miércoles, 8 de diciembre de 2010

Por obra de nazis y comunistas

En virtud del pacto alemán-soviético del 23 de agosto de 1939; Estonia, Letonia y Lituania fueron incorporadas a la URSS; Polonia quedó dividida entre la URSS y Alemania, y Rumania perdió Besarabia. El pacto de 1939 tenía dos partes: una pública, de no agresión, y una secreta. La primera permitió al gobierno de la Alemania nazi comenzar la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia, el 1 de setiembre de 1939. En esa ocasión, el dipómático alemán Ulrich von Hassell, escribía en su diario lo siguiente: "Veo claramente que los rusos han hecho el pacto con nosotros para alentarnos a llevar a Europa a la guerra... La parte soviética ha demostrado interés en Besarabia. La parte alemana declara su total desinterés por estas regiones."
Besarabia es la actual República de Moldavia. Hasta 1991, fue la República Socialista Soviética de Moldavia y su destino comenzó a perfilarse gradualmente.
El 26 de junio de 1940, el canciller soviético Molotov, que algunos meses antes había declarado públicamente que "entre la Unión Soviética y Rumania existe un problema no solucionado: el problema de Besarabia," presentó al gobierno rumano un ultimátum para que se cediera en el plazo perentorio de 24 horas Besarabia y parte de la región de Bucovina. Afirmaba que, en 1918, Rumania, "aprovechando la debilidad militar de Rusia, se apoderó de una parte de su territorio, Besarabia, poblada principalmente por ucranianos," y señalaba que el reclamo por Bucovina era "una insignificante indemnización de la gran pérdida causada por los 22 años de dominación rumana en Besarabia." El mundo ya había entrado de lleno en la guerra, las presiones eran muy fuertes en todas partes y Rumania no pudo hacer otra cosa que entregar los territorios que se le disputaban. "Por error," hubo algunos muertos. El balance de poder quedaba así constituído. Todo a favor del más poderoso, nada a favor de sus "asociados."
Por obra de nazis y comunistas, Rumania fue despojada de una parte de su territorio nacional. La conjuración entre ambos regímenes fue feroz, pero también quiso ser hábil para rehuir responsabilidades. A pesar de que los soviéticos alegaban velar por el interés de los rusos y de los ucranianos de ese país, su historia nada tiene en común con Rusia ni con Ucrania. Ocupado, como todas las tierras rumanas, por los turcos y desde mediados del siglo XIII por los mongoles, fue liberado con la fundación del Principado de Moldavia por la dinastía Mushat en la segunda mitad del siglo XIV.
Su historia fue agitada, tempestuosa y de guerras interminables ya que por el sur comenzaron, desde 1369, las incursiones otomanas, y por el norte siguieron las de los mongoles. Sin embargo, este estado logró mantenerse libre del dominio de los otomanos gracias al valeroso príncipe Esteban el Grande, que gobernó entre 1457 y 1504 y venció a los turcos en dos grandes batallas que tuvieron lugar en 1462 y en 1475, respectivamente. Rusia no llegó a limitar con Moldavia hasta la segunda partición de Polonia (1793), y sólo en 1812 logró, por primera vez, anexársela. Los censos rusos de 1817, 1858 y 1862 indicaron porcentajes de 86, 66, y 51 por ciento de rumanos con un crecimiento sostenido de ucranianos.
Sin embargo, cuando la región se reintegró a Rumania en 1918, los rumanos seguían siendo dos tercios de la población.
Durante los años de poder soviético la comunicación entre Moldavia y Rumania prácticamente no existió porque el Kremlin no lo permitía.
Hace mucho tiempo que cayó vencido el régimen nazi; también, el soviético, pero los efectos de su intriga todavía perduran. Este es sólo un ejemplo de la manera en que las dictaduras tergiversan y distorsionan la historia para llevar a cabo sus crímenes. Sus mentiras, sus engaños, su demagogia, alcanzan a las más profundas raíces y llevan a los pueblos a la más completa destrucción. El inhumano régimen de la dictadura sólo podrá ser vencido por la verdad ya que, como decía San Agustín, existirá la verdad aunque el mundo perezca.
Las inmortales palabras del obispo y filósofo son corolario de Juan 8:32: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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