lunes, 24 de septiembre de 2012

La primera ficha del dominó

La masiva protesta del jueves 13 puso en escena una verdadera sensación de fin de ciclo que ya será imposible revertir. Se les viene la noche a los actuales punteros políticos. La tendencia se consolida. Y la pregunta ya no será como hará Cristina Kirchner para continuar en el poder más allá de 2015. Será más importante saber si tiene una buena estrategia para abandonarlo.
Por lo pronto, el oficialismo está totalmente a la defensiva. Tensiones inesperadas surgen literalmente a diario. Parafraseando al fundador de su propio modelo, están cada vez más nerviosos.
Las fisuras del kirchnerismo se dejan entrever por el silencio elocuente que la presidenta mantuvo ante los cacerolazos. En su primera aparición pública después de la marcha, el miércoles, evitó rigurosamente mencionar la manifestación opositora y se dedicó a hacer anuncios “positivos.” Más tarde, hizo referencia sólo elípticamente a las clases medias que la rechazan y hasta se permitió llamar al diálogo al macrismo, a pesar de que no recibió nunca a su jefe para resolver la disputa por los subtes, entre otras muchas que mantiene por razones puramente políticas. Por su parte, el gobernador kirchnerista de una provincia del norte, azorado ante los veinte mil manifestantes que se congregaron en la capital provincial, declaró que el rumbo se mantendría, pero que había que escuchar a los que pensaban distinto, con lo cual nos recuerda al gobierno militar cuando decían que “no tenían plazos sino objetivos.” Una verdadera prueba de que la historia se repite.  
En realidad, la actitud de soslayar los cacerolazos, intentando desviar el centro de la polémica a los “ricos” que viajan a Miami, es una señal de las tantas de los tiempos difíciles que corren para el gobierno. Otro índice es el silencio sobre el proyecto de relección indefinida. Las encuestas que muestran más de un 60% de rechazo a la medida, y el amago de llamar a consultas populares en distritos manejados por la oposición la convencieron de la inoportunidad del insistir con el proyecto. Otro hecho de no menor importancia es que la oposición -esa que ella intenta dividir- estaba empezando a agruparse en torno del rechazo. Tan poco eficaz es la operación política del gobierno que ni siquiera pudo con su delegado en Santa Cruz, el gobernador Daniel Peralta, que sigue resistiendo los embates kirchneristas y hasta se da el lujo de declarar que cuando los que rodean a la presidenta se den cuenta de que no consigue la re -relección "van a salir todos corriendo." Todo parece indicar que ya perdieron lo último que se pierde que son las esperanzas.
“Ustedes que pueden, pregúntele por la inflación, por la seguridad, por las marchas de protesta que ignora. Pregúntele todo, porque aquí sólo da monólogos en los que dice cualquier cosa.”
Ese es el pedido que se repite en la cadena de mensajes que vienen recibiendo los sitios de las universidades de Georgetown y Harvard, en las que Cristina Kirchner expondrá en estos días sobre el “modelo” argentino. La señal es elocuente. Hay un grado de rechazo y ansiedad generalizada ante un gobierno que se limita a creer el propio monologo, aislarse, y rechazar la autocrítica. “Es la primera vez que veo tanto reclamo por la exposición de un presidente,” comentó un académico de Georgetown.
En cambio, lejos de atender estas necesidades que aquejan a los argentinos, la prioridad oficial sigue siendo la guerra santa contra Clarín.
“La cadena ilegal del desánimo tiene fecha de vencimiento y es el 7 de diciembre,” declaró la presidenta en relación a la fecha en que está programado adjudicar a nuevos dueños las licencias que se excedan del cupo fijado por la ley de medios audiovisuales. Hasta hay una marcha convocada por el grupo “Unidos y Organizados” para celebrar el “final del monopolio.”    
Es que desde los inicios de la gestión de los Kirchner se pudo comprobar que una de sus características centrales fue (y sigue siendo) no solamente una agenda de confrontación permanente con lo que ellos denominan los “poderes fácticos” sino, muy especialmente, el modo de exhibir cada una de sus acciones como gestos heroicos o parecidos.Y mientras el país del relato le endilga todos los males habidos y por haber a “la derecha,” el país real asiste impávido a una ola de desprecio a todo aquel que piensa diferente.
Un sistema democrático es coherente consigo mismo: está diseñado para aprovechar y vivir en libertad. Un sistema autoritario también es coherente consigo mismo. Su lógica interna es la dureza, la opresión, el avasallamiento. No deja ningún resquicio por donde pueda filtrarse su más grande enemigo: la libertad. Si un sistema hasta ese momento cerrado abre una hendija, firma su propia sentencia de muerte. La libertad es un dominó: tiene que caer la primera ficha. Una vez que esa primera hendija fue abierta, todo lo demás se dará por añadidura.
Creemos que el 13 de septiembre a la noche cayó la primera ficha del dominó. La expectativa, la esperanza es que vientos libres y de cambio no dejen de soplar ahora en esta Argentina que felizmente da fieles muestras de despertar de un letargo y una oscuridad de nueve años que serán recordados como el período más infame que nos azotó en nuestra historia reciente.  
   

