lunes, 3 de noviembre de 2014

Obrar según la virtud

El panorama económico sigue la tendencia de los últimos meses. La falta de dólares, que la presidenta ha lamentado en público no poder imprimir, está asfixiando la economía. Caen sin interrupción la actividad, las exportaciones, las importaciones y el superávit comercial. Suben el gasto público, el déficit fiscal y la inflación. Para este año, se ha pronosticado crecimiento negativo. Las viejas recetas de emisión monetaria  con el pretendido objetivo de impulsar la economía están a la orden del día, a pesar de que peronistas, radicales, y regímenes militares comprobaron hasta el cansancio el caos que eso ocasiona, y es la lección que como grito silencioso intenta llegar a la actual administración, pero el ministro de economía no se da por aludido.
A la presidenta no le va tan mal, de cualquier modo. En el terreno político, hace lo que quiere. Domina el congreso, impone su agenda, somete a los gobernadores  e ignora sin costo a una oposición dividida y sin una clara figura que se erija como líder, cuya única estrategia visible consiste en esperar; esperar que surja ese líder, esperar que alguien proponga una política de gobierno alternativa, que se derogue el cepo cambiario, esperar el año que falta para que Cristina abandone el poder, esperar la próxima marcha, esperar, esperar, esperar.
El abismo entre  dichos y hechos, entre relato y realidad, es cada vez mayor. Mientras la recesión continúa profundizándose, la consabida red de obsecuentes mediáticos sigue impulsando la guerra santa contra el diario Clarín, misión por la cual el pueblo le está inmensamente agradecido. ¿A quién le importa la postración en que ha caído la economía, la política, la vida institucional y cultural del país?
Cada vez hay más ejemplos en lo que a deterioro institucional se refiere. Ante una denuncia periodística sobre la desaparición de un expediente en la investigación del caso de la ex-Ciccone que podría incriminar al vicepresidente  Amado Boudou, el ministro de justicia Julio Alak se justificó diciendo que “en todos los poderes suelen extraviarse expedientes.” Eso va en contra de la forma de pensar de la presidenta, que dijo que no cree en casualidades sino en causalidades. En este caso, es la “casualidad” por la cual se “extravió” un expediente que podría haber aclarado quiénes son los dueños de The Old Fund, el fondo que se apropió de la imprenta hasta que el congreso, bajo la impronta kirchnerista, acudió en auxilio de Boudou estatizándola. Una cosa es segura, la nube de sospechas de corrupción que rodea al licenciado-guitarrista deberá tener muy pronto una definición que no será precisamente por casualidad.
Y la inflación ha provocado tales estragos que el gasto público tiene una cantidad de ceros tan grande que tampoco es por casualidad.
La nula credibilidad del gobierno no será superada por casualidad. El grave deterioro que el país acusa en todos los rubros, tampoco. En esta etapa de transición, el gobierno que asuma el año que viene recibirá una sociedad hastiada y diezmada por estos años de desgobierno basado en el favoritismo, el conformismo y la obsecuencia. Todo gobierno surgido de elecciones es el espejo de la sociedad civil que lo elige. Eso quiere decir que los políticos y los gobiernos hacen lo que las sociedades les dejan hacer… hasta que las mismas sociedades les ponen límites. Tenemos que evitar a toda costa lo que Ayn Rand llamaba “la última etapa;” esto es, “la etapa en la que el gobierno es libre de hacer lo que le plazca, mientras que los ciudadanos pueden actuar sólo por permiso; esa es la etapa de los períodos más negros de la historia humana, la etapa del régimen de la fuerza bruta.”
Si tenemos la oportunidad de votar y vivir en democracia, los argentinos debemos obrar según la virtud. Como decía Benjamin Franklin, “Sólo un pueblo virtuoso puede vivir en libertad; a medida que las sociedades se hacen corruptas y viciosas, aumenta su necesidad de amos.”
La frase del gran científico y político norteamericano se vincula perfectamente con la sentencia de Mariano Moreno. “Si los pueblos no se educan, cambiarán de tirano pero no de tiranía.”  

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