viernes, 11 de mayo de 2012

The Bill Clinton

Los graves incidentes registrados ayer en la legislatura de la provincia de Buenos Aires ilustran de forma fehaciente, elocuente, cuál es el punto clave de la estrategia del kirchnerismo para mantenerse en el poder: la construcción de un enemigo externo como una manera de exculpar la mediocridad y la incapacidad con que están administrando el país.
Los  violentos enfrentamientos entre productores rurales, que se oponían a una suba de impuestos, y miembros de "la Cámpora" que intentaron impedirles que ingresaran al recinto de la Legislatura causaron al menos seis heridos. Además, hubo vidrios rotos, volaron piedras y hasta un matafuegos. "Hubo mujeres golpeadas," aseguró una productora de Chivilcoy. Otro ruralista afirmó: "Los de la Cámpora empujaron, presionaron y rompieron dos garitas de vidrio. Con esos vidrios se lastimaron." Estos actos republicanos de una talla cívica ejemplar crean, sin duda, el ambiente propicio para que los capitales de todo el mundo vengan a invertir a la Argentina, una republiqueta bananera del tercer mundo a cuyo lado Uganda ya parece Austria.
La Argentina logró construirse y proyectarse al mundo con una identidad singular y respetable a partir de los ilustrados constituyentes liberales de 1853. Mitre y Sarmiento delinearon el modelo que Roca perfeccionó. Así, la educación, el trabajo, la familia, el respeto, el disenso, la justicia independiente, el funcionamiento neto y transparente de las instituciones, fueron los valores simples, claros, nítidos que formaron y engrandecieron al país. Por el contrario, hechos tan lamentables como los de ayer degradan y deforman la república y socavan el tejido social. Con un sistema de partidos políticos sumido desde hace una década en una profunda crisis y con una oposición incapaz de erguirse como alternativa valedera, el kirchnerismo se siente a sus anchas para moverse con la impunidad y prepotencia que lo caracteriza. No por nada, el lema convocante del acto de la presidenta en Vélez dos semanas atrás fue "Unidos y organizados."
¿Unidos y organizados para qué? ¿Para amedrentar, para empujar, para tirar piedras, para romper vidrios, para insultar? ¿Usted y yo no tenemos derecho a saber para qué se une y se organiza esta gente? Más aún cuando el importante estadio de Vélez Sársfield, el quinto más grande del país, fue alquilado presumiblemente a un costo de varios cientos de miles de dólares del dinero de los contribuyentes. Dicho de esa manera, esa consigna plantea una gran incógnita que el gobierno tiene la obligación de resolver. Claro que la distribución de la pauta publicitaria que efectúa el gobierno, que no tiene otra finalidad que recompensar a los medios afines al oficialismo y castigar a los que evitan caer en la docilidad, no ayuda.
Así, los muchachos kirchneristas se muestran como militantes puros y reciclan su poder a través de la permanente construcción de enemigos. Tanto es así que hasta se autodenominan "soldados de Cristina."
Esto nos retrotrae a otras épocas en las que había gente que decían que eran "soldados de Perón," actitudes en todos los casos que arrojaron resultados nada felices. ¿Por qué, mejor, no son todos civiles?
Y para los que asumen la igualmente nada feliz actitud de justificar lo injustificable, será mejor que no recurran a sus viejas estratagemas porque lo único que van a conseguir va a ser quedar muy mal parados. ¿Ignoran, acaso, que su arma de elección, la dialéctica marxista, es una pieza de museo? El escritor Osvaldo Bayer acaba de afirmar que "mientras haya villas miserias, no habrá democracia." O sea, nunca habrá democracia. En todos los países del mundo hay villas miserias, incluso en Cuba, aunque Bayer y muchos otros no lo quieran admitir.
A cualquiera de nosotros nos resultaría inconcebible que en Estados Unidos una agrupación llamada "The Bill Clinton" o "The Franklin Roosevelt" irrumpa en la legislatura de Baltimore, Maryland, y cause siquiera una décima parte de lo que causó la Cámpora ayer en La Plata. Aunque esto es otro tema. Ya estamos hablando de Estados Unidos, un país donde hay villas miserias, pero felizmente, no hay "soldados de Obama."  
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