” Corea del
Norte sólo logrará “un mayor aislamiento,” y el Ministerio de Asuntos
Exteriores de Francia expresó su “preocupación” por la situación y pidió que el
gobierno norcoreano se abstenga de “toda nueva provocación.”
Estas provocaciones, en efecto, sientan un precedente gravísimo. Pero lo
que llama la atención es que el mundo entero pareciera ignorar las verdaderas circunstancias
que provocan esta tensión. Corea del Norte se encuentra bajo un régimen
comunista, un sistema en que un estado omnímodo interfiere en la vida de los
habitantes, los cuales son simples súbditos sometidos al capricho de sus déspotas.
Gracias a un sistema de represión y de lavado de cerebro constante y
permanente, ese tipo de gobierno logra mantenerse en el poder a lo largo de los
años sometiendo a las masas a la sumisión y a la miseria más abyecta en todos
los niveles. En ese sistema tan perverso, el ser humano carece de toda
posibilidad de ejercer una representación mínima en el poder, de torcer el
curso de los acontecimientos si éstos no responden al interés o a la voluntad
popular, de cambiar las políticas en trance si no son eficaces. Por el
contrario, los gobernantes no tienen ningún tipo de fiscalización y a nadie le
rinden cuentas de su nefasto accionar.
En la división de 1948, la parte que llevaba las de perder era el sur, ya que toda la industria estaba en el norte. ¿Qué fue lo que sucedió? Corea del Sur, que logró convertirse en una democracia liberal exitosa y adoptó una economía de mercado, se posiciona en la actualidad como una gran potencia económica con un notable nivel de vida para todos sus habitantes. Su vecino del norte, en cambio, eligió el camino que todos conocemos, y hoy el mundo asiste a la tragedia de un país cuyo ejército, como dije antes, es el quinto más poderoso mientras que su ingreso per cápita es inferior al de Uganda. Y ahora se dedican a amenazar al mundo como si tal cosa. Corea del Norte debe abandonar su retórica bélica, cancelar su programa nuclear y poner a la gente y el interés de la gente, no los caprichos del gobernante, en primer lugar.
En la división de 1948, la parte que llevaba las de perder era el sur, ya que toda la industria estaba en el norte. ¿Qué fue lo que sucedió? Corea del Sur, que logró convertirse en una democracia liberal exitosa y adoptó una economía de mercado, se posiciona en la actualidad como una gran potencia económica con un notable nivel de vida para todos sus habitantes. Su vecino del norte, en cambio, eligió el camino que todos conocemos, y hoy el mundo asiste a la tragedia de un país cuyo ejército, como dije antes, es el quinto más poderoso mientras que su ingreso per cápita es inferior al de Uganda. Y ahora se dedican a amenazar al mundo como si tal cosa. Corea del Norte debe abandonar su retórica bélica, cancelar su programa nuclear y poner a la gente y el interés de la gente, no los caprichos del gobernante, en primer lugar.
Kim Jong –un es un dictador peligroso y delirante que está llevando al
mundo a un estado de crispación que nadie sabe en qué va a devenir. Ante tanta
demencia, entonces, es de esperar que la prudencia y la razón canalicen las acciones
de la comunidad internacional en su conjunto para que la razón prevalezca y, ya
como un reaseguro a futuro, buscar ayuda para incorporar a este país a un
legítimo lugar en el concierto de las naciones.
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