miércoles, 28 de abril de 2010

La Primavera de Praga

Durante la Guerra Fría, la Primavera de Praga fue un proceso de apertura política en Checoslovaquia que tuvo lugar entre enero y agosto de 1968. Este movimiento buscaba modificar progresivamente aspectos totalitarios que el régimen comunista tenía en ese país y poner en marcha una serie de reformas de corte liberal legalizando la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promoviendo la propiedad privada, la libertad de prensa y de expresión, el derecho de huelga, etc. Acabó cuando las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y ponen fin a este proceso.
En 1967, Checoslovaquia experimentaba una recesión económica causada por el modelo soviético de industrialización que se le imponía desde Moscú. El presidente Antonín Novotny fue perdiendo apoyo y el 5 de enero de 1968 fue reemplazado por Alexander Dubcek, Secretario General del Partido Comunista de Eslovaquia. Las reformas de Dubcek en cuestiones de procesos políticos, a las que él se refería como "socialismo con rostro humano" cobran forma en abril, cuando el gobierno lanza un "Programa de Acción" que garantiza la libertad de prensa, de expresión y de circulación. El programa se basaba en la premisa de que "el socialismo no puede significar solamente la liberación de los trabajadores de la dominación de la clase explotadora, pero debe hacer más por las disposiciones para una vida más plena con la personalidad de cualquier democracia burguesa." El programa limitaba el poder de la policía secreta que hasta ese entonces se había movido con total impunidad por todo el país, y avanzaba hacia la federalización de Checoslovaquia en las dos naciones que la componían históricamente: los checos y los eslovacos. Se abarcaba también la política exterior, incluyendo el mantenimiento de buenas relaciones diplomáticas tanto con los países de Occidente como con la Unión Soviética y otros estados comunistas. Se hablaba de una transición por medio de elecciones democráticas. Por primera vez en muchos años, voces opositoras al régimen empezaban a escucharse en los medios de comunicación.
En cuanto a economía, el programa establecía que el país debía incorporarse a la "revolución científico-técnica en el mundo" dejando atrás la era estalinista de industria pesada y producción de materia prima y energía. Además, se disponía recompensar debidamente a los trabajadores por sus calificaciones y competencias técnicas. Se declaraba que era necesario que las posiciones importantes fueran ocupadas por "gente capaz con cuadros de expertos de educación socialista" a fin de poder competir con las economías capitalistas. Era un proceso integral de reformas que estaba destinado a cambiar el curso de la historia.
Pero a algunos miles de kilómetros de allí, más concretamente hacia el este, había gente a la que no le convenía que se pusiera en práctica un proyecto tan idealista. Aunque el programa de Dubcek no pretendía en realidad una destrucción completa del antiguo sistema, fue visto por los jerarcas soviéticos como una amenaza a su hegemonía sobre otros países de Europa oriental donde gobernaban partidos comunistas y estaban totalmente dispuestos a anular esa amenaza. A los rusos les interesaba increíblemente el territorio checoslovaco por su estratégica ubicación en pleno corazón de Europa. No debemos olvidar que, en 1956, habían invadido Hungría. Y así, el 20 de agosto de 1968, las tropas de la Unión Soviética, Bulgaria, Polonia y Hungría invadieron la República Socialista de Checoslovaquia, como se la conocía oficialmente en ese momento. 200.000 soldados (cifra que posteriormente aumentaría a 600.000) y 2.300 tanques del Pacto de Varsovia invadieron el país. Ocuparon el aeropuerto de Ruzyne, en Praga, desde donde se dispuso el despliegue de más tropas, y confinaron a las fuerzas locales en sus propios cuarteles. Dubcek llamó a su pueblo a no resistir. Sin embargo, su prudente pedido no fue escuchado. Hubo protestas en las calles. Hubo activistas que se dedicaron a pintar las señales de tránsito para confundir a los invasores. Muchos pueblos pequeños fueron "rebautizados" con el nombre de Dubcek. La oposición popular a la invasión se expresó en innumerables actos de resistencia. El más significativo, sin duda, fue el de Jan Palach, el joven estudiante que se quemó a lo bonzo en la Plaza Wenceslao de Praga. Por su parte, el 25 de agosto, un grupo de ocho jóvenes rusos que se oponían a la invasión hicieron una protesta en la Plaza Roja de Moscú. Adquirió una especial significación la pancarta que desplegaron con el lema "por vuestra libertad y la nuestra." Fueron detenidos acusados de "antisoviéticos."
