lunes, 2 de septiembre de 2013

El golpe del knock-out

En el box, cuando el adversario vacila, no hay que darle oportunidad a que se recupere. Hay que terminar de darle con todo para cumplir el objetivo: acabar la pelea de manera victoriosa. Es setiembre, y más que nunca el kirchnerismo está contra las cuerdas, y de hecho, podemos afirmar que ya perdió la pelea por puntos. La imagen del oficialismo se encuentra muy deteriorada y va a ser muy difícil, hasta imposible, que se recupere. Los avatares de todo tipo que viene sufriendo a diario le están haciendo la vida imposible y ya todo habla del fin.
Tomemos, por ejemplo, las recientes modificaciones en el impuesto a las ganancias a los trabajadores asalariados. Fue una decisión que nos tomó a todos por sorpresa ya que dio cuenta de una notable rectificación del rumbo oficial, más aún cuando fue luego de las PASO, como si se hubieran tomado el tiempo de asimilar la derrota sufrida ese día en las urnas. Muchos se preguntan si se hubiera tomado esa medida de haber sido otro el resultado de las elecciones. El gesto de levantar el mínimo no imponible exhibe a un grupo gobernante agobiado por las circunstancias, que finalmente parece comprender que no debe albergar ninguna esperanza de continuar en el poder. Se acelera el proceso de un kirchnerismo en fuga. La tan mentada "Cristina eterna" queda archivada en el armario de los sueños y una reforma constitucional es tan factible como que resuciten los dinosaurios.
Más aún, la reforma tributaria añade peso a los rivales. Las encuestas que se han conocido tras las PASO revelan un acrecentamiento de la popularidad de Sergio Massa y es una tendencia que se profundiza todavía más ahora. El gobierno admite de manera implícita que estaba equivocado y que, por lo tanto, es hora de que el país mire hacia otro lado. Por lo menos, hay un 74% del electorado que ya pide otra cosa. Este proceso no hará más que profundizarse hasta el 27 de octubre. Y si le sumamos la economía que se sigue resquebrajando, el deterioro institucional a todo nivel que se sigue agudizando y las denuncias de corrupción que siguen estando a la orden del día, el resultado es que los argentinos estamos muy cerca de dar la vuelta de página del actual régimen. ¿Qué cuenta el gobierno para sí en estos momentos tan cruciales? Nada, excepto la runfla de alcahuetes mediáticos que le sigue rindiendo pleitesía mantenidos con el dinero de los sufridos contribuyentes. Pero ya ni siquiera eso les representa un punto a favor. El resultado es el mismo: nadie les cree nada.
Los argentinos tenemos una oportunidad única: asestar el golpe del knock-out. El 27 de octubre debe ser el día en que la ciudadanía en su conjunto diga "se terminó." ¿Será posible? ¡Apuesto a que sí!  


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