sábado, 15 de septiembre de 2012

El mensaje del jueves 13

El jueves 13 a la noche, una gran parte de la Plaza de Mayo estaba vallada. El mensaje fue claro: el poder hizo saber que la plaza tiene dueño.
Del otro lado de la valla el mensaje fue claro también: la impunidad  tiene un límite, nosotros el pueblo. Donde empieza el pueblo, termina la impunidad. La razón es muy simple: nosotros, el pueblo,  no lo vamos a permitir.
Con las movilizaciones del jueves en Plaza de Mayo, en la Quinta Presidencial de Olivos y en varios puntos a lo largo y a lo ancho del país, hemos dicho que no tenemos miedo, hemos dicho que es hora de poner fin a la corrupción, a la omnipotencia presidencial, a la soberbia y a la criminalidad con que actúan los funcionarios de turno,  al cercenamiento de las libertades individuales, al pisoteo continuo de la Constitución, al desprecio gratuito y al avasallamiento de todos los que pensamos diferente. Queremos  instituciones sólidas y libertad. Queremos ser gobernados y no sometidos. Es más, hemos dejado bien en claro que eso no lo vamos a permitir. Queremos educación pública y gratuita de calidad y justicia independiente; y ya sabemos de sobra cuáles son los errores garrafales del gobierno y el rumbo absolutamente equivocado en el que están llevando al país. La protesta se realizó para protestar por todos esos vicios y muchos más, pero también para hacer saber que la gente se siente huérfana de representación, para reclamar la presencia de una fuerza opositora que sirva de contrapeso al avasallamiento  de esta dictadura demencial  que está mancillando, que está destruyendo literalmente la república.
La protesta del jueves le exige especialmente a la oposición que aprenda a ocupar un lugar, que represente a quienes la convocan. Juan Bautista Alberdi decía que Rosas era gobernante no por contar con el favor de nadie, sino porque no se lo sabía combatir. Es justamente la deuda de todo el arco opositor que debe superar la pasividad y la inoperancia que lo caracteriza. Sabemos que la tarea no es fácil en un espectro político bastardeado por nueve años de impunidad, mentiras y soberbia. Pero es menester que se sientan llamados a ejercer con valentía y decisión esta gran responsabilidad.
Lo que está en juego es demasiado importante como para que todos los políticos opositores pierdan el tiempo en discusiones superficiales. Es menester anteponer los intereses de la nación y el bien común a la mezquindad individual. Es menester comprometerse  para salvar la república. Esa es la misión tan esencial después de este evento tan importante que salió tan bien.

martes, 4 de septiembre de 2012

Había una vez un rey

Había una vez un rey que decía, "Después de mí, el diluvio." Cristina Kirchner parece estar diciendo, "Antes de mí el diluvio, después de mí, la redención."
En su discurso de ayer con motivo del Día de la Industria, ante más de 1.500 empresarios en el predio ferial de Tecnópolis, la presidenta hizo una auténtica autodefensa de sí misma. Al mejor estilo estalinista de apología del régimen, el acto comenzó con la proyección de un video en el que se presentaba la historia del país en dos etapas claramente definidas, la "desindustrialización" iniciada en 1976, y la "recuperación " de la misma a partir del 2003. En otras palabras, dentro del kirchnerismo, todo; fuera del kirchenrismo, nada. Además, defendió las restricciones a las importaciones y los controles de compraventa de divisa extranjera. En su defensa de las políticas instrumentadas por la Casa Rosada, la Presidenta resaltó las medidas de restricción para el acceso al dólar. "Tenemos que utilizarlo para pagar las importaciones y que la industria no detenga su marcha, y para el pago de la deuda." El discurso duró unos 90 minutos y los aplausos fueron pocos y más bien sobrios. Tal vez los invitados estaban más interesados en comer que en aplaudir. Está bien: de carne somos.
Uno se pregunta, ¿qué sentido tiene esto? ¿Qué sentido tiene emplear la cadena nacional para intentar convencer a alguien de que los argentinos vivimos punto menos que en un paraíso? El gobierno debe ignorar,  seguramente, que el ciudadano no necesita que le digan qué hacer, qué decir y qué pensar.  "Los dólares que se obtienen deben ser destinados a las importaciones y pagos de deuda," dijo la presidenta como si le estuviera hablando a chicos. No debiera extrañarnos. Es la misma actitud de un gobierno que insiste en endilgar al periodismo la causa de todos los males habidos y por haber. Por otra parte, el uso tan abusivo de la cadena nacional no es propio de un país serio.
No es el gobierno el que le tiene que decir qué hacer a los ciudadanos. Son los ciudadanos los que depositan la confianza en un gobierno que los represente, por tiempo limitado, para llevar adelante la voluntad popular. En eso consiste, en esencia, el contrato social formulado por Rossueau, base de todas sociedades modernas. Los graves problemas de inflación, corruptela, deterioro de la infraestructura e inseguridad que afectan al país no se solucionan soslayándolos olímpicamente -que fue la actitud que tuvo la oradora durante todo su discurso en el que ni siquiera los mencionó- sino con administraciones sensatas y responsables que se desempeñen de esa manera a través de los años: sensata y responsablemente. El evento de ayer del Día de la Industria fue el acto del conformismo y la obsecuencia. Simplemente, una muestra de los ingredientes esenciales que sostienen en el poder a un gobierno totalmente inepto y absolutamente mediocre en la conducción de un país moderno en el actual contexto de un mundo moderno y civilizado. La actitud de este gobierno de atribuirse el monopolio de la sabiduría es una muestra de la soberbia y arbitrariedad que lo caracteriza. ¿Qué se dice? Gracias.  

