jueves, 8 de abril de 2010

"Libertad en la tierra a todos sus moradores..."

Buenos Aires, enero de 1992

Dice el capítulo 25 del libro del Levítico en su versículo 10: "Y santificaréis el año 50 y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores." Tal vez nunca tuvieron estas palabras un significado tan especial como en la pasada Navidad cuando, en Moscú, la divisa roja de la hoz y el martillo fue arriada por última vez. No tendría sentido, por lo prematuro, tratar de colocar un acontecimiento tan crucial como la desaparición del comunismo en una perspectiva histórica, pero la importancia del hecho -resaltado por la increíble velocidad con que se llevó a cabo- nos obliga a una reflexión.
Decir que nos encontramos en un momento histórico sonaría obvio, pero sin duda se están insinuando cambios que dificilmente se los pueda desvincular de las profecías bíblicas. Las Escrituras hablan de un reino de Dios sobre la tierra en el que se lograría todo el bienestar que el Creador proponía originalmente para la humanidad. Ahora que la ciencia nos ha colocado en un plano donde la posibilidad de la mejora de la calidad de vida es tan concreta como en ninguna otra época, se ha derribado quizás el último gran obstáculo que impedía el logro de tal existencia.
El marxismo-leninismo surgió, al menos en teoría, como una alternativa frente a las falencias del capitalismo. Pretendían sus seguidores, tal vez creyéndolo sinceramente, que la sociedad estaría mejor si se le quitaba por la fuerza la riqueza a sus legítimos dueños para repartirla entre todos en partes iguales, que el accionar del hombre debía ser dictado por sus necesidades más que por sus deseos y que era justo tratar de imponer esa ideología en todo el mundo por la fuerza eliminando a la vez toda forma de pensar que no concuerde con la misma, tal como un animal garantiza su supervivencia sobre otro.
Pero esta singular "concepción" de la vida no solamente escapa a toda lógica ya que, como lo ha demostrado la experiencia histórica, es absolutamente impracticable, sino que llama al desprecio y al rechazo porque niega la condición misma de la naturaleza humana: la libertad. Porque niega, como decía Sartre, que el hombre está "condenado" a ser libre. Y hemos de convenir que fue "uno de los capítulos más negros de la historia de la humanidad," como definió Ronald Reagan a este sistema que ya pertenece al pasado.
El comunismo se mantuvo en el poder por más de siete décadas llegando a dominar unos cuarenta países en cuatro continentes. El sangriento balance que arroja desde su surgimiento en 1917 en Rusia, demuestra que millones de personas fueron arrancadas de sus hogares para terminar sus vidas como esclavos en algún campo de concentración mientras que a sus respectivas naciones se las sometía al imperio de Moscú, se les robaba su identidad, su gobierno, su libertad, su independencia. Científicos, religiosos, profesionales, estudiantes, engrosaban incesantemente la lista de víctimas escogidas por el perverso sistema manejado desde el Kremlin. Sólo bajo Lenin fueron muertas más de 14 millones de personas preparando así el terreno para su digno sucesor, Stalin, quien logró elevar la cifra a 20 millones entre los que se encontraban muchos de sus oficiales y colaboradores más cercanos, así como sus familiares. Sólo un gran trabajo de investigación podrá revelar cuantas víctimas fueron alcanzadas -y de que manera- por el solo crimen de no estar de acuerdo con el régimen.
Marx dijo, "la religión es el opio de los pueblos" con el fin de acabar con la conciencia humana. Una persona sin conciencia no puede admitir responsabilidades. Esta es, justamente, la clase de individuos que el comunismo necesita: inconscientes e irresponsables. ¿Cómo podía explicarse que mientras oleadas de seres humanos dejaban todo lo que tenían, incluso en muchos casos sus propias vidas, por escapar de los países donde el comunismo gobernaba, había quienes pregonaban el sistema en otras partes del mundo? ¿Por qué al mismo tiempo que los cubanos se iban literalmente a nado a los Estados Unidos dejando atrás la peor tiranía de toda la historia del hemisferio occidental, había en la Argentina bandas de forajidos que tenían en vilo a la población con recursos y armamentos suministrados por esa misma tiranía? Evidentemente, el lavado de cerebro y la mentira constante y permanente sumados a una política de terror y persecución en todos los estados comunistas (y no solamente en la Rusia de Stalin, como pretendía la izquierda para distraer la atención sobre las atrocidades cometidas por el comunismo a lo largo de toda su existencia) están en el corazón mismo del sistema, al igual que el fomento del odio y su materialización en todo tipo de atentados y agresiones cobardes.
Hablábamos de la imposibilidad de colocar acontecimientos recientes en perspectiva histórica. Sí es comprensible, a tres cuartos de siglo de distancia, que el pueblo ruso haya visto en el comunismo una aparente solucion a los males que pesaban sobre él. Pero de ahí a explicar la vigencia de un sistema que a la hora de pedírsele soluciones no puede más que presentar despensas vacías y campos de concentración llenos como es hoy el caso de Cuba, demuestra cuanto puede costar no aprender una lección: no debemos seguir como rebaño al primer vendedor de ilusiones que prometa redimirnos de los males sociales que a todos nos aquejan, pero cuya solución sólo puede darse "en unión y libertad" como dicen nuestros nuevos pesos contemporáneos de la nueva Rusia, por otra parte. El concepto de dominio humano por una ideología determinada se contradice con la complejidad del pensar y del sentir y tarde o temprano termina haciéndose añicos. Lo único que se lamenta entonces es el tiempo perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario