lunes, 6 de agosto de 2012

El derecho de propiedad

¿Cuál es el derecho más importante? El derecho de propiedad. Es la base de todos los demás derechos económicos y sociales.
El intelectualismo progresista tiende a vincular este derecho como un patrimonio exclusivo de los ricos y, por ende, utiliza esa premisa para justificar actos delictivos y violentos ejercidos contra la propiedad argumentando que esos hechos en realidad son el emergente de situaciones de injusta distribución de la riqueza. Aquel que comete crímenes como robos y hurtos no está atentando contra sus víctimas; sólo expresa las desigualdades e injusticias de la sociedad.
En primer lugar, los derechos sociales no se conquistan a través de delitos. El bienestar general no se consigue por medio de una zozobra generalizada de inseguridad en el ejido social que incluya robos, asaltos, usurpaciones de propiedad privada y todo tipo de violencia callejera. Los hechos delictivos, lejos de representar beneficios sociales, sólo significan perversas ventajas para sus autores. Además, si se permite que el monopolio estatal de la fuerza sea puesto en duda, será reemplazado no por benefactores, sino por organizaciones capaces de imponerse por la violencia. De esa manera, termina por imponerse no el más interesado en el bien común, sino el más violento.
El resguardo del derecho de propiedad es fundamental para la proyección de una comunidad civilizada a través del tiempo. El estado debe, más allá de todo devenir político o ideológico, garantizar la presencia de este derecho, en teoría y práctica, ya que es una garantía constitucional crucial. El derecho de propiedad está presente, implícito y explícito, en los tratados legales de todos los países del mundo. También en pactos internacionales que lo prevén y lo protegen. Es un derecho natural del hombre que sencillamente se desprende de la vida en democracia. El artículo 33 de la constitución argentina expresa:  "Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno." Por su parte, la novena enmienda de la constitución de Estados Unidos dice: "No por el hecho de que la Constitución enumera ciertos derechos ha de entenderse que niega o menosprecia otros que retiene el pueblo."
Tal vez el factor más importante del derecho de propiedad sea que no solamente beneficia al propietario propiamente dicho de un bien determinado, sino que su ejercicio redunda en el bien común. Lejos de ser un derecho exclusivo de los ricos y que únicamente opera en su favor, protege el uso y disposición efectiva de los derechos patrimoniales. Puede estar presente en el reclamo de un trabajador contra su empleador, en el reclamo de un pasajero contra un hotelero, de un beneficiario de un sistema provisional contra el estado, que ha administrado sus aportes.
Las naciones que han triunfado en el mundo son las que han sabido establecer un sistema inteligente de premios y castigos igual para todos sus habitantes. Y el punto que las une a todas es que han colocado al derecho de propiedad en el lugar de lo sagrado, en el lugar de lo intocable. Por el contrario, los países que siguen políticas populistas, basadas en odios y culpas sociales, sólo consiguen atraso y decadencia año tras año, generación tras generación. Simplemente, el estado debe garantizar paz y seguridad para todos. Esa paz y esa seguridad implica el pleno ejercicio de este derecho tan importante. Si la mentada "lucha de clases" que pregonan los intelectuales marxistas se realiza contra los ricos, no hay razón para pensar que sus embates no llegarán a los pobres a los que se pretende favorecer. Si los sectores más favorecidos de la sociedad no tienen seguridad, nadie la tiene.
Sin un claro concepto del bien y el mal, todo el bienestar económico concebible no será suficiente para guiar a la sociedad hacia un destino de grandeza y bienestar verdaderos.

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