La acelerada reducción de la actividad económica nacional
que ya alcanza niveles que llevan a pensar en el fin del crecimiento y el
ingreso en una etapa de recesión no puede atribuirse, como cuenta el relato
oficial, a factores externos consistentes en la delicada situación de la
economía mundial sino en realidad al cada vez mayor impacto de factores
internos. Inflación y recesión son un verdadero cóctel explosivo por sus
efectos en el ahorro, la inversión, el empleo, la salida de capitales y el
desarrollo general de la economía y sus graves consecuencias sociales.
Se ha denunciado la circulación de billetes de 100 pesos mal
hechos. Ese detalle no nos interesa. Los billetes son todos papel moneda falsa y
el hecho que tengan los números mal impresos no cambia nada. Están empapelando
el país con emisión monetaria fabricada por Boudou y Vanderbroele. Los billetes
valen por cuanto el público los aprecia. En ese sentido, su demanda tiende a
cero. La gente se desprende de esa
moneda espuria que no solamente es
inflación pura sino que, además, no se puede cambiar a otra divisa. A menos,
claro está, que se recurra al mercado negro en el que se paga un sobreprecio.
Como en un campo de concentración, hay que sobornar a los guardias para obtener
favores. El peso es moneda de cárcel, de ghetto, de campo de concentración:
sólo de uso interno. Y si añadimos los problemas fiscales del país, el gobierno
ha acuñado la fórmula para una debacle nacional histórica.
El grave riesgo que
corre nuestro país de acentuar sus desequilibrios y desaciertos y de caer en
una aguda recesión lleva a recomendar, entonces, un cambio de rumbo, aceptando
e incorporando las reglas de juego de los países exitosos y desechando aquellas
que están mostrando su incompetencia y dañinas proyecciones.
No solamente urge adoptar dichas reglas de juego sino que también
es necesario volver con toda urgencia a asegurar los beneficios de la libertad
consagrados en nuestra constitución nacional. Debemos volver inmediatamente, en
letra y en espíritu, a un marco de vida democrática a la luz de la ley
fundamental de la nación.
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