domingo, 5 de diciembre de 2010

FSLN - Felices Son Los Nueve

Los simpatizantes del marxismo señalan las diferencias económicas de las sociedades liberales, pero irónicamente, es en los países que habían hecho suyas las políticas de distribución de la riqueza predicadas por el marxismo donde se registran las más grandes brechas. En la Nicaragua sandinista, por ejemplo, el ingenio popular había rebautizado -por sus siglas- al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional como "Felices Son Los Nueve," en referencia a los nueve comandantes del régimen de Managua cuya gestión tuvo como resultado una caída del salario real del noventa por ciento y una hiperinflación del 33.000% anual. No es el único caso. Un "logro" parecido se dio en Perú con Alan García. Mientras los funcionarios vieron crecer sus patrimonios personales de manera astronómica, los cuales depositaban en el exterior, el dinero de los peruanos fue destruído asimismo por la hiperinflación de manera que quien tenía cien intis en el banco al comienzo del gobierno de Alan García, tenía apenas dos intis al finalizar su mandato. Cuba, por su parte, recibió un subsidio soviético a lo largo de tres décadas por un total de cien mil millones de dólares. El beneficiario, por supuesto, no ha sido otro que Fidel Castro quien hoy se encuentra entre los hombres más ricos del planeta.
Hay más ejemplos, pero estos solos bastan para demostrar que la historia de América Latina es una historia de países pobres y gobiernos ricos. Mientras más ricos los gobiernos; o, mejor dicho, mientras más rica las camarilla íntima del poder, mayor la incapacidad de crear sociedades donde la riqueza se extienda a toda la comunidad.
¿Y qué hace el gobierno con tanto dinero? ¿Construye escuelas y hospitales como propondría cualquier liberal? No. Paga clientelas políticas, financia inflación, y hace gastos estúpidos como estatizar empresas. Los gobiernos que se dicen amigos de los pobres se hacen ricos y gastan dinero en cosas que jamás redundan en beneficio de los pobres. Sus políticas progresistas y revolucionarias cargadas de buenas intenciones -ayudar a los pobres- consiguen exactamente lo contrario: hacer que los pobres sean más pobres. Irónicamente, se cumple el axioma marxista "los ricos son más ricos y los pobres son más pobres" porque los gobiernos son cada vez más ricos.
Y como los pobres son cada vez más pobres, quieren emigrar, salir a ganarse la vida en otros países donde consiguen abrirse camino, algunos muy exitosamente, otros no tanto, pero con suficiente fortuna para dar una mano a sus familiares, los que se quedaron atrás.
El ejemplo latinoamericano más notable de exilio exitoso es, sin duda, el de los cubanos, esa comunidad tan próspera y diligente de Estados Unidos que ha elegido este país porque, sencillamente, hay un clima institucional distinto al de la isla gobernada por el camarada Fidel.
Pese a todos sus defectos, el capitalismo es mejor que las políticas de izquierda para beneficio de los pobres. La prueba estriba, precisamente, en que hay que mirar hacia donde emigran. Cuando salen de sus países, lo hacen para ir a una sociedad capitalista. Buscan un sistema que garantice los derechos de propiedad, la inviolabilidad de los contratos, la eliminación de los derechos monopólicos, la reducción de los costos e insumos empresariales, la facilitación de la competencia. Factores todos estos indispensables de una economía de mercado.
Una de las principales características del capitalismo es su masificación a través del tiempo. Implementos de uso tan común en la actualidad como una radio o un televisor habrían parecido un lujo inconcebible para un rey de la Edad Media porque ni siquiera existían. Cuando recién se inventaron, esa radio y ese televisor eran objetos que sólo ostentaban los más ricos. El capitalismo, obviamente, beneficia en primer término a los ricos, pero enriquece también, aunque sea muy lentamente, a los demás. La paradoja es que la movilidad social ascendente radica en las desigualdades. ¿Qué incentivo puede tener un cubano para producir más si sabe que nunca podrá tener derecho a la propiedad privada de los medios de producción ni al usufructo de su esfuerzo, que será eternamente oveja de un rebaño anónimo en un reino de igualdad social, que será eternamente un cero en una cartilla de racionamiento? Al desaparecer el incentivo, desparece también el producto total, la riqueza en su conjunto, y lo que queda para distribuir es por tanto mucho más exiguo. El capitalismo pone en práctica el principio de la propiedad privada, permite al hombre usufructuar su esfuerzo y, en consecuencia, incentiva a producir más; y la riqueza en su conjunto crece en progresión geométrica. Es un proceso que debe realizarse bajo el imperio de una ley igual para todos.
Un clima institucional propicio para la empresa y estimulante para el ahorro sumado a la seguridad jurídica y la austeridad administrativa son los factores que aseguran el crecimiento y el desarrollo.

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