Dubcek, que había sido detenido en la noche del 20 de agosto, fue trasladado a Moscú para "negociar." Bajo fuerte presión de los políticos soviéticos, firmó el Protocolo de Moscú por el que se acordó que el Secretario General permanecería en su cargo y un programa moderado de reformas continuaría.
Los países occidentales no intervinieron militarmente en absoluto, sino que sólo ofrecieron una voz crítica por la invasión. La noche de la invasión, Canadá, Francia, Dinamarca, Paraguay, Gran Bretaña y Estados Unidos pidieron una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En la reunión, el embajador checoslovaco, Jan Muzik, denunció la invasión. Su par soviético, Jacob Malik, insistió en que las acciones del Pacto de Varsovia eran de "ayuda fraternal" en contra de las "fuerzas antisociales." En realidad, no hacía más que recurrir a la Doctrina Brezhnev, según la cual la Unión Soviética tenía derecho a intervenir cuando un país del "bloque del este" pareciera estar haciendo un giro hacia el capitalismo.
Al día siguiente, varios países propusieron una resolución que condenaba la intervención y exigía una retirada inmediata. Se procedió a la votación. Diez de los quince miembros del Consejo aprobaron la propuesta. La Unión Soviética (con poder de veto) y Hungría se opusieron. Inmediatamente, delegados de Canadá presentaron otra moción solicitando a un representante de Naciones Unidas que viajara a Praga y trabajara para la liberación de los dirigentes checoslovacos. Protestas contra la ocupación se realizaban en todo el mundo, incluyendo la ya mencionada en Rusia.
En abril de 1969, Dubcek fue sustituído como Secretario General por Gustav Husak, y comenzó un período de "normalización." Husak revirtió las reformas de Dubcek, expulsó a los miembros liberales del partido y destituyó de su función pública a los profesionales e intelectuales que abiertamente expresaban su desacuerdo y disconformidad. Trabajó para restablecer el poder de las autoridades policiales y fortalecer los vínculos con otros países socialistas. También trató de volver a centralizar la economía, ya que una cantidad considerable de libertad se había concedido a la industria privada durante la Primavera de Praga. Las opiniones políticas fueron nuevamente censuradas en los medios de prensa y las declaraciones de cualquier persona que no se consideraba de "plena confianza política" también fueron prohibidas. El único cambio significativo que sobrevivió fue la federalización del país, que dio como resultado la creación de la República Socialista Checa y la República Socialista Eslovaca en enero de 1969.
Años más tarde, el líder soviético Mijaíl Gorbachov, reconoció que sus políticas de liberalización, glanost y perestroika tenían una gran deuda con la Primavera de Praga y el "socialismo con rostro humano" de Dubcek. Un régimen democrático es coherente consigo mismo: está diseñado para vivir y aprovechar la libertad. Un régimen totalitario también es coherente consigo mismo: su lógica interna es la opresión. No deja ningún resquicio por donde puedan filtrarse el libre pensamiento y la libre expresión, sus dos grandes enemigos. Toda alternativa es anulada, todo rival es encarcelado o muerto, toda rebeldía es acallada. Si un régimen hasta ese momento cerrado abre una hendija, firma su propia sentencia de muerte. La libertad son islas que tienden a expandirse hasta formar un archipiélago y, por fin, un continente. O como decía George Orwell, la libertad es poder decir libremente que dos más dos son cuatro. Si eso se concede, todo lo demás se dará por añadidura.
Después de que cayese el comunismo en Checoslovaquia con la Revolución de Terciopelo en noviembre de 1989, Alexander Dubcek fue elegido presidente de la Asamblea Federal, cargo que desempeñó hasta junio de 1992.
El 1 de enero de 1993, Checoslovaquia se escindió en las actuales República Checa y República Eslovaca.
Por una ironía del destino, Alexander Dubcek no vivió para verlo. Falleció en noviembre de 1992.

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