sábado, 4 de junio de 2011

Inmigración y salarios

Recientemente, las autoridades mexicanas hallaron a 513 personas hacinadas en dos camiones remolque que habían pagado 7.000 dólares para ser introducidas ilegalmente en los Estados Unidos. ¿Por qué estas personas estarían dispuestas a pagar tanto, soportando ese tipo de condiciones sólo para ir a trabajar al país del norte? Hay una cruel ironía que lo explica: el mundo se mueve sobre políticas que oprimen a las mismas gentes a las que supuestamente ayudarían. Esto se ve muy especialmente –se refleja en el caso de esos inmigrantes- en el contexto del mercado de trabajo (fábricas, talleres, etc.) y la mano de obra disponible.
Los analistas estadounidenses Benjamin Powell y David Skarbek, famosos por sus investigaciones sobre los talleres de manufacturas conocidos como “sweatshops” afirman en un artículo de la revista Human Rights Quarterly, que si bien dichos talleres se caracterizan por sus duras condiciones laborales (largas jornadas, pagos por hora, etc.) constituyen una válida alternativa para trabajadores inmigrantes, que son los que suelen contratar. Powell sostenía que si sometía a esos talleres a estrictas normas de seguridad y otras exigencias legales, se perjudicaría a los trabajadores. He aquí el por qué: si se encarece el trabajo, las empresas contratarán menos. Hay un sinnúmero de razones por las que un trabajador podría preferir una paga más alta antes que un lugar de trabajo más “seguro,” pero con paga más baja. La remuneración comprende tanto los salarios como las condiciones laborales. Si se obliga a los empleadores a mejorar la seguridad del trabajo, los trabajadores terminarán por percibir menos. Una empresa debe mostrarse competitiva para subsistir en un mercado siempre cambiante. Si se la somete a una maraña de regulaciones legales, no podrán hacer frente a los gastos y el resultado final será que no podrán seguir absorbiendo nuevos empleados. Una empresa que no maximiza sus beneficios genera una combinación más pequeña de nuevos recursos en base a los cuales invertir en el futuro. Menos capital significa una productividad más baja y, por lo tanto, salarios más bajos. Por eso, es preferible que las empresas paguen salarios más bajos ahora para que puedan aumentarlos mañana. Pero eso sólo lo lograrán a su propio ritmo de crecimiento. Las máquinas eficientes funcionan sin que se las sometan a apremios. De la misma manera, la economía debe moverse con toda la comodidad que necesita en el contexto de un mercado libre. Más regulaciones e intervención estatal sólo causan entorpecer dicho movimiento. Por el contrario, el mercado librado a su propia operativa es garantía de progreso y crecimiento real para todos. Como decía Thomas Sowell, “No tengo fe en el mercado: tengo pruebas.”
Una crítica muy peyorativa suele ser que las empresas “grandes” pueden pagar más. En realidad, no pueden hacerlo, porque están compitiendo en un mercado globalmente competitivo por el capital financiero. Si Nike decide absorber los costos pagando salarios más altos que los del mercado y aceptar utilidades más bajas, tendrá problemas para obtener capital en virtud de que los inversores se preguntarán “¿por qué debería aceptar un retorno del 4% anual cuando puedo obtener un 5% invirtiendo en Reebok?”
Los salarios son el resultado de la oferta y la demanda. Las empresas contratarán personal hasta el punto en que el empleo de una hora adicional de trabajo o un trabajador adicional sume más costos que ingresos. Los trabajadores ofrecerán su servicio hasta el punto en que la prestación de una hora de trabajo adicional no justifique la remuneración. Encarecer el trabajo, entonces, hará que las empresas contraten menos.
Hay mucho que se puede hacer para ayudar a los trabajadores de todo el mundo. Por ejemplo, facilitar a las empresas invertir en los países pobres. Esto le brindaría a los trabajadores más opciones y eleva los salarios. Otra política es abrir las fronteras a los inmigrantes. El economista Lant Pritchett afirma que la inmigración abierta aumentaría los ingresos de los pobres de todo el mundo más que cualquier otra política de ayuda que está siendo debatida. Los inmigrantes traen habilidades que son complementarias antes que sustitutivas de las habilidades que poseen los trabajadores locales. Una política de inmigración abierta, sencillamente, va a ayudar a todos.
Más capital invertido en los países pobres significa mayores ingresos para los trabajadores de esos países. Más inmigrantes en los países ricos significan mayores ingresos no solamente para los inmigrantes sino también para los trabajadores nativos de esos países. Si los defensores de los pobres de todo el mundo desean hacer algo que realmente los ayude, deben empezar a trabajar para eliminar las barreras al libre comercio y la libre inmigración.

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