viernes, 2 de agosto de 2013

Sobre las elecciones parlamentarias de octubre y una alternativa opositora

Dentro de pocos días se celebrarán en el país las primarias abiertas simultáneas obligatorias (PASO) que definirán el rumbo a seguir en las elecciones parlamentarias de octubre. El panorama que se presenta es paradójico. Por un lado, un oficialismo diezmado en su influencia política debido a la tambaleante situación económica y las denuncias y sospechas de corrupción. Por otro lado, una oposición que sigue tan dispersa como siempre, sin propuestas claras ni definidas, sin lograr postular un líder que se alce como alternativa creíble al proyecto de poder. Hasta ahora, como alternativa valedera, sólo podemos mencionar el reciente debate televisivo de UNEN, una agrupación que intenta captar el voto del electorado opositor, y para lo cual no han demostrado tener mejor estrategia que presentar figuras de las cuales lo menos que se puede decir es "remanidas" como Elisa Carrió, cuyo poder de convocatoria es el mismo de toda su vida: poco y nada. Y también, Martín Lousteau que fue parte de la administración actual y ahora pretende ser "la contracara del kirchnerismo" una vez que pasó el punto de no retorno. ¿Qué le habrá hecho cambiar de opinión? El joven licenciado Lousteau es el responsable de la sanción de la Resolución 125 de retenciones al campo, "un desprecio al Congreso" según Ricardo Gil Lavedra, otro de los participantes del debate, quien tampoco se ahorró críticas a Carrió acusándola de "ineficaz y dogmática." Así, durante el debate televisivo, los postulantes apuntaron sus dardos entre sí con todo tipo de cruces y recriminaciones. Ni una mano, ni un amigo, ni una flor, como dice el tango. ¿Impresión causada en la audiencia? Son capaces de ofrecer un entretenido contrapunto (después de todo, la televisión es una industria del entretenimiento de masas) pero están lejos de tener lo que la política nacional desesperadamente necesita: objetivos claros, propuestas viables.
Mauricio Macri, por su parte, tampoco consigue hacer pie en un piso firme. Tiene tantos problemas que, igual que Joaquín Sabina y sus dislates amorosos, parece como si le quisiera gastar el destino una broma macabra. Por lo pronto, no es capaz de meterse en cintura a unos cuantos "metrodelegados" que en estos días están protagonizando un conflicto por el cual las formaciones de la línea B de subte no llegan a las recientemente inauguradas estaciones de Echeverría y Juan Manuel de Rosas, con lo cual se satura aún más el ya colapsado tránsito porteño, se pierden preciosas horas de trabajo, millones de pesos de los fondos de los contribuyentes, y si lo sumamos al paro salvaje de subte de diez días que tuvo lugar en agosto del año pasado, nos pone en ridículo ante el mundo… y cada vez más lejos de cualquier remota posibilidad de modernización. La ecuación es muy simple: un país que no da garantías para viajar en transporte público no da garantías para invertir. Los metrodelegados aducen “condiciones de seguridad” en estaciones construidas según los más altos estándares internacionales. Argumentos más que poco convincentes. Y es que, en realidad, los tales “metrodelegados” son peones (léase idiotas útiles) de Cristina Kirchner que tienen el objetivo de socavar a toda costa la credibilidad de la población en Mauricio Macri, una figura que ella teme le podría hacer frente en las urnas; un objetivo que, como vemos, lo están cumpliendo muy bien.
En los casi seis años que lleva en el poder, la presidenta ha demostrado día tras día que no sabe negociar, que no quiere dialogar y que la única manera en que cambie el rumbo, a mi juicio, absolutamente errado en que está yendo el país, es recibir un mensaje contundente de votos en contra para que entienda que no tiene apoyo popular.
Por eso, es importante frenar al kirchnerismo; no tienen límites y no los van a tener nunca. El país se pierde en la maraña de regulaciones estatales de todo tipo que intentan controlar la economía, los ahorros y todas las actividades lícitas y los ciudadanos nos levantamos de la cama cada día y nos preguntamos: “¿qué van a inventar hoy?”
Es menester infligirles una derrota legislativa muy importante en octubre. Aún si pierden la mayoría absoluta en el congreso, continuarán extendiendo sus desmanes.
La Argentina, definitivamente, está perdiendo futuro con los Kirchner. Es menester contar con una alternativa opositora que frene a Cristina, que termine con Moreno, con D’Elía, con la Cámpora y con todas estas personas y políticas que han sido tan malas para el país en los últimos tiempos.

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