No era necesario que para el éxito dela concurrida marcha contra el
gobierno se conociera el informe periodístico sobre el empresario Lázaro Báez,
pero su difusión potenció la indignación.
Como la potenció la desidia oficial demostrada ante el trágico temporal
del 2 de abril, por nombrar otro de los factores del profundo desasosiego
expresado en las calles.
Y a pesar de que, como en las dos anteriores marchas masivas no faltaron
las estigmatizaciones a los manifestantes y las banalizaciones de sus reclamos,
el mensaje fue contundente: la ciudadanía se expresó por la calidad
institucional, por la seguridad, por la transparencia de las gestiones de los
funcionarios y en contra de la inflación, de la corrupción, de la soberbia, de la
mentira, del avasallamiento de la justicia, del cercenamiento de las libertades
individuales y de la reforma de la constitución nacional.
Fiel a su estilo, lamentablemente, el gobierno decidió no tomar nota de
este evento tan importante. Mientras se desarrollaba la marcha, la presidenta
Cristina Kirchner, a bordo de su avión que la transportaba a Perú y a
Venezuela, se dedicó a inundar el espacio virtual en la conocida red social
twitter con un total de 60 mensajes contabilizados en los que ponderaba la
acción de su propio gobierno y evocaba a Hugo Chávez entre otras
consideraciones, pero ni una sola palabra de la marcha. En uno de los twits,
concretamente el enviado a las 21:35 dijo: “El sábado por la mañana voy a ir al
Cuartel de la Montaña donde descansa (Hugo Chávez). Quiero estar un poco más
sola, sin tanta gente, sin tanto ruido.”
No, señora Cristina, usted no necesita ir a ningún lado para estar sola.
Usted está sola. Porque el kirchnerismo está en la recta final, en la
fase de su decadencia definitiva. El proceso es irreversible, ya no se puede
volver atrás. Es la primera vez que el oficialismo kirchnerista sufre la
aparición de personajes que revelan sus intrincados manejos a favor del poder,
a espaldas del pueblo y flagrantemente en contra de sus intereses. Los astronómicos
fondos desviados hacia paraísos fiscales son los que deberían haberse utilizado
para las obras de infraestructura necesarias en el país y para la atención a
jubilados. Esa percepción que cala hasta el fondo del poder kirchnerista,
sumada a la deteriorada situación económica y, en general, a todas las
irregularidades que afectan al país, fue la que se manifestó en la histórica
marcha del 18 de abril, y la que nos hace ver un gobierno kirchnerista flojo,
tratando de bailar sobre un escenario cada vez más tambaleante. Y en cualquier
momento pueden aparecer más testimonios comprometedores que inclinarán aún más
la balanza en su contra y lo dejará más desvalido. La endeble situación económica sumada a
los graves hechos de corrupción son un golpe demasiado contundente como para
que la debilitada presidenta lo pueda asimilar. Todas las encuestas marcan lo
mismo: aumenta su imagen negativa, desciende su aprobación. Alicia Kirchner,
por su parte, no consigue hacer pie en ningún escenario con vistas a las elecciones
legislativas de octubre.
Cristina está sola. Y será mejor que tome nota de eso. Ni siquiera puede
contar con Amado Boudou o Axel Kicillof, por nombrar dos de sus puntales más
emblemáticos, porque tanto ellos como cualquiera de los alcahuetes que forman
su entorno no tendrán el menor inconveniente en darle la espalda y salir
caminando como el mejor cuando vean que ya no les conviene seguir cerca de
ella, lo cual no debe estar muy lejano en el tiempo si tomamos en cuenta este
irreversible proceso del deterioro de la “cohesión” kirchnerista.
El gobierno está contra las cuerdas y, de hecho, podríamos afirmar que
ya perdió la pelea por puntos. La runfla de alcahuetes televisivos, mientras
tanto, seguirá desoyendo la voz de los hechos, atribuyendo el malestar de la
población con el gobierno nacional a inicuas conspiraciones corporativas.
Hay una deuda pendiente. Exigimos la presencia de una fuerza política
organizada, seria, coherente, que sea capaz de presentar propuestas, de exponer
ideas. Una contrafigura real y desafiante. Justamente, uno más de los reclamos
de la marcha es que los políticos opositores acusen recibo y se erijan en la
alternativa política que anhelamos para llevar adelante la voz de un electorado
que ha demostrado no doblegarse ante el avasallamiento de un régimen corrupto y
demencial.
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