sábado, 1 de septiembre de 2012

La falacia del determinismo económico

En abril de 1992, las ciudades norteamericanas  sufrieron una terrible ola de violencia debido al incidente causado por el automovilista negro Rodney King. Los barrios más afectados por los hechos de saqueo y vandalismo fueron Harlem y Bronx, de Nueva York, el lado sur de Chicago y el este de Los Angeles. La impresión “a prima facie” es que eso fue porque que son las áreas más pobres del país. Hay una sorpresa: no lo son. Según estadísticas oficiales de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, el área más pobre es una localidad del estado de Dakota del Sur llamada Shannon County. Le siguen Buffalo, también en Dakota del Sur, y Starr, en Texas. ¿Cuándo fue la última vez que se oyó de disturbios y saqueos en esas localidades?
Hay una tendencia a justificar hechos de violencia social atribuyendo éstos al modelo económico vigente, cualquiera que sea. Según ese argumento, estos hechos no  son condenables porque no son más que el emergente de un sistema económico injusto que oprime al pueblo.
Ese argumento omite lo principal: que estos hechos de violencia son efectuados por decenas, a lo sumo por cientos de personas, y que no cuentan con la aprobación del pueblo. En su inmensa mayoría, en su absoluta mayoría, el pueblo quiere vivir y trabajar en paz. Ese argumento atribuye a las condiciones económicas toda la carga de responsabilidad que subyace en la conciencia de cada individuo. En esa línea de pensamiento, el individuo está despojado de dicha responsabilidad y lo que es peor, despojado de la conciencia misma que lo hace, precisamente, un individuo responsable y consciente como miembro de una sociedad organizada. El peor aspecto de ese argumento tan siniestro es que llega a ser nihilista: socava la convicción en los valores estructurales a los que la sociedad se ancla con el fin de lograr un mínimo de estabilidad y coherencia y, como antítesis, confiere legitimidad a la barbarie.
El hecho de que en la historia reciente de la Argentina también se hayan producido disturbios y saqueos (1989 y 2001) nos da una clave para entender lo falaz de este tipo de argumentos. No se puede saquear un supermercado porque está mal. Punto. Desde el marxismo se pretende justificar estos hechos criminales y antisociales porque, partiendo de esa misma base ideológica, se busca exacerbar la envidia y el odio de clases.
La educación es el elemento necesario para que todo cambie. Con ella, los miembros de sectores más desfavorecidos podrán acceder a empleos mejor pagos y así generar una espiral virtuosa de crecimiento. Singapur, una antigua colonia británica totalmente desprovista de recursos naturales, se ha convertido en una de las principales economías del mundo gracias a sus progresos en materia educativa. Los países latinoamericanos, por su parte, están experimentando fuertes retrocesos en educación, según todas las mediciones internacionales.
La libertad confía en el individuo, en su responsabilidad y en su capacidad de dirigir su propia vida; pero en el aprovecho de esa libertad, es la educación la que permite al hombre lograr su plenitud. La eficacia en el uso de la libertad individual depende de una eficaz educación y de un señalado grado de madurez y responsabilidad. Así lo han entendido las sociedades más avanzadas de nuestro tiempo, las que han apostado a esa formula exitosa que consiste en formar responsablemente a sus ciudadanos.
SI no se garantiza, entonces, que los sistemas educativos de las diversas naciones aumenten su calidad, alcance y eficiencia, no es dable esperar un mejoramiento significativo de la calidad de vida. La mejora de la educación es la clave para el futuro. No creamos, pues, ingenuamente, que la pobreza se soluciona sin mejorar la educación. Sencillamente, eso no es posible. Domingo Faustino Sarmiento decía que por cada escuela que se abra se cerrará una cárcel. Es una pintoresca imagen, ingenua, si se quiere, pero que adquiere una significación contundente e irrefutable si la vinculamos con otro concepto del gran sanjuanino: “Hay que educar para la necesaria adaptación a los medios de trabajo. De lo contrario, el resultado será el atraso y la oscuridad nacional.”
Ese atraso y esa oscuridad se profundizan en virtud de las mencionadas teorías marxistas y de las políticas estatistas e intervencionistas que sólo traen decadencia mientras buscan instaurar un modelo colectivista de nación.